Una investigación policial reveló la verdadera dimensión y los alcances de la mayor organización criminal de Brasil, el Primer Comando de la Capital (PCC), que ha extendido sus tentáculos al tráfico internacional de drogas, aliándose con el primer cartel del país y llevando sus negocios a cinco países de la región.
El PCC es una organización mafiosa surgida a principios de los años 1990 en las cárceles de San Pablo con el propósito de defender los derechos de los internos, pero pronto comenzó a manejar negocios ilícitos en esa ciudad desde los propios presidios y se ha hecho notoria por desencadenas graves olas de violencia contra medios de transporte y otros objetivos.
De acuerdo con un artículo publicado este domingo por el diario O Estado de Sao Paulo, una serie de documentos secuestrados por la policía tras la muerte del líder de la organización, Rogério Jeremias de Simone, alias “Gegê do Mangue” (foto), reveló “parte de la estructura montada por los líderes del PCC para el tráfico internacional de drogas, la lista de sus integrantes en cada región de (el estado de) San Pablo, en los estados (brasileños) y en cinco países de América del Sul: Colombia, Paraguay, Bolivia, Perú y Guayana”.
El reporte añade que el PCC creció seis veces en los últimos cuatros años fuera de su estado de origen, especialmente en el norte de Brasil.
De acuerdo con ese tradicional periódico paulista, “la inteligencia policial tiene pruebas de la evolución de las rentas del grupo y su ligación con el primer cartel de drogas liderado por un brasileño: Gilberto Aparecido dos Santos, ‘Fuminho’”.
Los investigadores estiman que los negocios particulares de los líderes del PCC se elevan ya como mínimo a 106 millones de dólares por año, pero contemplan la posibilidad de que en realidad asciendan al doble de esa cifra.
Si se da por cierta la idea de ingresos por más de 200 millones de dólares al año, el PCC podría ser considerado una de las mayores 500 “empresas” de Brasil.
En lo que respecta al tráfico de estupefacientes al exterior, las estimaciones policiales dan cuenta, siempre según el informe de O Estado de S. Paulo, de, por lo menos, una tonelada por mes, aunque se contempla la posibilidad de que ese volumen corresponda a las “exportaciones” de apenas una semana.
Los puertos principales para la salida de las drogas son los de Santos, Itajaí, Río de Janeiro y Fortaleza.
Como producto de esas pesquisas, las autoridades descubrieron un amplio esquema de lavado de dinero.