Ubicar estratégicamente el cierre de las listas provinciales luego de las PASO nacionales es la jugada clave a la que apostó Juan Manuel Urtubey para intentar lograr que la dirigencia salteña cierre filas detrás de su candidatura presidencial y no se fugue para apoyar a Cristina Fernández de Kirchner, a Mauricio Macri y hasta su posible rival en la interna de Alternativa Federal, Sergio Massa.
La decisión de Urtubey de desdoblar las elecciones locales de las nacionales dio la sorpresa en el cronograma electoral previsto para este año, no solo porque el salteño deshizo la resolución de unificar los comicios que había tomado a contramano de sus pares peronistas, sino por la particularidad de las fechas elegidas y la diferencia en las razones.
En primer lugar, a diferencia de lo que hizo la mayoría de los gobernadores de provincias opositoras, Urtubey no desdobló las elecciones para adelantarlas sino que optó por atrasarlas. En el anuncio que hizo este lunes a última hora, confirmó que las primarias provinciales serán el 6 de octubre mientras que las generales se celebrarán el 10 de noviembre, es decir, antes y después de las presidenciales del 27 de octubre.
Pero la clave no está en la fecha de los comicios, sino en el cierre de listas, cuya fecha tentativa está prevista para el 15 de agosto –50 días antes de la celebración de las PASO provinciales, de acuerdo con la ley 7.697-, cuatro días después de las PASO nacionales, que se celebrarán el 11 de agosto.
Para explicar la reprogramación electoral, Urtubey recurrió a una excusa formal que tomó estado público. “Tomamos esta decisión por las advertencias realizadas por autoridades electorales ante las posibles complicaciones al realizar una elección el mismo día que la elección nacional con dos sistemas diferentes”, dijo el gobernador.
En efecto, según pudo saber Letra P, la Justicia electoral de la provincia le advirtió a Urtubey sobre los inconvenientes que podría haber generado en el desarrollo de los comicios que los ciudadanos salteños votaran en cinco categorías nacionales y cinco provinciales con dos sistemas diferentes: boleta de papel para la categoría presidencial y boleta electrónica para las elecciones de Salta.
Como el gobernador rechazó la posibilidad de que las elecciones de Salta también utilicen la boleta tradicional de papel, de mantener la unificación de las fechas, los ciudadanos salteños hubieran tenido que hacer doble fila para votar en muchas categorías, lo que les hubiera generado demoras y fastidio.
Pero más allá de las excusas formales, la decisión de Urtubey estuvo más atada a su candidatura presidencial que a la logística electoral. El gobernador encontró en el desdoblamiento la manera de ganar apoyos locales a su aventura nacional, apelando a la “salteñidad” como factor determinante.
LA SALTEÑIDAD, AL PALO. “Los salteños tenemos una oportunidad histórica. Nuestro gobernador asumió el desafío político más grande de su vida, ser la voz del interior profundo de la Patria. Señor gobernador, usted es la voz para hacer escuchar a todo el norte argentino”, le dedicó el intendente de la capital salteña, Gustavo Sáenz, pocas horas después del anuncio, durante un acto por el 437º aniversario de la ciudad. Algo parecido había sucedido en enero con el ex gobernador Juan Carlos Romero, que llamó a todos los salteños a apoyar a su histórico rival en nombre de “las necesidad de Salta y del Norte argentino”, que “tanto cuesta hacerles entender a los gobiernos nacionales”.
El apoyo de Sáenz es una de las principales señales que perseguía Urtubey en la provincia. El intendente de la capital es un fuerte candidato a gobernador, con serias chances de ganar la elección, pero su referencia nacional no es clara. Proviene del peronismo, fue secretario de Gobierno de la ciudad durante la intendencia del vicegobernador Miguel Isa, en 2015 fue candidato a vicepresidente de Sergio Massa –con quien mantiene una relación cercana-, y después se convirtió en referente de Cambiemos, aunque también tiene una relación fluida con Urtubey. En el peronismo salteño admiten que, inclusive, hay chances de que Sáenz se aleje de Cambiemos y compita por la gobernación dentro del frente oficialista.
La arena local empezó a ordenarse de manera paulatina. El presidente del interbloque Argentina Federal en Diputados, Pablo Kosiner, se bajó de la disputa por la gobernación y se volvió a anotar en la competencia de las listas legislativas nacionales. Su compañero de bancada, Javier David, reafirmó su candidatura a gobernador y ratificó su apoyo a Urtubey, más allá de sus ocasionales actos de rebeldía en Diputados. En la misma carrera siguen el vicegobernador Isa y el ex jefe de Gabinete Carlos Parodi.
El kirchnerista Sergio “Oso” Leavy, en tanto, se mantiene fiel a Cristina, aunque el desdoblamiento podría despejar los nubarrones internos del peronismo que había introducido la simultaneidad electoral. Como explicó Letra P, el discurso “tan fuerte” del salteño contra la ex presidenta rompió la posibilidad de que el peronismo salteño pudiera llegar a la elección provincial unido, como sí sucede en la mayoría de los distritos del país.
Resta ver si la modificación del cronograma puede volver a unificarlo y que las distintas corrientes internas compitan en una gran primaria. Pero todo eso se resolverá después de las PASO nacionales, una vez que quede claro cuál es el lugar real que le cabe a Urtubey en el peronismo agrupado en Alternativa Federal, donde apuesta a competir con Roberto Lavagna y Massa.
Las encuestas, a priori, no lo favorecen. Según un estudio de la consultora de Raúl Aragón fechado el 10 de abril, Urtubey tiene un 9,3% de intención de voto y se ubica tercero en el espacio de Alternativa Federal, detrás de Massa (11,6%) y Lavagna (9,5%). Para Synopsis, el número del salteño se acerca al 7,9%.
Con esos números en mano y el objetivo de que el pago chico olvide las diferencias locales para acompañarlo en su aventura nacional, Urtubey diseñó la estrategia local. Una apuesta a la “salteñidad” para fortalecer una candidatura que aún no despega.