El viernes último, Año Nuevo y 62 aniversario de la Revolución, Cuba inició una nueva y más trascendente etapa de su viraje hacia un ordenamiento económico que, si bien no puede definirse como capitalista, asume elementos crecientes de mercado y las herramientas que sirven a este: mayores grados de libertad de empresa, equilibrio fiscal, racionalización de subsidios y aumentos salariales vinculados en lo sucesivo más a la productividad que a las necesidades materiales de los trabajadores. El paso resulta doloroso y pleno de incertidumbres para la población, ya que, si bien incluye un contundente aumento salarial inmediato –un 525% del mínimo, 450% del promedio– desencadenará una quintuplicación del costo de la electricidad y un incremento de los precios –incluidos los de primera necesidad– que el propio gobierno proyecta en un 160%.
Es más, economistas cubanos advierten que el incremento de los sueldos podría quedarse corto en lo inmediato, ya que fue calculado para que excediera la canasta básica de acuerdo con los valores de mediados de 2019, esto es antes de que la pandemia aterrizara en la isla, devastara la actividad turística y se sumara al bloqueo estadounidense de siempre y al colapso de la ayuda venezolana. La recesión del año pasado llegó al 11%, la mayor desde 1993, en pleno "período especial" tras la caída de la Unión Soviética. Eso, a su vez, llevó a una notoria escasez y a un consiguiente aumento fuerte de los precios de productos de primera necesidad.
Con las nuevas medidas, el precio del pan racionado subió de 5 centavos a un peso y se eliminarán acompasadamente "gratuidades indebidas" y subsidios que el gobierno califica ahora de "excesivos".
Según la reforma, Cuba cancelará dentro de seis meses el esquema bimonetario que la regía, resabio, justamente, del "período especial". En ese momento, el peso convertible –CUC, atado en una relación uno a uno con el dólar– desaparecerá y reinará el peso cubano –CUP–, siempre no convertible y con una paridad que ha sido confirmada en 24 por dólar. El "ordenamiento monetario" comenzó, de tal modo, con una megadevaluación y con presagios de una inflación severa.
El presidente Miguel Díaz-Canel y todo su gobierno prepararon intensamente a la población para el "día cero" del 1/1/2021. El sucesor de Raúl Castro definió el proceso en marcha como la necesaria "actualización de nuestro modelo económico y social".
En diálogo con Letra P, el economista Gustavo Reija, que sigue con atención ese proceso, definió la nueva política como "uno de los mayores intentos de transformación del sistema económico desde los años 70".
"La eliminación del peso cubano convertible (CUC) y la adopción de una paridad para el peso cubano de 1 a 24 con el dólar muestra un sinceramiento de una situación distorsiva. La impresión es que las autoridades cubanas, quizás en el marco de un probable mejor contexto político con la asunción de (Joseph) Biden en Estados Unidos, intentan remozar su sistema económico incrementando la productividad, aun a costa de un probable incremento de la tasa de inflación".
Nuevo lenguaje
El giro de la política económica de Cuba se expresa en un lenguaje que le suena extraño a la sociedad. Granma, "órgano oficial del Comité Central del Partido Comunista de Cuba", acaba de publicar un discurso del miércoles 30 de Marino Murillo Jorge, miembro del Buró Político del PCC y jefe de la Comisión Permanente para la Implementación y Desarrollo. En el mismo, el funcionario explicó que "la transformación de los ingresos asociada al ordenamiento monetario y, en especial, la reforma salarial, están en correspondencia con las condiciones de la economía, pues no se puede repartir más riqueza mientras no se cree".
"La transformación de los ingresos prevista parte de distribuir la riqueza de manera diferente, pero la realidad es que la riqueza no ha crecido aún", dijo, siempre según Granma, a la vez que consideró que "es muy difícil subsidiar al ciento por ciento de la población porque de esa manera proteges a quien aporta y (también) a quien no".
"En medio de este contexto, (Murillo Jorge) dijo, la reforma salarial, así como el incremento de las jubilaciones y la asistencia social, tienen que llevarse a cabo manteniendo un mínimo de equilibrios macroeconómicos en la economía", continuó el diario oficial.
A la hora de explicar la reducción de subsidios, el funcionario indicó que "el mayor riesgo de financiar un déficit presupuestario es el inflacionario, porque se saca a la calle un dinero que no fue creado por la economía real".
De acuerdo con Reija, esos dichos "ratifican el giro hacia un intento de reformular un modelo que ha agudizado su crisis por efecto del covid-19".
Por otra parte, este economista destacó la mención de Murillo Jorge a la necesidad de fomentar la inversión extranjera, al que "va en la misma línea de cambio", indicó.
"Es difícil no recordar los dichos de Mao Zedong, según quien ‘no importa que el gato sea blanco o negro, lo importante es que cace ratones’. A China no le va mal con ese enfoque y, también en Cuba, la realidad económica y social se impone más allá del modelo" imperante.
El régimen que implantó el comunismo en América Latina en 1959 decidió que ha llegado la hora del cambio. Eso, se sabe, nunca tiene marcha atrás.