NUEVO CICLO | LA ECONOMÍA

Guzmán prepara la oferta por la deuda y se acerca una prueba de fuego

El diálogo sigue pese al impacto financiero del COVID-19. El Gobierno anuncia más rigor y los bonistas filtran pesimismo: ¿realidad o estrategia? Alternativas a la hora de raspar el fondo de la olla.

Se acerca la hora de la verdad en la renegociación de la deuda: el diálogo con los tenedores de bonos emitidos bajo ley extranjera se acelerará en los próximos días y, en base a las conclusiones que surjan de él, el ministro de Economía, Martín Guzmán, hará la sintonía fina de la oferta formal. Mientras, un vencimiento por 500 millones de dólares el próximo miércoles 22 pondrá a prueba la voluntad del Gobierno de mantenerse al día con los pagos en tanto el proceso siga abierto, indicación de qué chances de éxito le atribuye.

 

El propio presidente Alberto Fernández confirmó cuáles serán los pasos en una entrevista emitida el domingo a la noche en el canal Net TV.

 

“En los próximos días haremos la oferta. A mí no me gusta mentir y tampoco me gusta mentirles a los acreedores. Lo que vamos a firmar es algo que podamos cumplir como gobierno y como país", dijo.

 

Según el jefe de Estado, “el coronavirus afecta la renegociación como afecta a toda la economía global, (pero) la negociación va bien”. 

 

 

El Gobierno dispuso la semana pasada por decreto de necesidad y urgencia una prórroga unilateral, hasta fin de año, de los vencimientos de deuda en dólares emitida bajo ley argentina, lo que implica un nuevo default parcial. La decisión libera al Tesoro de hacer frente a vencimientos por casi 10.000 millones de dólares y quita presión sobre las escasas reservas del país para priorizar en los vencimientos bajo ley extranjera, un indicio a favor de la apuesta por esa última negociación. Concluida esta con éxito, dice la hoja de ruta oficial, se les aplicará a los tenedores de bonos ley local las mismas condiciones, de modo de normalizar la situación.

 

Sin embargo, del otro lado, manda el escepticismo. Un artículo del Financial Times auguró que “Argentina se dirige hacia su noveno default soberano”, describe a los acreedores como “crecientemente frustrados” y arriesga que estos “se disponen a rechazar la oferta del Gobierno”.

 

El correr de los días y las semanas –aunque no demasiadas– permitirá constatar si ese pesimismo es, efectivamente, el preludio de un fracaso y de una nueva cesación de pagos o un modo de presionar a la Argentina para que mejore su propuesta.

 

“Es muy difícil ser optimista”, le dijo al Financial Times un bonista involucrado en las negociaciones pero que no es identificado. El mismo pronosticó un default duro para el país.

 

 

 

Los pesimistas creen que el súbito empeoramiento de las condiciones de mercado va a alentar al Gobierno a endurecer su propuesta para llegar a una deuda poscanje que resulte “sustentable”. El propio Fernández reconoció eso en la entrevista que le realizó Jorge Fontevecchia, quien le preguntó si ese objetivo llevaría al Gobierno a introducir una quita mayor que la estimada antes del estallido de la pandemia. “Sí, podríamos decirlo”, contestó el Presidente. “Esa mayor exigencia se puede expresar de diferentes modos (…) en quitas o se puede expresar en tiempos”, precisó. Como en el caso de los bonistas, ¿promete dureza para avisar o para bajar expectativas en la contraparte?

 

 

 

Alberto Bernal, jefe de Mercados Emergentes de XP Investments, no da nada por seguro, pero tiene una visión diferente. Según le dijo a Letra P desde Nueva York,“sigo pensando que todas las partes quieren que este proceso salga bien. Nadie quiere un default”.

 

“Si la oferta (argentina) es decente, pienso que se llega al threshold (límite de aceptación) de las cláusulas de acción colectivas”, que son diferentes en las distintas series de bonos pero que, simplificando, oscilan en promedio en un 75%. Alcanzar esos umbrales es el requisito para que un entendimiento sea obligatorio para todos los tenedores y el país se evite así el ingreso de fondos buitres dispuestos a litigar por el 100% del valor nominal de los títulos.

 

¿Qué sería una oferta “decente”? Para Bernal, “un market value (valor de mercado) de 60%”, esto es que una eventual quita, conseguida ya sea en términos de recorte del capital, reducción de intereses o extensión de plazos, no supere el 40%.

 

El vencimiento de 500 millones de dólares el miércoles 22 será una prueba de fuego sobre las posibilidades de éxito que el propio Gobierno le otorga a una conclusión amistosa del proceso o, por el contrario, si un cálculo pesimista en el actual contexto financiero global lo lleva a evitar el desembolso para no mermar más las escasas reservas disponibles del Banco Central. En el segundo escenario, la retención del pago podría realizarse por 30 días antes de que se declare el default de ese título, plazo que podría aprovecharse para culminar las negociaciones. 

 

Más allá de la deuda en dólares bajo ley argentina reperfilada de prepo y del compromiso oficial de no defaultear los vencimientos en pesos para no cerrarse también esa última ventanilla de financiamiento, a partir de este mes operan vencimientos relevantes, incluso con organismos internacionales. Estos, en última instancia podrían ser dilatados, algo para lo que la pandemia de COVID-19 es, a la vez, un motivo de peso y una excusa ideal. Lo crucial será lo que el Gobierno haga con los vencimientos que esperan sus contrapartes de la negociación.

 

 

 

En función de todos los elementos enumerados –la declaración presidencial, el vencimiento inminente y la aspereza de las condiciones de mercado–, Gustavo Reija, director de la consultora Mecronomic, le dijo Letra P que “probablemente la oferta sea formulada en la ventana temporal que va hasta el día 22, pudiéndose extender 30 días más a partir de esa fecha en uso de los márgenes legales”. Así, continuó, “esta semana comienza un período crítico para nuestra economía, que se suma a las severas dificultades de la crisis generada por la cuarentena”.

 

El especialista indicó que “otra alternativa sería avanzar en un standstill con los bonistas, es decir un acuerdo que se produce durante una negociación en el que el deudor se obliga a no declarar el default y los acreedores, a no entablar acciones legales o a requerir pagos hasta la finalización del proceso”.

 

“Fuera de estas dos alternativas asoma el escenario más temido: el default”, sentenció. Cada vez falta menos para saberlo.

 

Martín Menem y Karina Milei.
Javier Milei en una exposición de maquinaria agrícola, uno de los pocos sectores industriales con expectativas

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