Gana terreno en Rosario la adhesión al proyecto de ley del aborto

Como ha ocurrido en varias sociedades contemporáneas al menos en los últimos 50 años, muchos de los avances en materia de derechos humanos y en conquistas legislativas que los garantizaran, se sucedieron sin el protagonismo masivo de vastos sectores de la sociedad. Algunas de las luchas más trascendentes fueron dadas por minorías o sectores puntuales del entramado social y luego -por supuesto- sus conquistas fueron y son usufructuadas por todos los integrantes de la sociedad.

 

En ocasiones, las discusiones legislativas y el debate conceptual e ideológico sobre algunos tópicos se “adelantan” a las sociedades de su tiempo, preocupada más por cuestiones de coyuntura o por problemas que en nuestras latitudes parecen (o son) crónicos: pobreza, desempleo, acceso a la salud, etc.

 

En 1987 la Ley de Divorcio Vincular sirve de primer ejemplo de nuestra historia reciente. A partir de ese momento, las personas divorciadas pudieron volver a contraer matrimonio y gozar de todas las garantías y derechos que conlleva ese vínculo. En el contexto del debate hace 33 años, había muchísima gente en contra y se esgrimían argumentos que hoy vuelven a ensayarse.

 

En 2010, la Ley de Matrimonio Igualitario volvió a poner a la Argentina a la vanguardia de conquistas civiles y sociales. Una década después, nos sentimos orgullosos y orgullosas de dicha legislación, producto de la lucha incansable del colectivo LGBTIQ+ y de contados actores políticos y sociales.

 

Algo similar ocurrió con la Ley de Identidad de Género sancionada en 2012, constituyéndose en la primera normativa de su tipo en todo el mundo pero que no generó la movilización o el acompañamiento masivo de la sociedad, sino más bien una generalizada indiferencia.

 

En la actualidad, la discusión sobre la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo parece diferenciarse claramente de procesos comparables de nuestra historia. Hoy el debate público tiene a gran parte de la sociedad comprometida y movilizada. Son cada vez más y diversas las voces que reclaman la concreción de este derecho que, de no darse, nos pondría en el furgón de cola de las sociedades modernas.

 

 

En tal sentido, el último relevamiento que realizamos desde Doxa Data da cuenta de un acompañamiento cada vez mayor de parte de la sociedad, al punto que podríamos hablar de un empate técnico entre quienes están a favor y en contra del proyecto de ley que se está debatiendo en el Congreso de la Nación, paridad impensada apenas un par de años atrás.

 

Realizado en la ciudad de Rosario en los últimos días de noviembre (tercer centro urbano del país con más de 1 millón de habitantes), el estudio arroja que 45,2% de los encuestados se manifestó “de acuerdo” con el proyecto de ley, mientras que el 46,6% se mostró “en desacuerdo”, con un nivel de indecisos del 8,2%.

 

Cabe destacar que estos valores refieren a la posibilidad de la interrupción voluntaria del embarazo hasta las 14 semanas desde la gestación, tal como se plantea en el Proyecto de Ley en debate. Respecto a qué opinan las y los rosarinos sobre el aborto en casos de preservar la salud de la mujer o en casos de violación, las opiniones a favor son mayoritarias: 77,8% y 69,9% de aprobación respectivamente.

 

 

 

EDADES Y PERFILES POLÍTICOS. La encuesta -que constó de 311 casos efectivos con un nivel de confianza del 95% y un margen de variabilidad del 5,8%- permitió identificar los perfiles de los encuestados que adoptan una u otra posición. En primer lugar, el acompañamiento al proyecto alcanza las mayores adhesiones entre las dos franjas etarias más “jóvenes”: el 58,3% de los menores de 30 años acuerda y solo el 31,3% lo rechaza, mientras que entre los que tienen entre 30 y 45 años, casi uno de cada dos acompaña el proyecto. En contraposición, el rechazo alcanza los mayores porcentajes entre quienes tienen más de 65 años (59,3%).

 

 

 

En relación al posicionamiento político de los entrevistados, los resultados dan cuenta de una proporcionalidad directa entre las preferencias electorales de la última elección presidencial y el posicionamiento ante el tema en cuestión: entre quienes rechazan el proyecto, el 70% dice haber votado a Juntos por el Cambio en las últimas elecciones presidenciales, mientras que entre quienes están a favor del proyecto de ley, el 75,0% dice haber votado a Alberto Fernández.

 

Distribución similar se evidencia cuando cruzamos el indicador de aprobación/rechazo al proyecto de ley en relación a los perfiles ideológicos en una escala del 1 al 10 donde “1 es izquierda” y “10 es derecha”. Entre quienes están a favor, el 53,2% se define de izquierda o centro izquierda, 28,6% de centro y sólo el 18,2% de centro derecha o derecha. Por el contrario, entre quienes están en contra del proyecto de ley, el 53,0% se considera de derecha o centro derecha, el 42,1% de centro y a penas el 4,8% de izquierda o centro izquierda.

 

 

 

Como se desprende entonces del relevamiento, se consolidan perfiles claros a favor y en contra del proyecto de ley que consagra el aborto legal, seguro y gratuito, con características etarias y políticas-ideológicas bastante definidas. Es ahora en el Congreso de la Nación donde nuevamente se tratará el tema. Al igual que en 2018, la mayoría de la sociedad se encuentra expectante e involucrada con el debate.

 

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