Dentro del reducido elenco que tendrá el PRO para acompañar la campaña electoral del presidente Mauricio Macri por su reelección, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal es una de las figuritas más difíciles para concretar la estrategia diseñada en la Casa Rosada. En las oficinas del jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguran que aplicarán “la idea del equipo”, un concepto de “complementariedad” que incluye a Macri y al alcalde porteño Horacio Rodríguez Larreta. La combinación de las “tres cabezas”, con un cuarto acompañante móvil, será replicado en algunas provincias, por fuera de la Ciudad y la provincia Buenos Aires, donde pelearán un segundo mandato. En la jefatura de campaña de Cambiemos, que detenta Peña desde el primer piso de la Casa Rosada, aseguran que le pidieron a Vidal su predisposición para intervenir en distintas provincias pero, sin embargo, esa es una decisión operativa que otros funcionarios evalúan de "difícil cumplimiento".
"Hasta ahora sólo nos han pedido Neuquén y ella estará en algunos lugares donde ellos nos pidan", confió un funcionario bonaerense a Letra P para confirmar que Vidal estará en esa provincia para respaldar al intendente de la capital provincial, Horacio "Pechi" Quiroga, como candidato a gobernador de Cambiemos. El jefe comunal de origen radical competirá con el mandatario Omar Gutierrez, que buscará su relección por el Movimiento Popular Neuquino (MPN), al calor de una relación muy estrecha con el Gobierno, a partir de la centralidad que ocupa el yacimiento de Vaca Muerta.
Para el Gobierno, esa provincia será uno de los primeros laboratorios electorales donde aguardan derrotas locales. La visita de Vidal es parte de la "ayuda" que ofrecerá la Casa Rosada a sus escuderos provinciales. El despliegue comenzó este viernes con una visita a esa provincia de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, y una reunión de Quiroga con Vidal en Buenos Aires, como paso previo a la visita proselitista.
Este viernes Vidal recibió al radical "Pechi" Quiroga, antes de visitarlo en Neuquén.
Pero, a contrapelo del mapa de arena que dibujan en Balcarce 50, cerca de la gobernadora dudan que haya más visitas como la que realizará a Neuquén. "No creemos que sean muchos destinos, porque en la mayoría los candidatos son radicales", espetó un destacado integrante del equipo de campaña bonaerense, que prefiere a Vidal "recorriendo la provincia, que atendiendo distritos ajenos". En rigor, Neuquén es uno de esos terrenos que el PRO no contabiliza como propios, aunque la lista podría incluir otros duelos adversos para la capacidad del macrismo de controlar internas, como Córdoba y Santa Fe, dos territorios donde el principal aspirante también podría ser radical.
En el PRO nacional también hay funcionarios del Gobierno que coinciden con la premisa del “territorio ajeno”. Esgrimen ese límite más por necesidad que por la sensibilidad política de su paladar. "Ésta campaña no será como la de 2015, ni como la última de 2017. Vamos con la misma concepción y con la gestión encima, pero también con más problemas económicos a cuestas que en las legislativas de hace dos años y ni hablar de la otra", confió un escudero oficial que no comparte los pronósticos alentadores que difunde el Gobierno. Aguarda una contienda electoral "cuerpo a cuerpo y voto a voto", donde la pelea bonaerense quedará completamente atada a la performance que tenga Vidal en el territorio que concentra el 37% del electorado nacional.
Ese punto toma otro volumen por los números negativos que arrojan las encuestas ante la evolución de la crisis y la recesión. En medio del deterioro de la imagen presidencial, y del Gobierno, Vidal todavía mantiene “una performance competitiva envidiable”, pero erosionada en el conurbano bonaerense, donde la ex presidenta Cristina Fernandez de Kirchner empieza a asomar como un riesgo para la estrategia de “la complementariedad”. Si la senadora no se postula, la arquitectura de la campaña entraría a un segundo plano, porque la Casa Rosada debería reordenar parte de su hoja de ruta, incluso respecto al plan de reelección de Macri.
En medio de esas tensiones, dentro de la Casa Rosada (y también en las entrañas del PRO) crece un ejército silencioso de detractores de la estrategia de la "complementariedad", porque sostienen que Vidal tendrá un camino demasiado escarpado en su provincia para derrochar esfuerzos en "territorios ajenos". Una lectura íntima que transmite más inseguridades que certezas sobre el destino de la campaña, mientras todavía no cierran las heridas internas por la “anticipada” decisión de Vidal de resignar el desdoblamiento de las elecciones provinciales de las nacionales.