SHOCK DE POPULISMO

El Gobierno prepara un "relanzamiento" después del número negro de la inflación

Esperan que el INDEC marque incluso más que el 4% esperado. Tras eso, habría un anuncio oficial de un paquete de medidas. Evitarán hablar de "precios congelados". El Gobierno aguarda señales del FMI.

El presidente Mauricio Macri presentará una serie de medidas paliativas el próximo miércoles, cuando el INDEC haya publicado el índice inflacionario de marzo, que podría ser superior al 4%. La fecha del anuncio fue informada este jueves por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, que ofreció una brevísima conferencia de prensa en la Casa Rosada luego de una reunión de tres horas con los cinco gobernadores de Cambiemos, junto al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, su par de Desarrollo Social, Carolina Stanley, y distintos técnicos de las carteras de Hacienda y Trabajo y Producción.

 

Detrás de las pocas precisiones que aportó el ministro coordinador en la rueda de prensa, dentro de la Rosada confiaron a Letra P que el diseño de las medidas tiene dos capítulos: un posible “acuerdo de precios” para ampliar el sistema de “precios cuidados”, dentro de una batería de medidas, cuyo diseño final estará atado al desenlace de los intercambios que mantienen en Washington el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne y el titular del Banco Central, Guido Sandleris, con el directorio del Fondo Monetario Internacional (FMI), para obtener un achicamiento de la banda de flotación cambiaria.

 

 

Dujovne lleva adelante esta renegociación con el FMI casi a contrarreloj, porque a partir del próximo lunes el Banco Central (BCRA) podrá vender 60 millones de dólares diarios para intervenir en el mercado de cambios, una cifra considerada muy exigua para contener una nueva corrida del dólar en un escenario de inestabilidad económica creciente. En el medio de esa expectativa no sólo están los paliativos para los precios, que son materia de profundo desdén por parte del entorno presidencial, sino también la esperanza estratégica de obtener un acuerdo con el organismo financiero internacional para reducir la banda de flotación en vigencia, luego de que el organismo hiciera la tercera revisión del acuerdo y liberara un tercer desembolso del endeudamiento histórico contraído por la Argentina. 

 

 

 

La nueva negociación con el FMI es la máxima preocupación del Ejecutivo en estas horas y, quizás por eso, el tema mejor guardado en el entorno presidencial. El punto también sobrevoló en la reunión de los funcionarios de la Casa Rosada con el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, la gobernadora bonaerense, María Eugenia Vidal, y los tres mandatarios que tiene el radicalismo: el mendocino Alfredo Cornejo, que preside el Comité Nacional del partido, el jujeño Gerardo Morales y el correntino Gustavo Valdés.

 

Poco antes de la conferencia que ofreció Peña, Cornejo habló a la salida de Balcarce 50. “El Gobierno está receptivo, pero el vocero es Marcos. Son receptivos a lo propuesto por los gobernadores, no solo radicales, pero nunca pedimos congelar precios, sino llevar adelante un acuerdo de precios”, explicó el titular del partido, uno de los principales depositarios de la desconfianza presidencial desde que lanzó sus críticas públicas contra la política tarifaria del Gobierno en los servicios públicos.

 

 

 

Si Macri cede a algunos planteos de sus aliados podría reanimar el sistema de Precios Cuidados, pero a partir de un acuerdo con las principales cadenas de supermercados en todo el país. Estaría acompañado por “cambios en el sistema de Defensa de la Competencia”, que apuntarían a controlar prácticas monopólicas y también castigar, en forma indirecta, a las empresas que no cumplan con los precios previstos. Para llegar a ese presunto punto de equilibrio falta una pieza determinante: contar con un tipo de cambio previsible, que permita una estimación inflacionaria que no transforme los pactos en danza en otra muestra de debilidad del plan económico que delinea y monitorea el FMI.

 

A pesar de la incertidumbre sobre los pronósticos, en el entorno del Presidente y del ministro coordinador se muestran seguros de “una pronta recuperación” de la economía. Esa certeza es el mar de fondo de la desconfianza que comparten los escuderos del PRO con sus interlocutores radicales, a quienes miran de reojo porque sus declaraciones públicas críticas no se condicen con la docilidad que ofrecen  en la intimidad del poder.

 

 

 

Un alto funcionario negó diferencias con el radicalismo en la reunión. Detalló que “fue un encuentro cordial”, pero aseguró que fue para analizar “la viabilidad política y económica de las medidas” entre los gobernadores, los ministros y los técnicos de cada área, que hicieron una devolución de distintos aspectos, y tomaron nota de otros, dentro de un borrador que está en desarrollo y que será terminado la semana próxima, posiblemente cuando haya precisiones de la negociación con el FMI.

 

Todas las alternativas en materia de precios, defensa de la competencia, créditos blandos y subsidios que están en carpeta deberán respetar el déficit fiscal cero acordado con el FMI. Debido a esa centralidad que tiene el organismo, el trazo grueso de las medidas no pasó por Balcarce 50, ni por el intercambio con los gobernadores radicales y macristas, sino por los diálogos que mantienen Dujovne y Sandleris con el directorio del Fondo durante su asamblea de primavera.

 

Leandro Busatto se despegó del rechazo del peronismo a la reforma constitucional.
Axel Kicillof y Maximiliano Pullaro 

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