Con el paso de los días comienza a tomar forma el tablero electoral de cara a las elecciones de abogados para ocupar las dos sillas que les corresponden en el Consejo de la Magistratura de la Nación, el organismo de selección y remoción de jueces, fiscales y defensores oficiales federales.
Mientras el radicalismo se divide en varias opciones y, en paralelo, pugna con los operadores del PRO (con el presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, a la cabeza de las operaciones), un sector de corte frentista con fuerte identidad peronista asoma desde la zona sur del Gran Buenos Aires.
Al frente de esa opción aparece Bienvenido Rodríguez Basalo, presidente del Colegio de Abogados de Quilmes, desde donde “Beve” (tal su apodo) supo construir su carrera de dirigente en la política colegial. Nada de lo que ocurre en el Departamento Judicial de Quilmes le es ajeno. Desde ese lugar llegó a la Vicepresidencia del Colegio de Abogados de la provincia de Buenos Aires (Colproba) y cuenta con el apoyo de la mayoría de los colegios de abogados del Conurbano. También de referentes de la colegiación de toda la provincia de Buenos Aires.
Rodríguez Basalo aspira a obtener la banca en representación de todos los abogados del país. Los hombres y mujeres de negro tienen dos sillas en el Consejo. Una es para los letrados porteños, la otra es para el resto del país. En rigor la representación parece desigual, pero son las reglas de juego en la que se pusieron de acuerdo los hombres y mujeres que operan en el sistema judicial argentino.
Desde la Lista 3 Compromiso con la Constitución, el espacio que él encabeza, comenzaron a conocerse las líneas de trabajo y gestión a impulsar en caso de ganar en las urnas. Para ello se consumaron varias mesas de café en la que, tras un repaso histórico a partir de la Reforma Constitucional de 1994, la introducción del Consejo de la Magistratura en la Carta Magna se correspondió con la necesidad de despolitizar y darle transparencia al proceso de selección, administración y remoción de los Jueces. Los Constituyentes en ese momento, y como consecuencia del total desprestigio de la Justicia, tomaron la opinión de los ciudadanos, y de los distintos actores de la Justicia incorporándolos mediante los distintos estamentos, legisladores, jueces, poder ejecutivo, abogados y académicos.
Una de las ideas que plantearon que “para la República, la falta de independencia de la Justicia es una tragedia, frente a la cual decidimos no ser espectadores. Hoy la percepción que la sociedad tiene de la Justicia sigue siendo sumamente negativa. Las constantes intromisiones de la política, han afectado el Estado de Derecho”, se desprende del cuaderno de anotaciones.
“Es nuestro compromiso, pero también nos significa nuestra obligación, llevar las necesidades de un colectivo de abogados que ejercemos a diario y conocemos la realidad de una Justicia totalmente desacreditada y devaluada ante los ojos de una sociedad que busca y merece standares de calidad. Esa es la silla que nos corresponde a los abogados de a pie, porque somos esos que luchamos todos los días por un mejor servicio de Justicia. Porque una mejor Justicia es una mejor Nación” se lee en uno de los tramos con aroma a alfonsinismo puro y duro del borrador de ideas.
Desde su apego al peronismo, Rodríguez Basalo se opuso de la llamada “democratización de la Justicia” que impulsó el Frente para la Victoria en la segunda presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. También dio batalla contra las sentencias de pago de jubilaciones y actualizaciones que la Anses se negaba a pagar durante la gestión del peronista federal, Diego Bossio.
Para la Lista 3 “es el momento de librar duras batallas para frenar los repetidos intentos de los poderes políticos de conculcar esa libertad e independencia de la Justicia, porque sino el Estado de Derecho seguirá perdiendo calidad institucional, inclusión, e igualdad ante la Ley.”
En esa interminables rondas de consulta, Basalo recordó que durante su presidencia del Colegio de Abogados de Quilmes y del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires, accionó contra el avance del poder político sobre la Constitución y se comprometió con la abogacía genuina e independiente, la sociedad, la independencia del Poder Judicial, “defendiendo los intereses ciudadanos y profesionales ante la Justicia Federal.”
En cada uno de los encuentros el candidato destaca que esta elección “es para elegir el representante de los abogados, establecido por la Constitución y no la de un sector político determinado. Mi candidatura legitimada representa a la abogacía del fuero Federal del país con total independencia de los poderes políticos y económicos, en la inteligencia que se debe asegurar la independencia del Poder Judicial en todo tiempo y circunstancia.”
En la carpeta de trabajo de Rodríguez Basalo figura:
-Insistir con la reforma de la Ley de conformación del Consejo de la Magistratura, para recuperar el equilibrio de representatividad perdido, y lograr el incremento de la representación de la abogacía en igualdad, y garantizar la presencia de los abogados tanto en la comisión de selección de Magistrados como en la Escuela Judicial, siendo la voz de toda la abogacía del país.
-Propiciaremos la transparencia por el acceso a la información pública de todas las actuaciones y trámites del Consejo.
-Nos ocuparemos de que se cubran las vacantes de los Juzgados Federales de todo el país, de la creación de los juzgados que faltan para atender el déficit del servicio de Justicia ciudadana en todo el país, y garantizar que sean designados por méritos y antecedentes, y no por acuerdos o repartos político partidarios.
Con estas propuestas, busca diferenciarse del actual representante del sector, el radical Miguel Piedecasas que, además, es el titular del cuerpo. En más de 1500 votaciones, siempre levantó la mano con el oficialismo de Cambiemos.
Durante la gestión de Piedecasas, los abogados dejaron de participar en dos comisiones claves: la de evaluación de exámenes y la de selección de magistrados, dos instancias trascendentales en el nombramiento de jueces, fiscales y defensores oficiales. Así los abogados independientes perdieron peso y poder en la pulseada con las familias judiciales y la política, sin dejar de mencionar a la Iglesia argentina, otro gran aparato de poder e influencia dentro del cuerpo.
Otro aspecto a tener en cuenta, en la previa a la elección anterior, Piedecasas firmó un documento en el que se comprometió a pelear por la permanencia de los abogados en las comisiones. Borró con su actitud lo que había firmado con la mano.