Uno de los temas más investigados en el campo de la comunicación es la relación entre las agendas mediática, política y pública. En momentos en los que la multiplicidad de medios y plataformas convergentes dan lugar a consumos de información a la carta, erráticos y superpuestos, resulta un desafío para quienes manejan los hilos del poder instalar, a partir de sus medidas e iniciativas, los temas de la discusión pública. Así, la relación entre las diferentes agendas -y actores- debe pensarse mucho más como un triángulo con vértices en tensión que en términos de transmisión directa.
Tal como escribimos en Letra P durante la última campaña electoral que llevó al Frente de Todos al poder, las principales preocupaciones públicas relevadas por la consultora Proyección en ese período estuvieron asociadas a tópicos económicos: inflación y desempleo, específicamente. Como se dijo, la principal diferencia entre los dos espacios que polarizaron la elección fue que mientras el movimiento liderado por Alberto Fernández abordó de lleno esas temáticas en la discusión electoral, el expresidente Mauricio Macri y sus huestes enfocaron su discurso hacia asuntos más alejados de las expectativas ciudadanas, como la corrupción, la institucionalidad y los valores republicanos. Tópicos que, si bien obtuvieron alta cobertura mediática promovida en buena medida por Cambiemos, nunca llegaron a calar hondo entre las preocupaciones públicas acuciadas por la experiencia cotidiana de estar atravesando una de las crisis económicas más importantes de los últimos decenios.
El análisis de los tópicos dominantes de las agendas informativas de los principales medios digitales del país relevado por el Observatorio de Medios de la UNCuyo durante diciembre da cuenta de que las principales medidas impulsadas por el nuevo gobierno nacional ubican al tope de las agendas, como nunca a lo largo del año, a esos mismos asuntos ligados a la economía nacional que constituían la principal preocupación ciudadana y de la mayoría de sus votantes. Y esto, en buena medida, se debe a iniciativas concretas del nuevo gobierno nacional.
El interés mediático se enfoca en tópicos referidos a la economía y la política nacional, acaparando en el último mes del año el 47,8% y 27,8% respectivamente. De esta manera, otros temas estables de las agendas mediáticas, como los policiales (corresponde sólo al 5% durante diciembre) y espectáculos (2,8%), se ven relegados a un segundo plano, eclipsados por la competencia temática que se da dentro de los sitios más visibles de los portales. En tanto, las crisis políticas que invaden a la región latinoamericana y las convulsiones sociales tienen eco en la agenda mediática nacional y, como consecuencia, el tema “internacionales” se ubica entre los primeros cinco más relevantes, lo que resulta inusual si se compara con los primeros meses del año.
Un rasgo estable que evidencia la composición de las agendas mediáticas es la alta presencia de las fuentes oficiales (71,4%) y entre ellas las “oficialistas” (46,4%). Desde el inicio de la gestión de Alberto Fernández, la fuente más consultada fue el “Ejecutivo Nacional” (34,6%) debido a la incertidumbre por posibles anuncios de medidas políticas y económicas que vendrían con el nuevo gobierno. Asimismo, el Frente de Todos duplica la visibilidad obtenida por la alianza saliente de Juntos Por el Cambio.
El Poder Legislativo, durante los primeros días de Fernández en el Gobierno, adquirió también gran visibilidad. El tratamiento de la Ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, iniciativa del nuevo gobierno, fue fundamental para que esto suceda. Durante la discusión parlamentaria los legisladores más visibles pertenecieron al kirchnerismo (5%), quienes fueron más consultados que los del PRO (4,3%). Muy cerca de ellos aparecen los representantes de la UCR (3,6%) y mucho más atrás los referentes legislativos del justicialismo de los gobernadores y del massismo (1,1% cada uno).
Si se analizan los datos de manera agregada, la consulta a fuentes legislativas reprodujo un esquema polarizado que, sin embargo, hizo honor a una buena práctica periodística: la contrastación que impide el monopolio de los puntos de vista de una sola voz. En efecto, las fuentes legislativas del Frente de Todos en el marco del tratamiento de la Emergencia Económica acapararon el 7,1% de las menciones y las de Juntos por el Cambio el 9%. La decisión del nuevo gobierno de impulsar el debate en el ámbito del Congreso, como eco o cámara de resonancia de la agenda pública, fue determinante para que esta mayor diversidad de voces tuviera lugar. Decisión política que implicó un cambio de paradigma, sobre todo si se tiene en cuenta que los inicios del macrismo estuvieron signados por la legislación por Decretos de Necesidad y Urgencia, como en los casos de la modificación de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, el freno al Código Procesal Penal de la Nación y la modificación de la Ley de Migraciones, entre otros.
Finalmente, si se analiza la valoración que los principales medios digitales del país hicieron del nuevo gobierno dos datos saltan a la vista. En primer lugar, se evidencia en los portales una menor propensión a incluir evaluaciones explícitas en las noticias sobre las medidas adoptadas y los funcionarios. El predominio de una valoración indefinida (59,7%) da cuenta de un posicionamiento mediático anclado principalmente en una discursividad descriptiva mucho más cercana al ritual de la objetividad que los mismos medios suelen proclamar para sí. En tanto, si se comparan las valoraciones de la nueva era respecto de las expresadas sobre la gestión anterior queda claro que cuando los medios opinaron abiertamente -sobre todo en las columnas y notas de opinión- la mirada sobre la gestión del Frente de Todos fue predominantemente negativa, tono valorativo que alcanzó su máximo histórico en lo que va del año, arrastrando también a la evaluación positiva a su piso.
Se va 2019 con un nuevo gobierno que abre interrogantes en el plano político y también en el mediático. Los primeros datos sobre el tratamiento informativo de la nueva gestión dan cuenta de continuidades y rupturas. Respecto de las continuidades, parece inobjetable que, más allá del color del gobierno de turno, la iniciativa política gubernamental en la generación de eventos clave noticiables resulta determinante de la estructura de las agendas mediáticas. Así lo demuestra el alto nivel de cobertura que estas discusiones acaparan y la visibilidad que se les confiere a sus portavoces.
Respecto de las rupturas, nos encontramos quizás frente a un momento inédito en el que el periodismo ha decidido mantener cierta distancia afectiva sobre las principales acciones gubernamentales. Las noticias sobre el acontecer público se construyen -y lo construyen- a partir de una retórica descriptiva que pretende mostrarse distante de los sucesos. Más cercanos al esquema de distinción entre información y opinión de los manuales de periodismo, al menos en las formas, los medios parecen estar dejando a los principales editorialistas la tarea de evaluación de “la realidad” que se construye en sus usinas. Y allí sí que la orientación de las políticas del Frente de Todos parece no contar con venia mediática. Esto no sería un problema si se volviera a considerar al periodismo como una actividad cuya función primordial es de contralor del poder público. Sucede que los propios datos evidencian que esta distancia en la descripción noticiosa y crudeza en la evaluación editorial contrasta con una contundente aprobación mediática de las principales iniciativas del gobierno anterior. Y cuando el doble estándar se hace evidente, la duda respecto del estado de salud de la calidad informativa se coloca nuevamente en el centro de atención.