Con más de 60 mil vacunados y extremando el perfil bajo, Horacio Rodríguez Larreta hace gala de un leitmotiv que le imprime su equipo íntimo en medio del torbellino de las Sputnik VIP: "el silencio es salud". El alcalde PRO se corre de la polémica de los vacunatorios a dedo y, nuevamente, designó a Fernán Quirós como vocero predilecto para cualquier tema que envuelva lo sanitario, desde la etapa de inmunización hasta las respuestas políticas al Gobierno y la oposición porteña, que denuncia al jefe de Gobierno por "privatizar" la aplicación de dosis en la Ciudad de Buenos Aires.
La denuncia cayó como una bomba en la Jefatura de Gobierno de Parque Patricios y el oficialismo lo conectó, automáticamente, con el vacunatorio VIP que se montó en el Ministerio de Salud de la Nación. Según el PRO, esa lectura responde a la lógica "una noticia tapa la otra". Bajo esa premisa, en la tarde del martes toda la tropa porteña de Juntos por el Cambio (JxC) salió con el eslogan "no somos lo mismo" a responderle a los legisladores del Frente de Todos (FdT) que pedían explicaciones oficiales ante la demanda que materializó la abogada Natalia Salvo. La letrada es conocida y tiene trayectoria en el mundillo político judicial porque defiende a Pedro Etchebest, el empresario que denunció a Marcelo D’Alessio y destapó, durante el gobierno de Mauricio Macri, el escándalo de las escuchas ilegales a dirigentes políticos orquestadas por la Agencia Federal de Investigaciones (AFI).
Quirós, sin nombrarlo, reaccionó ante las declaraciones de Axel Kicillof, que desde Necochea se subió a la denuncia de Salvo y subrayó que en la provincia de Buenos Aires “no hay ni vacunatorios ocultos ni privatizados”. El ministro de Salud porteño respondió: "Nadie va a usar una vacuna de trabajador de la salud en este Gobierno". A esa hora, el larretismo preparaba la respuesta oficial para explicar en detalle el funcionamiento del operativo de inmunización.
La denuncia de Salvo, fogoneada por el kirchnerismo, sostiene que el sistema de vacunación porteño se "privatizó" mediante convenios con obras sociales y clínicas privadas. El larretismo responde que el acuerdo entre el Estado y el sector privado es "únicamente" para afiliados de esas obras sociales sindicales y prepagas y "solo para el caso de mayores de 80 años". En ese sentido, la Ciudad firmó convenios con el Hospital Británico, Hospital Italiano, Hospital Alemán, Sanatorio Güemes (OSUTHGRA- Hominis), OSECAC, CEMIC y OSBA. En tanto, para quienes no cuentan ni con obra social ni prepaga se abrieron las postas de vacunación en instituciones como los estadios de Huracán y River Plate, el predio de La Rural, entre otros. Este grupo debió anotarse vía online por la página web que dispuso el gobierno, también en el centro de la tormenta por las demoras y el colapso del viernes 19 de febrero, el mismo día en que explotó el caso del vacunatorio VIP que terminó con la salida de Ginés González García de Salud y la entronización de Carla Vizzotti.
Al igual que Kicillof, Rodríguez Larreta también recibió pedidos para entregar dosis de vacunas de manera secreta. El alcalde PRO no lo comunicará, pero en su teléfono y en el de su ministro de Salud se acumulan mensajes con mensajes de figuras del jet set porteño que reclamaron un "gesto". Según afirman en el PRO, al igual que el gobernador bonaerense, Rodríguez Larreta devolvió con el link de la web oficial para sacar turnos. A otros, incluso a compañeros de ruta política, jamás les llegó la respuesta.
Con estos pasos, Rodríguez Larreta busca preservar el silencio y adelantarse a cualquier foco de conflicto vinculado a las vacunas que recaiga sobre JxC. Mientras el jefe de Gobierno delineaba la estrategia, su par radical Gerardo Morales (Jujuy) blanqueaba que en su provincia existe una nómina de vacunados en secreto que está dispuesto a revelar, aunque el mandatario se ocupó de explicar que esa entrega de dosis no fueron alentadas por su administración.