Leandro Busatto cree que cumplió un ciclo. Dos mandatos y medio en la Legislatura son demasiado, interpreta. Además, aguardaba que, ante el regreso del peronismo al gobierno, su juego político fuese de fuste y relevancia. Pero no, no lo es. Por ese motivo, el diputado provincial kirchnerista arrancó un proyecto de mover “todo lo que esté a su alcance” para encabezar la lista de diputados nacionales del Frente de Todos en Santa Fe.
¿Qué significa “todo lo que esté a su alcance”? Busatto sabe que la candidatura no depende de él. La lapicera la tienen la vicepresidenta Cristina Fernández, el presidente Alberto Fernández y el gobernador Omar Perotti, en ese orden. Puede hacer su aporte también el ministro de Defensa Agustín Rossi, jefe sectorial del legislador nacido en la ciudad de Santa Fe.
En cuanto a los factores internos y propios de su juego de mesa, Busatto desplegará una fuerte presencia en Rosario, con actividades y contacto con medios. Es que una cosa es Santa Fe y otra Rosario, y cada ciudad tiene su agenda, bien disímil a la otra. Por otro lado, tomará la autopista a Buenos Aires cada vez más seguido.
En ese objetivo metió reuniones en las últimas semanas con el jefe de Gabinete Santiago Cafiero y el jefe de la bancada de Todos en Diputados, Máximo Kirchner. Si bien es kirchnerista, Busatto proviene de la Corriente de la Militancia y no de La Cámpora. Eso no le impide tener un vínculo con el hijo de la vicepresidenta. En cambio, sí mantiene una relación de tensión casi permanente con el referente camporista provincial, el diputado nacional Marcos Cleri.
A Cafiero lo conoce desde la génesis del Grupo Callao, aquel armado que lideró el presidente cuando desconocía que iba a ser ungido por Cristina. Busatto fue el primer referente del interior del país que tuvo el espacio.
Con un gobierno de estilo conservador, como el que conduce Perotti, asoma en Busatto una incomodidad. Más de choque, confrontativo, de discurso contundente y vehemente, el diputado no es un alfil decididamente oficialista. Quiso serlo en el inicio de la gestión, su bloque y él tuvieron encuentros pacificadores con Perotti, pero cada uno siguió por su carril.
A la gestión que conduce Perotti le falta volumen político. Lo mejoró con el ingreso de Roberto Sukerman en Gobierno y Marcos Corach en Gestión Pública. Busatto, desde su lugar, pudo aportar a esa amalgama, pero nunca lo fue. Se concentró en sus agendas, en defender la tarea del ministro de Seguridad Marcelo Sain y bancar al presidente Fernández desde sus redes sociales.
No lo ayuda a Busatto la composición de la bancada PJ en Diputados. El oficialismo tiene siete cabezas de un total de 50 legisladores y legisladoras. El Frente Progresista, comandado por el exgobernador Miguel Lifschitz, hace y deshace sin rivales en la Legislatura.
Por ese motivo, el diputado va a perseguir su deseo. Apostará todas sus cartas en fin del objetivo de ingresar al Congreso. El tiempo dirá si las lapiceras de trazo grueso firmarán su propuesta.