El intento de rematar Cerámica Neuquén, empresa fundada por la multinacional Bunge y Born a finales de los años 70 hoy bajo el mando de una cooperativa de trabajadores, genera incertidumbre entre las casi 100 familias de esta fábrica de directa relación con la emblemática Zanón, actual Fasinpat. El permiso por parte de la Justicia laboral de una tasación del inmueble provocó la reacción de quienes la gestionan. En forma de protesta, se movilizaron por la capital neuquina presionando para que se avance en la expropiación, que tiene su proyecto pero todavía duerme en los despachos de la legislatura provincial.
Una de las tres fábricas ceramistas neuquinas, todas bajo el control de sus empleados, depende de la expropiación para continuar. Al menos eso plantean los trabajadores a cargo e integrantes de la cooperativa Confluencia, ex Cerámica Neuquén.
El reclamo, que tiene el sustento del Sindicato de Ceramistas, desestima la decisión del juez Sergio Cosentino, del Juzgado Laboral N ° 1, quien autorizó una tasación de la fábrica, del inmueble, para así avanzar en un posterior remate. La instancia se produjo debido a la demanda de otros exempleados de la firma que no integran la cooperativa y buscan cobrar las indemnizaciones correspondientes. La empresa, emblemática para la ciudad, supo ser parte del poderoso conglomerado de agronegocios Bunge y Born, que diversificaba su capital en el sur del país.
“Es un crimen social. Hay compañeros trabajando, produciendo”, sostuvo el secretario general del Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén (Soecn), Alejandro López. Según el dirigente gremial, el diálogo con los antiguos dueños era cordial y se había avanzado en un plan para que el inmueble en discusión se subdividiera en tres partes. La idea, ratificó, era ceder la fábrica para que continuara produciendo, y con el resto hacerle frente a las deudas.
Un dato no menor es que las únicas tres industrias de cerámicos de Neuquén están bajo el control de los trabajadores. La ex Zanón (Fasinpat) y Cerámica Neuquén (Confluencia) se encuentran en la capital neuquina. Una tercera, ex Stefani y actual Cersinpat, funciona en Cutral Co. Esta última tiene su expropiación por ley, que todavía no termina de oficializarse por “trabas burocráticas”.
VUELTA. “Intentamos volver a esa senda de la producción. Si no podemos, buscaremos conseguir lo mismo que en Zanón. Que la fábrica se expropie y quede en manos de los trabajadores”, reconoció López, líder de los ceramistas.
Unificando pedidos, en rechazo de la tasación y a favor de la expropiación, se desarrolló el último miércoles una caravana por toda la capital neuquina que terminó en la Casa de Gobierno. La misma sirvió para insistir en el aval político de la estatización de la fábrica, posterior a una expropiación.
El antecedente más cercano es el de Zanón, hoy Fasinpat (Fábrica sin Patrones), que desde hace una década, luego de una extensa lucha, logró su adquisición. En estos días, la fábrica sigue funcionando bajo la conducción obrera (con una importante ascendencia de sectores de izquierda), pero sufre los avatares de la economía desde la devaluación de 2018.
LEY. La posibilidad de la expropiación levita en el ámbito legislativo.
El proyecto (N°11.818) fue presentado por el exlegislador
Raúl Godoy, del PTS, y que llevaba la firma de acompañamiento -entre otros- de
Nanci Parrilli, hermana de
Oscar Parrilli. El texto anticipa que la fábrica se utilizará al servicio de la comunidad provincial: el destino preferente de la producción sería la obra pública.
En contacto con Letra P, el diputado provincial y trabajador de Zanón-Fasinpat Andrés Blanco (FIT), explicó que hay un proyecto para la expropiación que todavía duerme en los despachos legislativos. “La idea es que se dé y los compañeros puedan trabajar sin más problemas que los actuales”, contó a este medio.
Los problemas actuales, claro, son la recesión por la pandemia. Hasta antes de marzo, cuando comenzó el aislamiento obligatorio, Cerámica Neuquén producía 80 mil metros cuadrados por mes.