Luego del traspié en la cumbre presidencial de marzo, que terminó en una disputa verbal entre Alberto Fernández y el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou, Argentina apuesta por una combinación de iniciativas y ofertas para zanjar las diferencias internas y revitalizar el grupo en la reunión de cancilleres de este lunes. La presidencia pro tempore peronista recogió el guante y decidió actuar antes de que tome la posta el impredecible Jair Bolsonaro. Las discusiones por el Arancel Externo Común (AEC) y la flexibilización del bloque estarán sobre la mesa regional.
De manera virtual, este lunes se verán las caras el canciller Felipe Solá y sus pares de Uruguay, Francisco Bustillo, y Paraguay, Euclides Acevedo, y el flamante ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Carlos Alberto França. Según pudo saber Letra P, cuatro serán los temas de la agenda: la revisión del AEC, la agenda de las negociaciones externas, la reforma institucional del bloque y las propuestas de protocolo para la circulación de carga. De todas maneras, el objetivo primordial será encontrar una salida consensuada para las diferencias que condenan al organismo a una actualidad de apatía e indiferencia internacional.
A casi un mes de la pelea entre Fernández y Lacalle Pou por el “lastre” que significaba el bloque para Montevideo y la invitación a tomarse “otro barco” por parte de Buenos Aires, la delegación argentina avanzó en una propuesta para modificar el AEC. Propone bajar los aranceles en el nomenclador a casi 1.900 productos de insumos del actual 2% al 0% y reducciones sobre bienes de capital y accesorios que no se fabrican actualmente en la zona. De esta manera, se conseguiría una baja en los hechos, pero sobre un universo que no golpearía a la industria regional, uno de los objetivos del Frente de Todos.
En el bloque hay coincidencias, pero con distintas sintonías, en la necesidad de reducir los aranceles. Mientras que Uruguay, Brasil y Paraguay promueven una baja considerable para lograr competitividad internacional, Argentina opta por la prudencia y el cuidado de su industria nacional. En el Palacio San Martín destacan, además, que Buenos Aires hará una propuesta formal sobre el AEC en la cumbre mientras que Uruguay, a pocos días del encuentro, todavía no presentó ningún escrito. “La propuesta argentina es clara y cuenta con el respaldo de todo el Gobierno. Del otro lado no vemos que sea tan así”, le dijo una fuente de la cancillería argentina a Letra P.
“Argentina viene trabajando junto a sus pares en una propuesta de armonización del AEC desde hace meses. Está en proceso de negociación para llegar a un acuerdo consensuado porque hay puntos de vista entre los países que no son idénticos”, aseguró a este medio una de las personas encargadas de las negociaciones. Por otra parte, las aún ausentes iniciativas uruguayas encuentran una serie de obstáculos. Desde el punto de vista macro, la pandemia que lleva al mundo, en lugar de abrirse, a cerrarse en bloques regionales. Desde el micro, la asunción del multilateralista França como nuevo canciller brasileño y la salida de su aliado trumpista Ernesto Araújo. El propio Franca ya se comunicó por teléfono con Felipe Solá en una conversación que, según pudo saber este medio, dejó buenas impresiones en la diplomacia local. Por eso, el canciller uruguayo ya reconoció ante la prensa vecina que trabaja en un “plan B”.
El otro punto sobre el que insistirá la Argentina es el relacionamiento externo del bloque. Por mandato fundacional a través de la norma 32/00, todos los tratados con terceros se deben hacer de forma consensuada y no de manera unilateral, como desea Uruguay. En este punto también existen diferencias porque Buenos Aires pugna por negociaciones conjuntas para defender el carácter de unión aduanera con el que fue creado el bloque. Las mismas se manifestaron en el acuerdo de avanzar a distintas velocidades en las negociaciones con Corea del Sur ante el deseo oriental y la resistencia argentina. El lunes se espera una propuesta formal por parte de Uruguay sobre este tema que, adelantan en la Cancillería local, puede llegar a discutirse porque “siempre hay voluntad de diálogo”. “Creemos que siempre, pero más que nunca en pandemia, es necesario negociar externamente en conjunto, lo cual no implica no negociar, sino hacerlo bien y no abrir por abrir”, graficó una fuente consultada por este medio. En este punto, Fernández contará con un aliado: Paraguay. El país guaraní no está dispuesto a dar el brazo a torcer y en la Casa Rosada se apoyarán en esa alianza temporal para ganar la discusión.
Orientales, a Oriente
Los deseos uruguayos para reducir los aranceles y flexibilizar el bloque se enmarcan en sus propias dinámicas internas y los cambios vividos por su comercio exterior en los últimos años. Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC por sus siglas en inglés), en el año 2000 sus dos principales socios fueron Brasil y Argentina, donde destinó el 21,8% y el 15,5% de sus ventas respectivamente. En 2019 su principal comprador fue China, que representó el 28,9% de sus exportaciones ante el 12,3% de Brasil y el 4,8% de Argentina. Montevideo mira con atención hacia Pekín, donde ve su futuro, pero sabe que en la actualidad no puede profundizar el vínculo porque Paraguay aún reconoce la independencia de Taiwán y China no firmará un acuerdo mientras esta situación se mantenga. Del otro lado del charco, Argentina ve en el bloque su área de preferencia y, según el INDEC, el destino del 18,2% de sus exportaciones y el 26,6% de sus importaciones en 2020.
La Argentina llega de nuevo en el ojo de la tormenta a un encuentro del Mercosur. Las miradas apuntarán a Buenos Aires, que deberá liderar el juego con sus propuestas y sus limitaciones. Será mejor hacerlo ahora y con pelota dominada antes de que se lleve el juego la presidencia pro tempore de Bolsonaro.