La ceremonia de asunción de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner ante la Asamblea Legislativa se vivió en medio de un clima de euforia para el peronismo, que disfrutó el regreso a la Casa Rosada con cánticos y expectativa por el discurso del nuevo presidente, que matizó con gestos la frialdad de su compañera de fórmula con Mauricio Macri.
CRISTINA, FRIALDAD CON MACRI Y CALIDEZ CON MICHETTI. Desde su llegada al Congreso, la ex presidenta marcó con gestos sus posiciones. Con la vicepresidenta saliente, Gabriela Michetti, quien la recibió en la entrada que da hacia la explanada, se saludó de forma cordial y conversó de manera animada y risueña mientras esperaba por la llegada de Fernández. Después, sonrió junto al presidente electo, el presidente de la Cámara, Sergio Massa, y la propia Michetti, cuya silla de ruedas se encargó de guiar Fernández a través de los salones Azul y de los Pasos Perdidos.
En el camino hacia el recinto, Cristina saludó solo con la mano a los diputados y senadores de Cambiemos, mientras le dedicó abrazos y besos a los miembros del Frente de Todos. Ya dentro del recinto volvió a marcar la diferencia. Cruzó un saludo frío con Macri, a quien le extendió la mano y no miró a los ojos, mientras despidió con un beso afectuoso a Michetti cuando dejó el recinto después de la entrega de atributos presidenciales. La vicepresidenta saliente también abrazó a Fernández, le habló al oído y le dio un fuerte apretón de manos para desearle suerte. “Le hicieron muchas cosas a Cristina, sufrió mucho”, le dijo a Letra P un dirigente de confianza de la ex presidenta sobre el saludo frío a Macri.
Durante la ceremonia, la vicepresidenta se mantuvo atenta al discurso de Fernández, que siguió de reojo desde su lugar, ubicado a la izquierda del Presidente, y asintió en varios pasajes. También pidió especialmente a un secretario su lapicera para firmar y rechazó utilizar la misma que habían usado antes Macri y Fernández.
LA EUFORIA DEL REGRESO. La mitad peronista del recinto hizo sentir su alegría por la asunción ya desde antes de que la dupla presidencial llegara al Congreso. Desde temprano, los diputados y senadores del nuevo oficialismo se mostraron efusivos en los saludos y, apenas pasadas las 11, entonaron por primera vez el canto “Alberto presidente”, que se fue repitiendo a lo largo de toda la ceremonia.
La marcha peronista también sonó en varias oportunidades e inclusive Cristina la entonó desde el estrado, al tiempo que sonrió ante cada canto que le dedicaron desde los balcones. “Cristina corazón, acá tenés los pibes para la liberación” sonó antes de la ceremonia y la ex presidenta se llevó una ovación en su entrada al recinto.
Pero, sin dudas, el volumen se elevó de manera mucho más contundente cuando Macri ingresó al recinto para entregarle a Fernández los atributos de mando. La marcha peronista sonó con una fuerza que pareció liberadora ante la cara del presidente saliente, que recibió el apoyo de la diputada Natalia Villa, que desplegó una bandera argentina con la bandera “vamos Mauricio”.
Con la marcha peronista resonando, el presidente Fernández le palmeó a Macri la espalda y se acercó para compartir un comentario al oído. Los dos rieron y Fernández pidió el cese de los cantos para que pudiera iniciarse el traspaso de atributos.
CONSENSO FEMINISTA. El recinto en pleno se puso de pie para aplaudir a Fernández en una sola ocasión: cuando hizo mención a los derechos de las mujeres. “Ni una Menos debe ser una bandera de toda la sociedad y de todos los poderes de la República. El Estado debe reducir drásticamente la violencia contra las mujeres hasta su total erradicación”, dijo Fernández y todo el recinto se puso de pie. Relucían algunos pañuelos verdes de apoyo a la legalización del aborto. Los llevaron las diputadas Victoria Donda y Gabriela Cerruti, del Frente de Todos, y la futura ministra de Equidad, Elizabeth Gómez Alcorta. Desde las gradas, apoyaron la escritora Claudia Piñeiro y Giselle Fernández, la hermana de Cristina, que ató el pañuelo verde a su cartera.
UN DESFILE PARA SALUDAR A MENEM. Sentado en primera fila en las sillas ubicadas a la izquierda del estrado, el ex presidente Carlos Menem recibió saludos de todo el arco político y se sacó fotos con todos. El gobernador de Chubut, Mariano Arcioni, se acercó a saludarlo y le pidió una selfie, mientras que Graciela Camaño lo saludó de manera afectuosa, al igual que el gobernador de Chaco, Jorge Capitanich. Ubicada a su lado, su hija, Zulemita, aprovechó para sacar una foto que incluyó a Menem, al ex presidente Eduardo Duhalde y a ella misma.