Con la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner o sin ella, los movimientos sociales que forman parte del espacio En Marcha debaten, en privado, quiénes podrían liderar una eventual boleta de unidad en 2019. Reconocen que esas personas deben cumplir con un requisito clave: representar a “un amplio espacio de oposición al macrismo” que supere los límites del acuerdo que integran la Confederación de Trabajadores por la Economía Popular (CTEP), la Corriente Clasista y Combativa (CCC), el Movimiento Evita, Barrios de Pie, Libres del Sur, Unidad Popular, Seamos Libres, Vía Campesina, Vamos (Patria Grande) e Izquierda Popular, compuesto por el Movimiento Popular La Dignidad y la Corriente Villera Independiente.
El espacio no contiene a todos los movimientos sociales. Pero reúne a una parte de los más importantes, con alcance nacional. La memoria colectiva de sus asambleas, cooperativas y emprendimientos, está escrita por, al menos, tres generaciones de militantes. Los pioneros participaron de los primeros cortes de ruta posteriores a 1997 y protagonizaron las protestas populares previas a la huida de Fernando De la Rúa en 2001 y al asesinato de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki el 26 de junio de 2002, durante el interinato presidencial de Eduardo Duhalde. Por esos años, la gobernación bonaerense estaba en manos de Felipe Solá y su mención dentro de las organizaciones consultadas también despierta polémicas, por el rol que le adjudican en la Masacre de Avellaneda.
Fueron momentos previos y traumáticos de un proceso político que, en muchos casos, el kirchnerismo prefirió olvidar durante su estadía en el poder. Sin embargo, su dinámica económica permitió que muchos de esos luchadores sociales pudieran pasar del reclamo de planes a la autogestión cooperativa para recuperar la cultura del trabajo. Todos ellos acumulan años de debates y aprendizajes en la búsqueda de pegar el salto de la lucha social y la construcción territorial a la disputa electoral.
La foto política que aceleró ese debate sucedió hace dos días, cuando el dirigente Juan Grabois, de la CTEP, fue a los tribunales de Comodoro Py para acompañar a la ex presidenta antes de su declaración ante el fiscal Carlos Stornelli.
La aparición del abogado, cercano al papa Francisco, desató todo tipo de especulaciones sobre su cercanía con el kirchnerismo. Grabois se encargó de disiparlas mediante un mensaje personal. Las aclaraciones no le impidieron instalar parte del debate electoral que atraviesa a las organizaciones sociales. “Vería con buenos ojos un frente opositor con toda la oposición política, incluido el kirchnerismo, el sector de Solá, los gobernadores, detrás un programa distinto al programa del Gobierno. Es una posición política, no ética. Hay tipos que son rufianes y otros que deben ser muy buenos tipos”, le contestó al diario La Nación después de su paso por tribunales.
Letra P dialogó con los principales dirigentes del espacio En Marcha y comprobó que los porotos están divididos entre los que están dispuestos a construir candidaturas con distintas figuras del peronismo y del socialismo, pero sin CFK.
Juan Carlos Alderete, histórico dirigente nacional de la CCC y del Partido Comunista Revolucionario (PCR), apuntó a la ex presidenta como un límite, un punto que no es compartido por otras fuerzas que integran ese espacio.
“Hemos armado este frente para que eso se transforme en una herramienta político electoral, pero no pensamos sumar a cualquiera. No pensamos entrar en la disputa del PJ. El límite es CFK, pero podemos articular con otros sectores del peronismo. Si Alberto Rodríguez Saa y Solá no van con el kirchnerismo, puede ser. Nuestro límite es la corrupción. Hay que elaborar un programa político, hay que cumplir con ese programa, pero hay que profundizarlo”, aseguró a este medio.
El marco de alianzas de la CCC incluye el apoyo a la candidatura de Daniel Arroyo a la gobernación bonaerense. “Estamos hablando con él, pero a título de sus planteos personales, no del Frente Renovador. Él nos ha manifestado que quiere ser candidato a gobernador y a los integrantes de nuestro frente no les cae mal”, confió el dirigente maoísta, aunque se mostró distante sobre una articulación dentro del peronismo con los demás socios del frente, como el Movimiento Evita.
Gildo Onorato, del Evita, buscó mostrar cautela ante las certezas que lanzó Alderete, pero opinó más cerca de las expresiones de Grabois. “Como miembros de la CTEP queremos que la economía popular sea parte de la agenda del próximo gobierno y entendemos que tenemos que derrotar a Macri. La idea es construir una política común, para que el conjunto construya unidad. Grabois mencionó a Felipe y es válido que la oposición política se una. Estamos haciendo ese trabajo, estamos en deuda con el electorado, porque la clase política se pelea como perro y gato”.
Sobre la eventual candidatura de la ex presidenta, se resguardó en la lejanía de los comicios del año próximo, que por momentos parecen tan cercanos al calor de la crisis. “Lo de Cristina es difícil plantearlo hoy. El escándalo de la corrupción tapa la situación de pobreza creciente, el aumento de la canasta básica, la indigencia, que es lo más importante. Es cierto que nuestra tarea es unir desde abajo, con definiciones programáticas, para construir unidad, pero no se nos escapa que la corrupción es un hecho relevante que los atraviesa a todos”.
Daniel Menéndez, de Barrios de Pie, prefiere diferenciarse del acercamiento de su movimiento con el peronismo. “Lo primero es consolidar nuestro espacio, pero tenemos expectativas con distintos gobernadores del peronismo que aún no se definieron y también con el socialismo. No perdemos de vista que hay distintas candidaturas de distinto tipo que pueden ser una expresión del peronismo”, cintureó el dirigente social para no hablar de nombres, pero reconoció la densidad electoral que pueden tener las investigaciones por casos de corrupción.
“Es un problema presente y eso nos genera distintas consecuencias, pero a la vez vivimos esta situación de deterioro. Sabemos que esas dos variables van a jugar en las próximas elecciones, tanto dentro como fuera del peronismo, pero vamos a trabajar desde nuestro espacio para que haya una alternativa con un candidato que realmente pueda ganar, sino es muy complejo definir una candidatura. Aún así, antes que las listas vamos a definir los acuerdos”.
Desde la CTEP, Esteban “Gringo” Castro buscó diferenciarse de los nombres que mencionó Grabois. “Nosotros planteamos que tenemos un programa político de los trabajadores, basado en Tierra, Techo y Trabajo. Queremos que estas definiciones las tomen los políticos. No tendríamos problema que cualquier candidato, sobre todo del campo popular, quiera firmarlo y se comprometa con su cumplimiento. Queremos que el planteo de la economía popular lo tome la política”.
A 15 meses de las elecciones y mientras comienza la aplicación del ajuste acordado por el Gobierno con el FMI, el debate recién aporta sus primeros pantallazos desde las organizaciones emergentes de los sectores populares. Su potencia forma parte de una conversación pública que tampoco pasó inadvertida para el sanjuanino José Luis Gioja. Antes de cruzar la puerta de la sede partidaria de la calle Matheu, el repuesto titular del PJ lanzó otro guante en el mismo sentido. “Todo lo que se oponga a la Casa Rosada hoy tiene las puertas abiertas”, propuso. El juego recién comienza, aunque por momentos parece acelerarse ante el desarrollo de una crisis con consecuencias imprevisibles.