General Roca, el último bastión del peronismo en Río Negro, es uno de los principales desafíos para Juntos Somos Río Negro (JSRN), el PRO y la Unión Cívica Radical (UCR) en 2023. Con la aspiración de un gran acuerdo opositor, que implica una lavada de cara al espacio que converge detrás del senador nacional Alberto Weretilneck, quien hasta en sus mejores días no pudo imponerse en las urnas del segundo distrito electoral rionegrino, se proyectan los rivales de la familia Soria por la ciudad emblema del Alto Valle. El principal impedimento a ese pacto, hasta hoy, es el diputado nacional Aníbal Tortoriello, autoproclamado candidato a gobernador de Juntos por el Cambio (JxC) que tensiona con el gobierno provincial.
Desde 2003, cuando Carlos Soria se impuso por un puñado de votos ante la boleta del radicalismo, luego de perder la elección a gobernador ese año, comenzó una gestión que cambió la historia de Roca. Caracterizado por la obra pública, el mandato tomó un volumen único en la provincia. Durante los primeros años del kirchnerismo, bajo un estilo duro, sin filtro, de permanente confrontación al gobierno de Miguel Saíz (UCR), con algunas críticas a la Casa Rosada y a un radicalismo que venía en picada, rompió el esquema para sumarle la provincia patagónica al PJ. Su trágica muerte no impidió que sus hijos, en un escenario cuesta arriba, mantuvieran el poder por más de 18 años con Martín y María Emilia Soria en la intendencia.
Con ese factor determinante, los espacios opositores al peronismo afinan la estrategia para ser competitivos. Según pudo saber Letra P, Weretilneck encomendó a los delegados locales de JSRN construir con otras fuerzas que supieron de alianzas para sumar los votos que, al menos, los dejen con posibilidades reales de seducir al electorado roquense.
Quienes se ponen al frente de este armado son figuras importantes de JSRN como el vicegobernador, Alejandro Palmieri; el diputado nacional Luis Di Giácomo; el ministro de Producción, Carlos Banacloy; el concejal Gustavo Maida; la legisladora Norma Torres; y el Ministro de Salud, Luis Fabián Zgaib.
Al respecto, en una de las tantas charlas que mantuvieron, fue Palmieri el que pidió no mirar a Roca “como un trofeo, sino como una ciudad que merece una propuesta superadora”. Y agregó, en la última campaña electoral: “Hay que construir lazos que tantos años de arrogancia rompieron”.
Movilizados por el último resultado en la localidad, que dejó –en sumatoria de votos– a la oposición arriba del Frente de Todos (FdT), los delegados del senador avanzan en un diálogo con los referentes del PRO roquense, que mantiene una tirante convivencia con Tortoriello.
Los problemas del partido que conduce Patricia Bullrich en Río Negro se desataron, inesperadamente, pasadas las elecciones. Antes de asumir el cargo, el empresario de transporte y exintendente de Cipolletti habló con Letra P en Roca cuando oficializaba la mesa de acción política para el 2023. Con la CC-ARI y la UCR, encontró un punto en común para avanzar en ese plan que significaba empezar a construir su candidatura tras arrebatarle al peronismo una banca en Diputados.
En ese marco, a pesar de acuerdos previos, Tortoriello se negó a dejar la presidencia del PRO y abrió un conflicto con el legislador Juan Martín, el referente provincial que aportó su experiencia para el armado en cada región. De gran relación con Emilio Monzó, Miguel Ángel Pichetto y Rogelio Frigerio, Martín –otro roquense– figura en el esquema posible del gran acuerdo opositor a los Soria, aunque prefiere no opinar del tema. Ese antecedente abre un interrogante sobre la postura de Tortoriello, quien caratula a JSRN como parte de “la peor y vieja política”.