DUELO CONVENCIONAL. Con el salón del Club Social de Brandsen colmado, la Convención de la UCR bonaerense había arrancado viento en popa para los planes salvadoristas. Sin demasiados díscolos a la vista, todo parecía encaminarse a una armoniosa ratificación de la pertenencia a Cambiemos. Pero una seguidilla de críticas convencionales -con el representante local Raúl Paz a la cabeza- picó el trámite. Se acusó de “anti política” al socio PRO, se fustigó la “ausencia de estrategia en el conurbano” y se le enrostró a Salvador que aún no tenga siquiera en el bolsillo el segundo casillero de la fórmula.
Ante esa avanzada y con la sonrisa desdibujada en el rostro del jefe de la UCR bonaerense, desde el escenario se pidió no estirar las intervenciones. De inmediato, aparecieron los convencionales salvadoristas. Primero, el secretario administrativo del Senado, Claudio Alfonsín, destacó que "este gobierno les puso límites a las reelecciones eternas". Pero otro Alfonsín funcionario del Senado bonaerense, en este caso Julio César, fue el que hizo la diatriba más sanguínea y atacó a los díscolos: “Se vuelven a equivocar. No es yéndose con sectores del PJ que nos dejaron una provincia destruida por donde pasa el futuro”.
El convencional salvadorista y funcionario del Senado bonaerense Julio Alfonsín, en plena arenga pro Cambiemos.
Y ya con el grueso del auditorio –de mayoría salvadorista- aplaudiendo de pie, Julio César cerró: "Vamos a trabajar para que la UCR tenga un candidato a presidente para volver en 2023 a ser gobierno". Ese particular argumento, que reconoce implícitamente a Cambiemos como una alianza electoral y no de gobierno, hizo ruido en algunas caras oficialistas que estaban ya de pie aplaudiendo y que no pudieron evitar el efecto expansivo de esa arenga. Al instante, se disparó el cántico “Volveremos a ser gobierno como en el 83”.
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DE HEREDERO DE ALFONSÍN A EMPLEADO DE VIDAL. Una figura que simboliza la grieta dentro del radicalismo provincial es la de Daniel Salvador. Durante la Convención, dos hechos puntuales graficaron los amores y los odios que despierta el rol del jefe de la UCR bonaerense en el marco de Cambiemos.
El titular de la JR, Martín Borrazas, exaltando a Salvador.
Mientras que en la apertura de la ceremonia el intendente anfitrión, Daniel Cappelletti, incluyó una elogiosa alusión a Salvador, al quien le atribuyó el “legado” de Raúl Alfonsín, al cerrar la Convención con el discurso del titular de la UCR bonaerense, desde un sector del salón se escuchó un cántico acusatorio: “Em-ple-ado, em-ple-ado”, repitieron durante más de diez segundos, mientras el vice de Vidal intentaba tapar con su voz los constantes gritos. Con reacción tardía, los convencionales salvadoristas comenzaron a tapar las voces díscolas con aplausos y vítores a su jefe. Con visible malestar, enseguida Salvador arremetió contra “los populistas que pululan en el radicalismo”.
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CRISTINA PRESENTE. En un sábado donde el anuncio de la fórmula Fernández-Fernández dominó la agenda, el tema también se filtró en la Convención radical. Apenas se inició el proceso de acreditación de convencionales titulares y suplentes, flotaba en las charlas correligionarias la reciente jugada de la ex presidenta. “Se repite la historia, Cámpora-Solano Lima. No sé cómo se vuelve después de haber ido tan lejos en las cosas que dijo Alberto Fernández con respecto a Cristina y ser hoy quien encabece la fórmula”, dijo Cappelletti a Letra P.
Sandra París y Carlos Fernandez en un paréntesis de la Convención. Detrás, el candidato de Avellaneda, Luís Otero.
En esa línea, la diputada Sandra París fustigó: “El peronismo repite historia. Esto me hace acordar a la década del 70, cuando la fórmula fue Perón-Perón y en este caso Fernández-Fernández, donde sabemos perfectamente que, de concretarse esta fórmula, no será él quien gobierne, sino ella”. Por su parte, el diputado nacional Carlos Fernández disparó: “Pareciera una jugada muy hábil para que estemos discutiendo sobre la fórmula y no sobre las acusaciones que va a tener que enfrentar Cristina cuando se tenga que sentar en el banquillo de los acusados”.
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GRACIAS AL PJ. Antes de poner en marcha el debate en torno a la estrategia electoral, en el radicalismo hicieron un alto para hacer un agradecimiento público al titular del PJ brandseño, el concejal José González. Sucede que, además de conducir el peronismo local, González también preside el Club Social, entidad que cedió sus instalaciones para la realización del encuentro boina blanca. De armoniosa relación institucional con el intendente radical, González y Cappelletti compartieron días atrás el acto local en homenaje a los 100 años del nacimiento de Evita.
MERCHANDISING RADICAL. Teniendo en cuenta la gran afluencia de dirigentes, convencionales y militantes, no faltó el rincón asignado a la venta de merchandising radical. Desde estatuillas y cuadros de Alfonsín, Illia, Yrigoyen y Alem, entre otros, pasando por escudos, mates e imágenes reminiscentes a la Revolución del Parque, hasta libros alusivos a pasajes de la historia argentina protagonizada por el radicalismo e incluso ejemplares del Nunca Más, donde se editó el informe de la Conadep, comisión que integró el actual vicegobernador.
Los precios parecían estar a tono con los tiempos inflacionarios y quizás la presea más costosa era una bandera de ceremonia partidaria que lucía a un costado del salón. Si algún correligionario deseaba llevarse para su comité la bandera completa (con asta, pedestal y moño), tenía que desembolsar la picante suma de $13.000.
