LOBBY REAL

Hidrovía: la revancha Máxima

Qué hay detrás de la firma holandesa que busca quedarse con la nueva concesión. Rosca diplomática y rastros del macrismo para un desquite 25 años después.

 

Ahora que el gobierno nacional prepara contrarreloj el pliego para adjudicar el canal fluvial por donde se moviliza el 75% de las exportaciones agroindustriales y el 90% del tráfico de contenedores del país, acuciado por las presiones políticas y privadas para que se defina la transición del servicio a partir de abril hasta la nueva adjudicación, los holandeses entienden que es hora de tirar todo a la cancha.

 

Vienen preparando la revancha desde hace un cuarto de siglo con una fina diplomacia del gobierno neerlandés, aunque en los últimos años profundizó el lobby aprovechando que la administración de Mauricio Macri mantenía una buena sintonía con la reina de los Países Bajos, Máxima Zorreguieta. El nexo con el macrismo sigue vivo a través del expresidente provisional del Senado, Federico Pinedo, quien, según pudo saber Letra P, asesora a la compañía. Si bien logró estar entre las preferencias del gobierno anterior, también intenta una conexión con la administración que encabeza Alberto Fernández, que no se espanta por su affair macrista y la suma al listado de indefiniciones en el tema. 

 

La chance fallida

Cuando en 1995 se diseñó la Hidrovía, Boskalis se acercó rápidamente para quedarse con el negocio que prometía colocar a la vía navegable entre una de las más importantes del mundo. Con la Reforma del Estado del menemismo recién pulida, garantías de subsidios generosos y una experiencia de 90 años que la encontraba como la más poderosa del mercado, la compañía holandesa llegaba a la licitación con todos los números.

 

Inclusive contaba con la promoción de firmas nacionales de fuerte poder en el sector agroexportador que tejían posicionamientos para redituar cuando la Hidrovía despegara. Puntualmente, la cerealera Vicentin, hoy concursada, apadrinó a los holandeses y hasta se comenta que se hizo cargo de los pliegos y los estudios de consultoría.

 

Sin embargo, la licitación del dragado quedó en manos de Jan de Nul, que pegó el salto al explotar el negocio de la vía navegable. Hoy, ante el inminente llamado a licitación del servicio de dragado y balizamiento que vence el próximo 30 de abril, el escenario es distinto. Los belgas están en el top del dragado mundial y conocen cada rincón del río Paraná.

 

Sintonía fina

Boskalis lo sabe. Por eso, apretó el acelerador en los últimos años para colocarse como la favorita, una vez más, para mantener el río y también impulsar proyectos de tratamiento de cuencas en la llanura pampeana. La embajada holandesa en Argentina, habitualmente acerca al establishment sus empresas más pujantes, como las de la banca financiera, el sector petrolero con Shell y el dragado e ingeniera hídrica con Boskalis y Van Oord. Es la encargada de hacer el trabajo fino con eventos públicos de promoción, pero también reuniones privadas con empresarios, operadores o expertos.

 

A modo de ejemplo, en una visita a Rosario, el embajador Roel Nieuwenkamp telefoneó ya entrada una noche de fines de 2019 a un experto portuario que se encontraba en un evento privado. La insistencia logró que lo recibieran para indagar sobre detalles del sistema navegable y llevarse información técnica de primera. 

 

Este tipo de reuniones es informado a las autoridades superiores, aunque quede fuera del registro. Las consideraciones geopolíticas, las conveniencias comerciales y las relaciones internacionales deben partir de la mesa gobernante, por lo que no es descabellado pensar que la reina Máxima haya tratado de influir en el negocio aquí mencionado.

 

Tierras bajas

Tanto holandeses como belgas son pioneros en la materia. Históricamente, la región de Flandes y lo que fue el Reino de los Países Bajos tuvo que enfrentarse a una geografía de “tierras bajas” con la necesidad de ganar terreno. El expertise de casi dos siglos colocó a estas banderas en la cúspide del negocio mundial de dragado que está repartido en pocas manos.

 

Además de las firmas holandesas y las belgas, en la puja que se viene por la autopista fluvial que surca el Paraná se destaca Shangai Dredging, una subsidiaria de la gigante estatal china CCCC. Lo curioso es que a veces se asocian entre sí para algún proyecto. Sin embargo, ahora se preparan para competir por el tercer contrato del mundo: 15 años con una facturación de 250 millones de dólares anuales y una utilidad de entre el 10 y el 15%.

 

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