El avance de la pandemia y la extensión de las medidas de aislamiento social pegan fuerte en la economía internacional, al punto que el Fondo Monetario Internacional (FMI) proyecta una recesión global del 3% para este año y una del 5,7% para la Argentina. En tanto, consultoras privadas locales como Elypsis estiran al 6,5% la caída esperada del producto, escenario que consideran benigno dado que se basa en la hipótesis de una contención rápida del COVID-19.
El FMI dio a conocer este martes la nueva edición de sus Perspectivas Económicas Mundiales (WEO, según su sigla en inglés), que empeora el desempeño de la economía internacional en 6,3 puntos porcentuales con respecto a lo esperado hasta el inicio de la emergencia sanitaria, lo que lleva el saldo al mencionado 3% de caída. El pronóstico se basa en la hipótesis favorable de que “en la mayoría de los países la pandemia y la contención necesaria llegarán a su punto máximo en el segundo trimestre y que se replegarán en el segundo semestre de este año”.
“El Gran Confinamiento se convierte en la peor recesión desde la Gran Depresión, dejando muy atrás a la crisis financiera mundial” de 2008-2009, señala un artículo descriptivo del informe firmado por la economista Gita Gopinath.
Junto a sus colegas Malhar Shyam Nabar y Gian Maria Milesi-Ferretti, esta fue una de las encargadas de presentar el WEO en el inicio de la Asamblea de Primavera (boreal) del FMI en Washington, que, debido a la pandemia, se realizó por primera vez vía Internet.
En dicho escenario (optimista), el FMI prevé una recuperación mundial del 5,8% el año próximo.
Las grandes economías, entiende, saldrán muy golpeadas. Estados Unidos caerá 5,9% en 2020 y se recuperará 4,7% en 2021. China crecerá, pero solo 1,2%, mientras que el año próximo lo haría en 9,2%, algo que sería maná del cielo para nuestro país. En tanto, Alemania registraría, respectivamente, -7% y 5,2%, Japón -5,2% y 3%, Italia -9,1% y 4,8% y España -8% y 4,3%.
En lo que respecta a la Argentina, el Fondo calcula una caída del producto bruto interno (PBI) del 5,7% este año, lo que, de concretarse, empeoraría el promedio regional de -5% y significaría el peor resultado de la región después de los de Venezuela (-15%) y Ecuador (-6,3%). Un consuelo: el rebote en 2021 sería del 4,4%, inferior a la caída aunque superior al de vecinos como Brasil y Colombia.
El caso argentino dentro del WEO excluyó este año proyecciones de inflación, balance fiscal y deuda, debido, según se explicó, a la renegociación en curso de los compromisos del país.
En tanto, consultoras privadas locales delinean un escenario un tanto más desfavorable.
Elypsis, por ejemplo, empeoró su previsión de PBI del anterior -4,5% a -6,5%. “Los riesgos continúan inclinándose a la baja: este pronóstico debe tomarse como un escenario benigno y, como tal, será monitoreado de manera continua, en base a datos y anuncios, en las próximas semanas”, dijo.
Fuente: Elypsis.
“Ahora creemos que la combinación de insuficientes testeos y una capacidad estatal limitada para hacer frente a un pico de demanda está inclinando la balanza de la respuesta del Gobierno hacia una cuarentena más prolongada y un levantamiento más gradual y selectivo de la misma, seguido de una fase de distanciamiento social que podría durar al menos 12 meses (hasta lograr un grado de de inmunización de la población que inhiba nuevos picos de contagio), lo que ralentizaría la recuperación posterior a esta fase de aislamiento”, siguió. Asimismo, estimó que “las políticas de contención de los efectos económicos exhibieron en los últimos días demoras en la implementación y limitaciones en la focalización”.
¿Qué podría mitigar el saldo negativo de este año y facilitar la recuperación? Además de un retroceso de la cuarentena, según esa consultora, como para casi todos los analistas económicos, una salida satisfactoria al entuerto de la deuda.
“Una mayor efectividad en las respuestas de políticas, excepciones que permitan el sostenimiento de algunas actividades y el desenlace en el frente externo (un standstill de la deuda soberana combinado con la reanudación de los desembolsos del Stand-By del FMI) podrían mitigar los costos económicos de la pandemia. Por el contrario, creemos que un default externo desplazaría y dificultaría un eventual rebote de la economía real”, señaló.