Una frase del presidente del bloque de diputados del PRO en el Congreso, Cristian Ritondo, y un gesto de afirmación del intendente de Vicente López, Jorge Macri, en medio de una breve charla en la Casa Rosada sobre una posible reforma en el calendario electoral fue suficiente para reinstalar la propuesta con la que viene insistiendo el oficialismo y un sector de la oposición nacional: postergar las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) y las elecciones generales. La información, que cruzó Balcarce 50 con distintas interpretaciones, tensionó la relación entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio en Buenos Aires, que no sólo desconoció un acuerdo al respecto, sino que culpó a algunos de los funcionarios presentes de tergiversar el encuentro para sacar un rédito político. En la marea de críticas opositoras, tanto públicas como privadas, hubo lugar para rescatar el rol de Máximo Kirchner y la posibilidad concreta de bajar las tensiones y retomar la agenda electoral.
“Si proponen cambios, se tiene que discutir en el Congreso”, respondió Ritondo en la reunión de la que también participaron el ministro del Interior de la Nación, Eduardo de Pedro; el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof; los diputados del oficialismo Kirchner y Sergio Massa. Cerca suyo, Macri asintió a su par legislativo. Aunque sin acuerdo, quedaron abiertas las negociaciones. Incluso, fuentes de Juntos por el Cambio le dijeron a Letra P que Massa trabaja para armar una nueva reunión la semana próxima, esta vez entre los presidentes de los diferentes bloques de la Cámara de Diputados y De Pedro, para avanzar en más definiciones.
Dirigentes bonaerenses del PRO y de la UCR consultados por este medio advirtieron que el camino que deberá transitar el gobierno para llegar a un acuerdo con ellos es mucho más empantanado que antes de la fotografía que se tomaron en el Patio de las Palmeras. “No hay posibilidad de correr el calendario y menos después de que nos operaron con el tema. Si hubieran dicho que hubo un breve diálogo hubiera sido correcto, pero marcar que hubo un principio de acuerdo rompe toda lógica política”, remarcó con cierta crispación un hombre cercano al jefe comunal de Vicente López. “Si antes tenían que hacer 10 cuadras para encontrarnos, ahora van a tener que ser 10 kilómetros”, amplió.
Además, en el partido amarillo apuntan al presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, como uno de los que filtró la información, y rescatan al líder de La Cámpora de cualquier maniobra paralela. “No creemos que Máximo se haya subido a esa operación, lo vemos demasiado serio para mandarse una de estas, totalmente desprolija, propia de un chiquilín, porque era obvio que no iba a correr mucho, sacaban el tema y nosotros lo desmentíamos”, sumó una fuente del PRO.
En el radicalismo, que tuvo como representante en la Casa Rosada a la vicepresidenta electa del histórico partido a nivel bonaerense, Érica Revilla, suman que “la decisión de modificar el calendario no puede estar arreglado o definida por el oficialismo”. “Esta decisión se toma en el Congreso y no creo que perjudique a la oposición postergarla y tampoco que ese tiempo beneficie al oficialismo, al contrario”. La lectura tiene que ver con que la crisis económica y social provocada por la pandemia y un eventual retraso en la campaña de vacunación podría perjudicar en las urnas al gobierno. Más tiempo pasa, más difícil se le pone al gobierno, entienden bajo aquella lógica.
Con más o menos tensión entre las partes, si a nivel nacional avanzan con un acuerdo para postergar las PASO, Kicillof podrá recurrir a un decreto para acompañar la decisión o llevar la propuesta a la Legislatura. La oposición ya avisa que la primera instancia los va a encontrar dispuestos a la batalla; la segunda, aunque no menos problemática, podría tener a sectores de Juntos por el Cambio como aliados en el Senado.
“Lo que hicieron nos genera desconfianza. Hablar de modificar los plazos electorales este año no está bien salvo que nos obligue la pandemia, porque sabemos lo que significa la pandemia y sería una locura oponernos. Estaríamos de acuerdo si fuese sólo una cuestión sanitaria, pero hay que decir que hacerlo por ley también es complicado porque de lo contrario todos los años van a pensar que se puede modificar el calendario”, sostuvo un senador.