Este es el momento de encontrar el camino adecuado para adaptarse a un mundo que cambió aceleradamente con la pandemia del covid19. La gran dificultad es romper esa cultura burocrática inercial que cree que los derechos y deberes solamente se pueden proteger con las formas tradicionales. Las reglas mutaron abruptamente: las nuevas tecnologías no son una opción sino que son una obligación. Hay que incorporarlas en todas las áreas. La pandemia ha permitido la experiencia de trabajar distinto. Ha diluido las jerarquías muy asentadas en lo presencial. Esto genera tensiones, pero trae rápidas soluciones. Los equipos se transforman en colaborativos para llevar adelante cuestiones esenciales.
La salida de la crisis no se hará sin la singergia del sector privado y del sector público para crear valor en la capacidad tecnológica del país. Sabemos que el acceso a las tecnológicas de punta, como lo demuestra la experiencia internacional, debe ser impulsado y compartido por ambos sectores, permitiendo de esta forma los más variados y complejos desarrollos de vinculación tecnológica aplicados a la realidad en forma directa y específica, generando un continuo incremento de la inversión, contribuyendo a través de ello a la reducción de la pobreza y de las disparidades que hoy existen en la sociedad argentina.
La reconfiguración del Estado post-covid19 incluye todas aquellas ciencias, tecnologías y aplicaciones relacionadas con la adquisición, almacenamiento, tratamiento, comunicación, difusión, y uso de la información entendida en su sentido más amplio. Al discurso de la innovación en la administración le sobra retórica y le falta operatividad. La aplicación generalizada de estas tecnologías durante la pandemia del Coronavirus está generando transformaciones profundas en las sociedades y a su vez desenmascaró la distancia entre organimos más desarrollados y aquellos rezagados digitalmente. Hay cosas que asombran. Hasta hace unos meses las tecnologías digitales eran casi condenadas por muchos docentes que hoy las incorporan a su actividad cotidiana de “educación a distancia”. El Ministro de Educación, Nicolas Trotta dijo claramente “acceder a libros y tecnología es un acto de ciudadanía”. Algo parecido sucede con la “telemedicina”, que generaba tantas resistencias hacia el interior de la comunidad médica. Hoy es clave para la atención de pacientes y prevención sanitaria de los efectores de salud.
En estas circunstancias la transferencia tecnológica vuelve a ser clave. Los objetivos y actividades de las unidades de vinculación teconólogicas (UVT) en el marco de la Ley 23.877 luego del Covid19, se deberan orientar a disminuir esa brecha, impulsando proyectos enfocados en mejorar la incorporación de infraestructura, aumentar el nivel de capacitación, y focalizar esfuerzos en la identificación de posibles desarrollos locales, asociados a sectores económicos estratégicos para las diferentes regiones del país. Asimismo, perfeccionar metodologías para la puesta en marcha de proyectos de investigación y desarrollo que se apoyen en las infraestructuras innovadoras, en cada una de las provincias, asegurando una transferencia tecnológica hacia las PyMES productivas de los sectores agrícolas e industriales.
Los problemas técnicos tienen soluciones técnicas. Las instituciones como el Centro de Desarrollo y Asistencia Tecnológica - CEDyAT - tienen experiencia acumulada y capacidad de innovación para colaborar en una eficaz recuperación de la Argentina, porque son el nexo natural entre organismos estatales, empresas privadas, instituciones educativas y el sector científico-tecnológico, es decir, una interfase entre ámbitos que parecen hablar en distintos lenguajes.
El fortalecimiento de las capacidades digitales de las organizaciones públicas es la clave para entender que una de sus funciones más importantes, es la de dar respuestas a los ciudadanos, quiénes demandan que la tecnología esté a su servicio y que facilite recuperar la normalidad en su vida. Para aprovechar esa oportunidad, es necesario no sólo consolidar un modelo de gestión digital, sino también articular una perspectiva renovada y una agenda humana de largo plazo para avanzar en un cambio estructural que garantice una sociedad incluyente, que encauce la economía en un sendero viable de realización. Existe una fuerte demanda a las tecnologías para que den respuestas futuras. Ningún otro brote en la historia ha podido ser rastreado e investigado con tanto nivel de detalle y casi en tiempo real. En este siglo no habrá ciudadanía plena sin derechos digitales. Lo importante es no demorar más.