Día Mundial de la Tierra: Terminar con la contaminación de los plásticos

Terminar con la contaminación de los plásticos» (End Plastic Pollution) es el lema propuesto por las Naciones Unidas para este 22 de abril, el Día Mundial de la Tierra. Para Argentina, la clave ambiental está en fortalecer el sistema de Reducir, Reutilizar, Reciclar y Recuperar, acompañando con métodos tecnológicos que permitan Transformar Basura en Energía. Ambos procedimientos son complementarios. Hoy, los países que usan termovalorizacion incrementan su reciclaje. Es mucho lo que hay que hacer, con espacio y trabajo para todos. Por esto, salir del cepo del pensamiento binario es primordial para avanzar en el desarrollo sostenible.

 

Una gestión adecuada de los residuos plásticos debe considerar al máximo su aprovechamiento, ya sea mediante su reutilización, o bien, considerando otros usos para cada uno de los componentes del desecho. Esto resulta básico a finales de la segunda década del siglo XXI.

 

Sin embargo, muchas organizaciones apelan negativamente a la tétrica imagen, aún presente en el inconsciente colectivo, de "La Quema" de Buenos Aires. A comienzos del siglo pasado se construyó el “Horno provisorio de Nueva Pompeya”, una medida que pretendió erradicar por completo los basurales a cielo abierto, sin gran éxito. Los barrios del Bajo Flores, Villa Lugano, Villa Soldati, Parque Chacabuco, Parque de los Patricios, Boedo y Nueva Pompeya amanecían por entonces con una densa "neblina de olor nauseabundo". Los vecinos solían quejarse porque la ropa colgada en las terrazas se "manchaban" con el hollín resultante de la incineración que salían de las enormes chimeneas.

 

Para el 1977 el humo había desaparecido, y los incineradores de los edificios dejaron de funcionar cuando la dictadura creó el "Cinturón Ecológico Área Metropolitana Sociedad del Estado", CEAMSE, prohibiendo la incineración. Esta etapa se dio comienzo el enterramiento masivo de residuos que hoy está al borde del colapso, según expresan sus propias autoridades.

 

En la actualidad, diferentes países abordan la problemática de los desechos a través de diversos sistemas de tratamiento que se basan en una operación, o conjunto de operaciones, con el objetivo modificar las características físicas, químicas o biológicas de un residuo para reducir o neutralizar las sustancias peligrosas que contiene, recuperar materias o sustancias valorizables, facilitar el uso como fuente de energía o adecuar el rechazo para su posterior disposición final.

 

La inteligencia en la gestión integral para el aprovechamiento y valorización de los residuos, mejor conocido como reciclaje, es aquella que nos da a los argentinos una mirada de corresponsabilidad con el entorno ambiental para liderar acciones de preservación de los recursos naturales renovables.

 

Sin embargo, un manejo adecuado de los residuos también necesita de los vecinos, que participan activamente en estas acciones al "separar en origen", ayudando a mejorar el entorno saludable de la comunidad. La separación en origen es la clave del correcto funcionamiento de un sistema; de lo contrario, no es posible alcanzar los niveles de eficiencia necesarios en la recuperación de materiales de buena calidad para ser reutilizados.

 

La Ciudad de Buenos Aires tiene en el Centro de Reciclaje de Villa Soldati una importante planta de tratamiento de residuos secos. Allí se trata el tereftalato de polietileno, más conocido como PET, para que pueda ser reutilizado en la fabricación de nuevos productos. Las "botellas PET" es un tipo de plástico comúnmente empleado en envases de gaseosa, agua, aceite, es 100% reciclable y puede ser utilizado para la elaboración de otros productos, tales como: nuevos envases, ropa, fibras de alfombra, entre otra gran cantidad de usos.

 

Su obtención se logra gracias a un proceso de clasificación, separación, molienda, limpieza y secado de los envases a partir de una maquinaria de última tecnología, que permite procesar 2000 kg por hora. Las cooperativas de recuperadores urbanos, que se ocupan de la recolección de todos los elementos reciclables de la Ciudad, aportan el material para su posterior procesamiento. En la planta, ese material adquiere valor agregado para que luego pueda ser comercializado en mejores condiciones. Se estima que hay 5800 recuperadores urbanos, que reciclan 85 mil toneladas de basura por año. El 10 por ciento de todo lo que se tira es recuperado, bajo el seguimiento de los 50 supervisores de las cooperativas que trabajan para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

 

La instalación de una nueva Planta de MRF (Material Recycling Facility) funcionaría como Centro Verde Automatizado. Permitiendo tratar los residuos secos que recolectan las Cooperativas de Recuperadores Urbanos, con un nivel de eficiencia muy superior al de los 8 Centros Verdes que ya están instalados en la ciudad. Mientras que éstos centros procesan unas 6 toneladas de material seco por hora, la planta de MRF permite multiplicar por diez esa capacidad de tratamiento, con unas 60 toneladas de material por hora. Además de tener una mayor capacidad de tratamiento, esta maquinaria alcanzaría a reciclar papel, cartón, vidrio o plástico con una mejor calidad, ya que el proceso de selección es superior.

 

Simultáneamente, se debe continuar con la separación de materiales dentro de esos 8 centros donde ya se realiza, principalmente, de forma manual, sobre una cinta de clasificación y una enfardadora. Por medio de la incorporación de tecnología y equipamientos automáticos, se pretende incrementar la capacidad de materiales tratados y mejorar la calidad al reducir las impurezas.

 

Por otra parte, la saturación del CEAMSE impone seguir ampliando la visión, aplicando nuevos desafíos que la tecnología y la ciencia ya resolvieron, esto es, transformar la basura en energía por medio de un sistema denominado "Termovalorización". Las plantas de termovalorización son prácticamente plantas termoeléctricas que, en lugar de quemar combustibles fósiles, aprovechan el poder calorífico de los residuos mediante una combustión controlada (en un sistema herméticamente cerrado), donde las emisiones se tratan químicamente.

 

Esta tecnología es ampliamente utilizada en Japón que cuenta con 210 plantas, Alemania con 99 plantas, Francia con 126 plantas, resto de Europa y Rusia con 276 plantas, China con 225 plantas, resto de Asia con 62 plantas y Estados Unidos de Norteamérica donde operan 99 plantas de Termovalorización o Waste to Energy (WTE), valorizando 240 millones de toneladas anuales de residuos no reciclables para producir energía eléctrica.

 

La separación de los residuos sólidos urbanos es fundamental para acompañar la visión moderna de gestión de los residuos. A la vez que es posible no sólo aprovechar el poder calorífico de los residuos no reciclables, sino que, con una efectiva gestión de separación de los residuos en reciclables, residuos no reciclables y residuos orgánicos, además de separar los voluminosos como estufas, heladeras, lavarropas, televisores, colchones y muebles en desuso, podremos abandonar una mirada binaria de los acontecimientos de dimensión ambiental.

 

(*) Director Ejecutivo del CEDyAT-UVT . Disertante en la Cumbre de Economía Verde. Experto en Energía y Cambio Climático

 

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