La presentación de Alberto Weretilneck, en una nueva apertura de sesiones ordinarias, sirvió para ratificar la estrategia natural del final de su mandato con el desarrollo del Plan Castello. Junto a un repaso de obras, políticas de seguridad e infraestructura, defendió el diálogo fluido con el presidente Mauricio Macri. “Consideramos que es lo mejor que podemos hacer por los rionegrinos”, reconoció. De esta forma, volvió a demostrar el paralelo andar junto a la Casa Rosada camino al 2019.
“Nuestra actitud no es ni de subordinación, ni de aislamiento. Estamos convencidos de que los extremos son perjudiciales”. Así se expidió el gobernador de Río Negro sobre los llamados con funcionarios de Cambiemos. Junto a un grupo reducido de mandatarios, fue catalogado como de “confianza” para el macrismo. Y de esa forma se refirió a la aplicación de políticas públicas, sobre todo de áreas sensibles. “Por más críticas que nos hacen y que nos van a seguir haciendo, seguiremos manteniendo el diálogo y respeto con el Gobierno Nacional”, repitió.
En un edificio blindado, Weretilneck resaltó en los trabajos del último año de gestión. Acompañado de legisladores y ministros de su partido, Juntos Somos Río Negro (JSRN), decidió marcar los ejes de su discurso en temas positivos. Las temáticas sensibles, como la fruticultura o la discusión con varios actores sociales, fueron parte de un extenso tramo. “Tenemos política de seguridad, educativa y de salud porque son sustentables en el tiempo”, dijo al reconocer empresas estatales como ALTEC o Aguas Rionegrinas (ARSA).
El plan de modernización del Estado provincial, más el ambicioso proyecto de obra pública que incluye viviendas, fue parte de la discusión. En cambio, el repaso de actividades productivas tuvo un apartado especial. Según explicó, a excepción de la fruticultura, “todas las actividades se están consolidando”. Una de ellas es la ganadería, que le valió un duro cruce con el pampeano Carlos Verna, que compite por enviar carne a Japón y China, dos mercados importantes para el país. “Tiene mucho que ver el mantenimiento de la barrera sanitaria del Río Colorado”, recordó. La faena de casi la mitad de carne vacuna en toda la Patagonia sale de su provincia.
COMPETITIVIDAD. Uno de los pasajes más tensos, y en los que elevó su voz, fue cuando describió el andar de la principal economía regional del Alto Valle. Para Weretilneck, el complejo frutícola vive “una de las peores crisis en su historia” que necesita acciones conjuntas. Esa acción, aunque no lo citó, es el proyecto del Libro Blanco: su plan para contener a productores que temporada a temporada arrojan toneladas de peras y manzanas en las rutas. Por eso describió los últimos días del kirchnerismo en el poder, cuando se rompió el diálogo con los referentes provinciales. “Con el Gobierno nacional anterior, dijimos que no se iba a permitir la recuperación y que evitemos la crisis. Por decir eso nos castigaron, nos cobraron la deuda y no entramos más a la Casa Rosada. Vino la (ex) presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) a General Roca y le terminaron diciendo que el problema eran los productores”, disparó.
La cantidad de hectáreas en producción, la situación en Chile, Sudáfrica o Nueva Zelanda, más el "necesario plan de reconversión" productiva, fueron sustento para exigir un cambio sustancial porque, si no, la única fruticultura posible –“en cinco o diez años” – es la del mercado interno: “En un mercado global competitivo, agresivo, nadie nos va a comprar si somos más caros. ¿Cuál es la manera? Cambiar la manera de producir. O asumimos el desafío de invertir, de cambiar sistema de riesgo, modernizarnos”.
Sin nombrarlo, Weretilneck se despidió con un tiro por elevación al peronismo rionegrino que conduce el intendente de General Roca, Martín Soria: "Un Estado presente o indiferente. El debate es democracia o violencia, es respeto o agravio. Federalismo o aislamiento. Planificación o improvisación. Participación o autoritarismo, Lo primero es nuestro Gobierno, el resto queremos debatirlo con toda la sociedad rionegrina".