Lejos de los fuegos de artificio, los tironeos entre el Gobierno y los laboratorios para un acuerdo de provisión de medicamentos al PAMI esconden una nueva batalla política oficial contra sectores corporativos fuertes. Luego del scrum a la Unión Industrial Argentina (UIA), que derivó en la calificación de “llorones” para los empresarios fabriles, el Ejecutivo decidió clonar esa batalla al sector de los remedios. En Balcarce 50 saben que las disputas contra sectores corporativos con imagen social negativa rinden políticamente. Y decidieron llevar a los hechos esta posición, incluso a sabiendas que el convenio con los jubilados, tarde o temprano, terminará viendo la luz porque ambas partes quieren que se realice.
En lo puramente informativo, esta mañana la Cámara de laboratorios nacionales CILFA, le comunicó al Gobierno el rechazo al acuerdo que el Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJP). En líneas generales, el Gobierno pretende una baja en los precios para medicamentos para jubilados del 30%. Un contrato nuevo de provisión que tendría un sistema de precios promedio entre todas las variantes de medicinas. Esto redundaría en valores promedio más bajos. En la otra esquina, los laboratorios pretenden que haya precios máximos en las listas. Vale decir que el convenio actual entre las cámaras CILFA, CAEME (extranjeros) y Cooperala (cooperativos) tiene vigencia hasta el 31 de marzo, lo cual pone en zona de definición el acuerdo justo en la previa a Semana Santa. Si bien hay otras propuestas, la discusión casi que da en los términos de una paritaria, en la que ambos sectores tensan la cuerda para ver hasta dónde se llega antes de llegar a un acuerdo conveniente para todos.
Mario Quintana, el creador de Farmacity, es el enemigo número uno de los laboratorios dentro del Gobierno.
¿Por qué entonces se endurece tanto la posición oficial? Por un lado, el Gobierno tiene una preocupación lógica por el nivel de precios en los remedios, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de medicinas consumidas por el sector pasivo. Pero en la otra esquina está decidido a jugar fuerte contra otro polo de poder simbólico que es incluso más visible que la pelea con los industriales. Tiene una idea y herramientas con la cual lleva a cabo una serie de presiones con un rubro que, de todos modos, lejos está de ser una pyme o una carmelita descalza.
Adolfo Rubinstein, el ministro de Salud que coló en un diálogo el régimen de licitaciones para importados.
Hace unos días, el ministro de Salud, Adolfo Rubinstein, se vio con empresarios del sector y contó como al pasar que había en marcha una licitación para traer a la Argentina Factor 8, un medicamentos para la hemofilia. “Puede llegar bastante más barato”, aseguró en el marco de una charla convencional. Como por goteo, el Gobierno fue dejando pistas que inquietaron a la producción nacional. El hombre fuerte de la estrategia es Gustavo Lopetegui, que enrocó con Mario Quintana en el control a los laboratorios. Por su pasado en la línea aérea LAN, Lopetegui tomó los temas de salud que incomodaban a Mario Quintana, el creador de Farmacity. Ambos hoy comparten la segunda línea del Gabinete debajo de Marcos Peña. Es esa la usina donde se cocinan las disputas, las batallas que el Gobierno viene capitalizando con éxito ante la opinión pública. Este modelo de licitaciones para importar está en la cabeza del oficialismo desde el inicio del Gobierno, cuando los funcionarios ponían sobre la mesa ante el desboque de los precios la posible compra al exterior (La India y China), de remedios. Si bien el Gobierno lo utiliza como herramienta de confrontación, el esquema sería radicalmente opuesto al sistema actual. Hoy cuando PAMI compra remedios, la logística hacia las farmacias la hacen los propios laboratorios. Ergo, la labor es casi compartida. Con las licitaciones habría una modificación que trastocaría el orden establecido, poniéndole más pimienta al tema. Pero todo es posible: en Balcarce 50 entienden que los laboratorios son el sector con peor imagen dentro de las empresas, y que el flanco es fácilmente capitalizable. Tanto es así que los Lopetegui boys ya avisaron que si los precios no bajan pondrán en marcha el plan (por Guillermo, el ex secretario de Comercio K) “Moreno”, basado en aplicación de la Ley de Abastecimiento e investigaciones de parte de Defensa de la Competencia.
Esta idea oficial de confrontar con sectores del Círculo Rojo con imagen negativa es una idea de Gabinete que cuenta con la anuencia de Macri. Información le sobra: Comercio tiene estudiadas todas las cadenas sectoriales, sabe casi al instante quién forma precios y dónde está la parte del león. Una disputa que promete más capítulos.