REPORTAJE | GLENN POSTOLSKI

"Los sectores que usan trolls son responsables de la intoxicación informativa"

El director de Planificación de la Defensoría del Público dice que NODIO no es para "controlar" redes y medios, sino para "mitigar campañas de desinformación".

El director de Investigación y Capacitación de la Defensoría del Público, Glenn Postolski, defendió la creación del observatorio NODIO y explicó que su objetivo es "colaborar" con la audiencia para "mitigar la proliferación de campañas de desinformación", en medio de una pandemia que produjo "una fuerte contaminación de información falsa". 

 

En diálogo con Letra P, el investigador desmintió los cuestionamientos de sectores de la oposición y de las cámaras empresarias sobre el supuesto "control" hacia la prensa. "Existe toda una corriente de opinión que plantea el accionar del Estado en términos restrictivos o negativos", reconoció. 
 

 

 

-Colaborar con las audiencias para mitigar la proliferación de campañas orquestadas de desinformación basadas en el odio, la discriminación y la cancelación de la opinión del otro, que alientan además conductas individuales de violencia y polarización que deterioran nuestra democracia. Nos proponemos garantizar iniciativas que protejan a la ciudadanía de esas malas prácticas para defender el derecho a la comunicación.

 

-¿Cómo será ese trabajo?

 

-Vamos a conformar un grupo de profesionales especializados en la detección de procesos de viralización de contenidos nocivos, maliciosos o violentos y vamos a convocar a foros públicos, con la participación de distintos actores del fenómeno, para la exposición de estas problemáticas y sus formas de resolución.

 

-¿La circulación de noticias falsas y la desinformación se potenció por el aislamiento?

 

-Es un fenómeno propio de la revolución digital que transforma todos los procesos de producción, distribución y consumo de información y contenidos político-ideológicos. Este fenómeno generó una fuerte transformación de la vida pública y en el debate de ideas. En este contexto, la pandemia produjo una fuerte contaminación de información falsa que atenta contra la salud pública.

 

 

 

-¿Es más difícil prevenir los mensajes maliciosos cuando un sector de la política apuesta al "trolleo"?

 

-Es difícil transparentar esas operaciones amparadas en el anonimato de trolls o bots. Los sectores de la política que promueven y diseñan estrategias desde estas plataformas para generar desencuentros basados en el odio y la intolerancia son, en gran parte, responsables de la intoxicación informativa que erosiona los principios de convivencia en los que se fue sedimentando nuestra democracia.

 

-¿La información maliciosa se ve más en los medios hegemónicos?

 

-La preocupación sobre los medios más importantes es la misma preocupación de origen de las ciencias de la comunicación: la inquietud por la desigualdad y por la concentración de la palabra en pocos emisores. Esta inequidad pone a los espectadores y a las audiencias en situación de inferioridad, y es el Estado el que debe regular para incluir a los que no tienen voz.

 

-¿Es posible controlar lo que circula en las redes sociales?

 

-Es una problemática mucho más amplia que atraviesa el derecho internacional, las normativas locales sobre libertad de expresión y los derechos en conflicto. No se trata de controlar. Para la Defensoría del Público, cuya misión es formar audiencias para construir ciudadanos críticos, implica construir una ética para la democracia y la igualdad. La Defensoría advierte sobre la violencia en los discursos masivos, sobre el engranaje de odio muchas veces orquestado e interesado en hacer daño.

 

 

 

-¿Por qué la oposición y las empresas de medios dicen que NODIO atenta contra la libertad de expresión?

 

-Es una manifestación esperable y congruente con todas las reacciones que tuvieron las cámaras empresariales a lo largo de la historia de las políticas de la comunicación. Es la reacción que adoptan frente a un Estado que pretende cumplir con su función de equilibrar las desigualdades y los altos niveles de concentración de la producción de ideas en unas pocas usinas generadoras, privadas y mercantiles. Recordemos la reacción de estos sectores frente a la aprobación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual en 2009.

 

-¿Qué opina del rechazo de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) a la creación del Observatorio?

 

-La SIP es la organización que agrupa a los propietarios de los medios de comunicación y se expresa coherentemente a los intereses que representa. En otros contextos, asociaciones similares firmaron acuerdos, como los Principios de Santa Clara, donde mostraban preocupación por estos mismos temas. 

 

-¿Por qué molesta que el Estado se encargue de detectar fake news y trabaje para evitar la desinformación?

 

-Existe toda una corriente de opinión que plantea el accionar del Estado en términos restrictivos o negativos. Autores como Owen Fiss dan cuenta de la necesidad de la acción positiva del Estado en la vigencia y promoción de la libertad de expresión y el derecho a la comunicación. En ese sentido, investigar, reflexionar y actuar de forma colaborativa con la sociedad civil es parte de lo creemos debe ser el rol de la defensoría para construir un debate plural y participativo.
 

 

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