Entrevista | Roberto Lavagna

“Si no hay reforma laboral, no va a haber generación de empleo”

El candidato presidencial de Consenso Federal explica cómo salir de la crisis y qué hacer con la deuda. Pichetto y Massa, los especuladores. El Gobierno de eslóganes y el Perón estadista.

Roberto Lavagna no parece estar en campaña. Pausado, analítico y moderado, su discurso tiene un swing diferente al de sus adversarios. El candidato presidencial de Consenso Federal centra su mensaje proselitista en el talón de Aquiles del Gobierno, la economía. Y lo hace de manera propositiva, explicando qué hay que hacer para salir de la crisis. No es un político hablando de economía, es un economista hablando de economía en plena campaña, a menos de dos semanas de las PASO. “Ideas, propuestas, moderación”, reitera a lo largo de la entrevista en la corresponsalía bonaerense de Letra P, en un alto de su recorrida por La Plata junto a su candidato a gobernador de Buenos Aires, Eduardo Bucca. Camina por el medio de esa avenida en cuyos extremos ubica al macrismo y al peronismo kirchnerista. Dice que lo primero que hay que hacer es poner plata en el bolsillo de la gente, explica cómo generar demanda y consumo sin incentivar la inflación y que sin una reforma laboral no habrá generación de empleo. Bromea con que el candidato del Frente de Todos se copia de él. Toma distancia del marketing, critica los eslóganes, evita decir cuánto debería costar el dólar aunque avisa que está retrasado y destaca que es una irresponsabilidad asumir al frente de un gobierno sin saber qué hacer. La polarización, el rol de los medios de comunicación hegemónicos, la reforma laboral, la reestructuración de la deuda y el desencuentro con Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa son otros de los temas sobre los que responde. “Especularon”, suelta. Y, como el Chapulín Colorado, dice haber sospechado desde un principio que iban a abandonar aquel barco y que, por eso, no les dio la interna.

 

BIO. Nació en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires el 24 de marzo de 1942. Tiene 77 años. Se graduó de licenciado en Economía Política (UBA) en 1967 y obtuvo una beca de estudios en Bruselas. Allí conoció a Claudine Marechal, una estudiante belga con la que se casó en 1970 y tiene tres hijos. Fue funcionario del Ministerio de Economía entre 1973 y 1974. Fue presidente de IdEAS y fundador de Ecolatina. Fue funcionario del gobierno de Raúl Alfonsín y, tras ocupar diversos cargos, fue designado ministro de Economía por Eduardo Duhalde en 2002, cargo en el que siguió durante el inicio de la gestión de Néstor Kirchner, hasta 2005. En 2007 fue candidato presidencial por UNA. Obtuvo el 16,89% de los votos. En 2015 apoyó la candidatura presidencial de Sergio Massa.

 

-Usted y Fernández coinciden en que hay que poner plata en el bolsillo de la gente. ¿Cómo lo va a hacer?

 

-Es bueno que la gente se copie, que copien las buenas ideas.

 

-¿En qué se diferencia una de otra propuesta?

 

-Eso debería explicarlo el que copia… La razón por la que hay que poner plata en el bolsillo de la gente es obvia. Argentina hace ocho años, 32 trimestres que está absolutamente estancada y en los últimos dos años, cayendo. No hay en el mundo zona de paz con economía estancada durante ese tiempo. El caso argentino es extraordinario por lo negativo. Esto se da conjuntamente con la realidad que la vemos en la fábrica, las propias cifras del INDEC, una capacidad ociosa instalada en todos los sectores. El abecé es acordarse de 1930, qué se hizo cuando hubo en el mundo un desplome de la demanda. Hay que generar demanda. Para generar demanda hay que generar consumo y, para generar ese consumo, hay que poner dinero en el bolsillo. La caída actual tiene que ver con una pérdida del poder adquisitivo del orden de entre el 16 y el 20 por ciento a lo largo del último año.

 

 

 

-¿Cómo se hace? ¿Mediante qué mecanismos?

 

-De una manera sin grandes locuras, pero persistente, hay que utilizar eso… generar demanda. Los mecanismos son diversos. El primero tiene que ver con el salario mínimo vital y móvil; ahí también se copiaron. El salario mínimo vital y móvil tiene un efecto directo sobre unas 500 mil personas, un efecto indirecto sobre unos cuatro millones de personas porque sirve de piso para todos los demás. Otro elemento es el impuesto a las ganancias de los trabajadores. Un tercer elemento, en el que también se copiaron, es indexar todos los créditos personales por salarios. Ahí la copia fue parcial, porque lo hicieron nada más que con la suba y con una fórmula que mezcla inflación.

 

 


Fotos: Ignacio Amiconi (AGLP)

 

 

-¿Poner plata en el bolsillo de la gente no genera inflación? ¿Cómo se controla eso?

 

-No hay nada que genere más inflación que una economía que está estancada, salvo que la profundidad de la recesión sea tal que ya los cierres sean masivos. La pequeña y mediana empresa sobrevive a una recesión por dos mecanismos básicos: dejar de pagar impuestos y jugar una política en la que no importa perder mercado, perder producción, seguir un ritmo de la inflación indexando permanentemente y, en algunos casos, adelantándose a la inflación. Esto es todo lo contrario a lo que el saber convencional de las economías en el mundo desarrollado dice, que la recesión ayuda a controlar la inflación. Esa es la política número uno del Fondo Monetario Internacional y es equivocada.

 

-Se fue en 2005 denunciando una cartelización de la obra pública. El Gobierno dice haber terminado con eso. ¿Es así?

 

-No lo sé. Desde afuera no lo sé. Con el tiempo se verá. Sí hay cosas para explicar.

 

-¿Cuáles?

 

-Cosas que debería explicar el Gobierno, que no son lo suficientemente claras. El único rubro donde ha habido un poco de inversión en el sector de energía eólica con subsidios que son muy altos y a 15 años. Ese tipo de cosas que a veces cuesta explicar.

 

-¿Cuánto debería costar el dólar?

 

-Eso no se lo voy a contestar, desde ya (ríe). Sí puedo decir que, recorriendo provincias, las economías regionales, que son un buen indicador de competitividad, afirman no estar en condiciones de competir en este momento.

 

 

 

-Sobre Pichetto y Massa dijo: “Yo les servía como excusa para subirse el precio con el macrismo y el cristinismo”.

 

-(Interrumpe) Pero no solo a ellos. Pasó con (Alfredo) Cornejo, el presidente del partido radical, que todos los días decía que había que ampliar Cambiemos y que había que ampliarlo incorporándome a mí, sin que siquiera hubiera habido una conversación telefónica.

 

-¿Se sintió usado?

 

-No sé si usado... es un dato objetivo. Ellos pensaron que mi cercanía los podía ayudar.

 

-Fue una especulación...

 

-Sí, claro. Y a algunos mal no les fue, ¿no?

 

-¿No siente que haya sido una traición?

 

-No, porque jamás formé parte de ese espacio. Habría sido una traición si hubiera formado parte del espacio y de repente me encontraba con que los tipos se iban. Tenía la convicción... por eso les negaba siempre la interna. ¿Cuál era el sentido de ir a una interna? Eran como cuatro o cinco los que estaban en ese espacio. ¿Por qué no hacían una interna entre ellos? ¿Por qué a la interna tenía que llegar alguien que estaba afuera? La hubieran hecho.

 

-Lo sospechó desde un principio...

 

-Absolutamente. Estas son las cosas sobre las que, en política o cuando uno gobierna, uno tiene que tener hipótesis sobre hacia dónde van las cosas y tomar una decisión. A veces uno se equivoca. No es fácil tampoco predecir el futuro. Muchas de las cosas que hizo Perón en el principio de su segundo gobierno tuvieron que ver con su visión y que no era ningún absurdo, de que la guerra de Corea era el principio de la tercera guerra mundial. Y, en consencuencia, muchas de las cosas que hizo tuvieron que ver con prepararse para los efectos de eso. Después no ocurrió, pero estas son las cosas que el que gobierna tiene que hacer. Lo peor que puede ocurrir es que el que gobierna no haga nada, que simplemente surfee la ola. Porque nunca va a salir de la mediocridad.

 

 

 

-¿Cómo define ideológicamente a su votante? Ya dijo que no es Macri ni Cristina.

 

-El que piensa que elegir entre lo peor y lo malo no es bueno para el país y está buscando una alternativa moderada, no una alternativa de extremo. Las democracias están golpeadas en el mundo porque muchas veces se está buscando la solución hacia los extremismos. Acá pareciera que la gente no busca esos extremos, sino que está buscando caminos más equilibrados entre el populismo y el conservadurismo financiero.

 

-¿Qué se elige en las PASO?

 

-Ahora nada. En condiciones normales sirven para elegir algunas fórmulas. En nuestro caso las fórmulas ya están confirmadas. Ahora, el ciudadano puede elegir lo que cree mejor para el país sin el riesgo de que gane la presidencia uno de los que no quiere.

 

-¿Puede aumentar la polarización después de las PASO?

 

-Vamos a ver. Estamos tan encima que no vale la mano especular.

 

-Dice que elegir entre Macri y Fernández es elegir entre lo malo y lo peor. ¿Quién es lo malo y quién, lo peor?

 

-Como quiero ser flexible dejo que ustedes elijan cuál es lo peor y cuál es lo malo.

 

-Denuncia que el Gobierno y el espacio del Frente de Todos hacen una campaña de invisibilización de su espacio. ¿De esa campaña también participan los medios de comunicación hegemónicos?

 

-Sin duda. No me molesta que algún medio tome partido. Me gustaría que, como en Estados Unidos, como se aproxima en Francia, dijeran por quién han tomado partido. Me parece más razonable. Me parece objetable que se haga a escondidas.

 

 

 

-¿Estaría dispuesto a participar de un debate presidencial?

 

-Hay una ley que lo exige. Entre otras cosas, ayuda a desarmar lo que es marketing. Eso de “te queremos”, “te comprendemos”, “te acompañamos”, en términos de marketing es muy bueno. La gente quiere que le resuelvan los problemas que tiene.

 

-Dice que este es un gobierno de eslóganes...

 

-Sin dudas. El debate es una oportunidad de salir un poco del eslogan, en lo cual el Gobierno tiene una alta especialidad. Los brotes verdes, próximo semestre, la lluvia de inversiones... ahora no sé cuál será. En estos días seguro que van a sacar otro porque dicen que mejora la economía.

 

 

 

-¿El Gobierno siguió al pie de la letra un plan que tenía trazado o tuvo impericia? ¿Cuánto hubo de decisión, cuánto de incapacidad?

 

-Creo que jugaron las dos cosas. Hasta el segundo año, hubo funcionarios de altísimo nivel que decían "estamos aprendiendo". Si a mitad de una gestión alguien dice “estoy aprendiendo”, uno puede decir que es sinceridad. Pero lo primero que surge es la irresponsabilidad de tomar un gobierno sin saber lo que hay que hacer.

 

-¿Qué modelo económico propone?

 

-Si uno abandona las ideologías, el modelo que decide un país es un modelo que ocupa a la población de ese país, es decir, que crea empleo. Empleo digno, no de esclavitud. Eso vale para Holanda, para China, para Argentina. El quid de la cuestión está en la capacidad o no de tener a la población del país integrada a través de un mecanismo de trabajo. La cosecha y Vaca Muerta, más que bienvenidas. No vamos a caer en los planteos anti primarización. Pero eso es una parte. Porque Argentina tiene 52 millones de habitantes y tal vez ese modelo da para 30 millones o ni siquiera. Un modelo solo basado en eso no alcanza. ¿Qué va a hacer con el resto de los habitantes?

 

 

 

-Fernández dice que no es necesario realizar una reforma laboral, como sí lo cree el Gobierno. ¿Qué opina?

 

-Nosotros fuimos capaces de crear tres millones de puestos de trabajo en tres años y pico, empezando por el gobierno de (EduardoDuhalde. Las condiciones no siempre son iguales. Hoy la pyme está tan golpeada por todos los excesos cometidos en materia de sobreprotección laboral y demás que, si no hay reforma, no va a haber generación de empleo.

 

"Hoy la Pyme está tan golpeada por todos los excesos cometidos en materia de sobreprotección laboral y demás que si no hay reformas no va a haber generación de empleo".

-Entonces, ¿cuál es la diferencia con la del Gobierno?

 

-La gran diferencia con el Gobierno es que plantea una reforma laboral en una economía estancada y, en consecuencia, no va a tener ningún efecto. Le permitirá ganar algún pesito más a algún empresario, porque podrá despedir a alguien gastando un poquito menos. La reforma laboral tiene que ser parte de un nuevo proceso de desarrollo, con una economía caminando, donde la reforma laboral no toque los derechos adquiridos de los que están (...) aunque son un pedacito, porque la mayoría de los argentinos ya no está en el pedacito que tiene toda la protección laboral propia de los años '50, 60, '90. La gran mayoría está afuera. Al resto hay que mostrarle que la reforma genera empleo. Un ejemplo provincial es Vaca Muerta. Allí decidieron hacer una flexibilización laboral importante en el marco de la creación de 30 mil puestos de trabajo con sueldos por encima del promedio. Ahí funciona.

 

-¿Qué hay que hacer con la deuda que tomó Macri?

 

-Lo mínimo es renegociar los plazos. El Fondo lo sabe. Sabe que Argentina, en 2021, 2022, no puede pagarle 57 mil millones de dólares.

 

-¿Cuáles son las diferencias y las similitudes de aquel proceso de reestructuración de deuda que comandó y lo que le espera al próximo gobierno?

 

-Una de las diferencias es que, cuando se hizo la reestructuración de 2002, la tasa base de interés en el mundo era de 5,5 puntos, ahora es de dos y bajando, lo cual hace una diferencia fenomenal. Y digo dos ahora, pero, si tomo el promedio del periodo Macri, no pasa de 1,5%.

 

-¿Por qué hay que votarlo a usted?

 

-El mensaje es para todos aquellos que creen que el país estuvo y está en un curso inadecuado. A quienes buscan una cosa distinta, a quienes buscan moderación y no extremo, algo distinto, con ideas y propuestas, para ellos está Consenso Federal. Además, con alguna gente que tiene experiencia de gobierno, lo que en estos casos siempre ayuda.

 

El intendente de Santa Fe Juan Pablo Poletti.
Carlos Bianco

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