Cada dirigente que visitaba las oficinas del Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE) durante la gestión de Mauricio Macri se asombraba por lo mismo. “Este edificio es de lujo y tiene mucha gente”, comentaban sobre la sede de Bartolomé Mitre al 800. Algo de esa gestión, ostentosa y desenfocada en sus objetivos y que tuvo a Francisco Cabrera como director, se ve en los resultados del balance 2019, al que accedió Letra P. El dato más saliente es que la entidad, que tiene como objetivo financiar pymes y proyectos productivos, prestó en 2019 un 25% menos que el año anterior.
Eso se explica, en parte, por un cambio en el perfil. Es que Cabrera, según los registros internos de la entidad, transformó al BICE en el polo de trabajo de los encargados de llevar adelante los proyectos de Participación Público-Privada (PPP). Mudó a esa sede a mucha de la gente que hacía esa tarea en la Jefatura de Gabinete de Marcos Peña, “sobredimensionando su estructura, creando áreas que no se condecían con su misión y mandato”, explican desde la entidad. Este pelotón pasó de Hacienda a Gabinete y, de allí, al BICE.
Los proyectos bajo la modalidad PPP habían sido para Cambiemos el caballito de batalla de la reactivación de la obra y otros emprendimientos, pero con la crisis y la devaluación terminaron en más problemas que soluciones.
Otro de los detalles que encontró la gestión que hoy encabeza José Ignacio De Mendiguren fue un dibujo en el riesgo crediticio. Ahora están revisando las previsiones, porque observaron que se había subestimado el esquema riesgoso en que se otorgaron los créditos.
También, la situación económica y las condiciones de otorgamiento de los créditos dieron por resultado muy altos niveles de mora, lo que afectó fuertemente los resultados del banco. En los números finales, el balance mejoró algo a partir de los resultados obtenidos por áreas de negocios específicas, que fueron incorporadas al banco a partir de la fusión con empresas antes subsidiarias de leasing y factoring.
Los que manejan números en la entidad aseguran que la gestión Cabrera ofrecía tasas de interés expulsivas (15% en dólares), para no prestar o para generar morosidad o quebranto. De hecho, una de las primeras medidas de la nueva administración fue bajar casi a la mitad la tasa en dólares para financiar a pymes exportadoras. Es que el pedido de Alberto Fernández fue que el BICE vuelva a enfocarse en tasas competitivas para que se sustente el plan económico.