“El peronismo nacional tiene que imitar al de Santa Fe”, se escucha como una máxima en los mitines políticos de la provincia que gobierna el socialismo desde el 2007. Porque, en rigor, esa es la sensación, que como nunca antes desde que es oposición el justicialismo llega calmo y preparado a la contienda electoral 2019. Con precandidatos ya lanzados, como los casos de Omar Perotti y Marcos Cleri, otros que deslizan que competirán y María Eugenia Bielsa, que siembra dudas otra vez, el PJ santafesino camina firme para recuperar la provincia que gobernó durante 24 años seguidos.
Todo, mientras complican internamente la reforma constitucional planteada por el gobernador socialista Miguel Lifschitz, quien necesita de los votos del PJ en la Legislatura para que avance la convocatoria a Asamblea Constituyente y fantasear, así, con la posibilidad de habilitar la reelección y pelear un nuevo mandato. Una jugada que, a priori, parecía contar con el visto bueno del peronismo. Pero que, con el paso de los días, se fue desinflando.
La interna, por momentos virulenta, que protagonizaron el ganador Agustín Rossi y Alejandra Rodenas en la elección legislativa 2017 sembró algo. No por la competencia en las PASO, que tuvo rasgos de competencia feroz, sino por lo que ocurrió después, en la previa a la elección general. El ex ministro y la ex jueza contagiaron a todo el color del peronismo provincial, se concretaron acercamientos impensados meses atrás y convivieron los matices de los peronistas tradicionales y los kirchneristas. Cambiemos arrasó en las urnas, pero algo emergió con del segundo lugar del PJ.
Rápido de reflejos, Rossi dijo tras la derrota que no pugnará en la elección de Santa Fe de 2019 y anunció que se retiraba de la provincia para trotar por otros lares. Así, le dejó el camino allanado a otros actores, pero especialmente a Perotti, el senador nacional que el kirchnerismo no termina de digerir.
El rafaelino está en carrera, se lo dice a quién puede. Perdió, aunque en tercer lugar, por menos de dos puntos contra Lifschitz en 2015. Ahora preparó equipos, realiza una actividad por semana en Rosario y da todas las entrevistas que rechazó en 2017. Por más que lo tantean como presidenciable, su lugar está en Santa Fe. Lanzó el slogan “Proyecto Santa Fe” y, por el momento, su esquema de alianzas es limitado.
Cleri será un fiel exponente del kirchnerismo. El diputado nacional no renovará su banca del Congreso y resolvió competir por la silla más pesada de la Casa Gris. Lejos de Perotti, el camporista apuesta a aglutinar todo el espacio del Frente Para la Victoria en la provincia.
Ellos son los únicos dos que admitieron que competirán por la Gobernación. En el medio se soltaron un sin fin de nombres, como el de la senadora nacional María de los Ángeles Sacnun, la diputada Rodenas, la diputada provincial Claudia Giaccone o el diputado provincial Leandro Busatto. A todos y todas los enorgullece que los nombren, pero hasta ahí. Por ahora, nada más.
El caso de Bielsa es de manual en Santa Fe. Se la nombró como candidata en varias de las últimas elecciones, pero ella se bajó siempre sobre la hora. Sus colaboradores aseguran que ya decidió competir en esta ocasión. Ella no da entrevistas y solo se filtra información de su sector por lo que comparten sus allegados. Es una incógnita si mantiene los casi 600 mil votos que consiguió en la categoría diputada provincial en 2011. Pero sin dudas que su participación modificará el escenario peronista y, por qué no, el esquema interno de alianzas.
Una gran PASO parece ser la gran solución para encausar todas las vertientes. Una primaria ordenada, que respete la conducción del vencedor y el apoyo de los derrotados. Agazapado, con ese esquema, el peronismo santafesino se relame para volver al poder provincial.