ABORTO 2020

Sororidad transversal para la guerra del Senado

Cinco senadoras y dos senadores verdes, del oficialismo y la oposición, trabajan desde marzo por la legalización. Operativo interno y el rol del Presidente.

La peronista Anabel Fernández Sagasti y la radical Pamela Verasay hicieron el punteo. La Comisión de Salud estaría presidida por Mario Fiad, un celeste declarado, pero las firmas para el dictamen estaban garantizadas. Pensaron los posibles escenarios y giros. En Justicia y Asuntos Penales desembarcaba un aliado verde, Oscar Parrilli. El año legislativo recién empezaba pero, a principios de marzo, el grupo que trabaja en el Senado por la legalización del aborto se activó.

 

A las mendocinas se sumaron otras senadoras que en 2018 habían dado la pelea por la ley que naufragó en el recinto, Nancy González y Ana Almirón, del Frente de Todos, y Gladys González, del PRO. Con la nueva composición, ingresó otra de las más activas impulsoras de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), la larretista Guadalupe Tagliaferri. Entre todas, diseñaron la posible estrategia y afinaron la búsqueda de probables votos a favor.

 

La espera duró ocho meses. “¿Alguna novedad? ¿Lo mandan?”, preguntaron con insistencia las verdes de Juntos por el Cambio (JxC) a sus colegas del oficialismo. En el Frente de Todos (FdT), la incertidumbre duró casi hasta el mismo día en que el presidente Alberto Fernández, con un mensaje en redes, anunció el envío del proyecto a la Cámara de Diputados.

 

Enseguida se activaron las redes de trabajo. En los teléfonos proliferaron los chats de WhatsApp: IVE, senadoras, senadoras verdes, verdes de Juntos por el Cambio, verdes del Frente de Todos. Ni bien el proyecto llegó a la Cámara baja, los grupos más activos del oficialismo y la oposición armaron una reunión con representantes del Ejecutivo.

 

Vía Zoom, Fernández Sagasti, Verasay, Almirón, Nancy González, Tagliaferri, el presidente del interbloque de Juntos por el Cambio, Luis Naidenoff, y Martín Lousteau se reunieron con las y los diputados del ala verde, la ministra de las Mujeres, Género y Diversidades, Elizabeth Gómez Alcorta, y la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra. Analizaron el texto, pensaron estrategias e identificaron posibles puntos de conflicto.

 

La base del trabajo fue la experiencia fallida de hace dos años. “Sabemos que en 2018 no hubo buena coordinación entre Diputados y el Senado y ahí se complicó el tema. Así que esta vez ya logramos que en el dictamen de Diputados ya contemplaran los pedidos de los senadores, para evitar idas y vueltas”, le explicó a Letra P una de las senadoras que trabaja desde marzo en la estrategia.

 

En cada bloque asignaron roles. En el FdT, Fernández Sagasti trabajó para conseguir votos, en coordinación con la Casa Rosada y los aliados propios, como el fueguino Matías Rodríguez y la santafesina María de los Ángeles Sacnun. El trabajo resulta arduo, toda vez que el presidente del bloque, José Mayans, es uno de los principales operadores celestes, en contra de la voluntad del propio Gobierno.

 

Pese a ser la jugadora clave del ala verde, Fernández Sagasti, vicepresidenta del bloque, intenta mantener un bajo perfil público para evitar que el debate por el aborto dañe las relaciones entre bancadas de diferentes sectores.

 

Además, ya con la ley en el Senado, el presidente Fernández se metió mucho más de lleno en el proceso de recolección de votos. Según pudo saber Letra P, el primer mandatario llama personalmente a los senadores para saber cómo avanza el “poroteo” y ya mantuvo varias reuniones, como la que trascendió públicamente el jueves 17, con el salteño Sergio “Oso” Leavy, quien en 2018, votó en contra de la ley como diputado, aunque se había mostrado con una pañuelo verde durante la campaña.

 

Los llamados de Fernández también suenan en los despachos de varios gobernadores, una tarea a la que se suma el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, en contacto con las provincias para pedir colaboración con los votos que faltan. “Alberto llama todos los días, se lo tomó de forma personal”, apuntan en un despacho del Senado.

 

En JxC los movimientos son sigilosos. Como presidente del interbloque, Naidenoff también cuida el equilibrio interno, pero trabaja en silencio por la ley, y está en línea activa con sus colegas oficialistas que están a favor del proyecto. Con más trayectoria dentro del Congreso, se reparte algunas reuniones con Lousteau y tiene a Verasay como mano derecha. La mendocina es una de las principales operadoras dentro de la oposición pero mantiene un bajísimo perfil con el tema. Junto a Tagliaferri y Gladys González, definen estrategias de diálogo para alambrar los votos propios y conseguir los que faltan. El diálogo con los verdes del FdT es permanente y se mantiene por fuera del resto de las discusiones políticas entre oficialismo y oposición.

 

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