Internas partidarias

Argumentos y especulaciones sobre la fecha de elecciones en la UCR bonaerense

El salvadorismo impuso el 11/10, postergable por el factor sanitario. Mostrar las cartas, el tiempo en contra e intenciones inconfesables, las elucubraciones.

Como adelantó Letra P, por decisión de la mayoría de un plenario con predominio del oficialismo partidario, el 11 de octubre se celebrarán las elecciones internas de la UCR bonaerense para designar, además de las autoridades del Comité, los delegados a la Convención Nacional que, en cada año electoral, determina la política de alianzas del partido. Ese hito en el calendario podría correrse si lo exigiera la crisis por coronavirus en territorio provincial, pero lo cierto es que se pone en marcha la maquinaria interna.

 

Centenario y virtual. El plenario por Zoom que fijó la fecha para la interna.

 

 

Más allá del argumento formal de la conducción de respetar los tiempos establecidos por la Carta Orgánica y de los planteos críticos de la oposición interna atados al contexto sanitario en el que avanza el proceso electoral, desde ambos márgenes de la estructura boinablanca existen lecturas políticas de esta definición.

 

Fuentes de la actual conducción, encabezada por el saliente Daniel Salvador, deslizaron a este medio que la importancia de fijar una fecha “por más que después se mueva” es que cada sector “muestra sus cartas” y “defina intenciones” para que, así, se abra un canal de diálogo con “actores concretos” que permita analizar la posibilidad de pulir asperezas o bien acelerar en la contienda.
 

 


Algunos de esos conceptos se dejaron ver durante el plenario virtual en las palabras del actual vice del Comité, el diputado nacional Carlos Fernández: “Si no fijamos una fecha, tampoco se inicia el proceso electoral y no se dan las instancias de diálogo que deben darse, porque todo el mundo está velando las armas, posicionándose para la eventual contienda interna. A partir de que fijamos la fecha, se abren los canales de diálogo institucionales para ver si llegamos a acuerdos o no. Ojalá haya acuerdo y las nuevas autoridades surjan como surgimos nosotros”, señaló, en relación a la unidad de último momento alcanzada en 2018.

 

El dirigente oriundo de Tandil aclaró: "No hay voluntad de esta conducción partidaria de prorrogar el mandato". Salvador, en tanto, también salió a “ratificar la voluntad de diálogo".

 

En la vereda de enfrente, el possismo (la corriente referenciada en el intendente de San Isidro, Gustavo Posse) mira de reojo. “Salvador no quiere ir a interna porque ve cómo está unida la oposición del partido y cómo la militancia pide a gritos un cambio de conducción, no quiere más el servilismo al PRO, que es el sello de Salvador”, señaló a este medio el diputado provincial Walter Carusso, que ahondó: “Nosotros presentamos una cláusula donde decíamos que se mantuviera el 11 de octubre (como fecha para las elecciones), pero que, si 30 días antes no estaba levantada la emergencia sanitaria, automáticamente se pstergara 30 días. No fue aceptado. De esta forma, (si se diera ese escenario) habría que reunir el plenario nuevamente para poner una nueva fecha”.
 

 


Al marcar que el planteo crítico a la fecha elegida “no es jurídico, es político”, en el possismo apuntaron: “De movida, están convocando a algo de posible no realización. ¿Quieren realmente la elección o lo hacen porque saben que no se va a hacer? Si hubiesen querido la elección, ¿por qué no aceptaron nuestra cláusula?”.

 

El plenario, como quedó demostrado, cuenta con una mayoría oficialista, pero en la oposición partidaria recuerdan que, recientemente, tres plenaristas se alejaron de la conducción y que esa sangría interna puede agudizarse. En este punto hacen hincapié fuentes de Evolución (la agrupación liderada por el senador nacional Martín Lousteau) consultadas por este medio. “Hasta hace poco” el oficialismo partidario se constituía como “sector hegemónico en ese esquema de unidad que del que hablan”, indicaron.
 

 


Pero advirtieron que, en los últimos tiempos, existe “una curva ascendente en términos de construcción política” en el bloque opositor y “una curva descendente” del oficialismo, aunque no le quitan mérito a la “fortaleza” que siguen viendo en el sector que promueve a la fórmula Maximiliano Abad-Erica Revilla.

 

Muchos radicales críticos consideran el 11/10 como “una jugada más” del oficialismo partidario como “el comunicado” firmado por varios intendentes que, a pesar de no dar definición alguna en términos de interna partidaria, desde algunos rincones lo promovieron en redes sociales como señales de respaldo al ala salvadorista. Esto, según pudo saber este medio, encendió reproches puertas adentro de algunos jefes comunales que aún no definieron su alineamiento interno y en otros que, ya por estos días, darán expresiones de apoyo a un cambio fuerte de timón en la estructura radical bonaerense.

 

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