Según un reciente informe de diagnóstico laboral de la Secretaría de Trabajo de la Nación, la desocupación entre los jóvenes bonaerenses de 18 y 24 años asciende al 26%, mientras que el 54% de los que sí trabajan no están registrados. Ante estos datos, el ministro de Trabajo provincial, Marcelo Villegas, no aludió a la crisis económica que se atraviesa, sino que hizo foco en los paros docentes como la raíz de este preocupante panorama: “El problema empieza cuando los chicos entre 2003 y 2018 han perdido un año de clases”, sostuvo.
Asimismo, el funcionario vidalista aludió a la herencia recibida en materia de Centros de Formación Profesional (CFP), sobre los cuales consideró que “durante casi 30 años” la Provincia “destinó $1.000 millones para solventar los gastos de personal sin resultado alguno", algo que etiquetó como “un dispendio del erario público impresionante”.
“Cuando hablamos de empleo joven tenemos que saber que cuando hacemos la traza de lo que pasa en el otro extremo es que hay un sistema educativo de gestión estatal en la provincia que, de la mano de estos vaivenes sindicales y políticos, le ha coartado toda posibilidad de futuro a muchos jóvenes, por eso hay que enmendar, hay que reparar aguas abajo a través de los CFP, ferias de empleo, porque el problema empieza cuando los chicos entre 2003 y 2018 han perdido un año de clases. El mundo no va a esperar a los chicos de la provincia”, remarcó Villegas en declaraciones a radio Provincia.
Por otro lado, al ahondar en la situación de los Centros de Formación Profesional (que fueron traspasados de la cartera educativa a la de Trabajo), Villegas señaló que se revisaron los convenios que la Provincia mantenía para el funcionamiento de estos centros con gremios y ONGs, a excepción de la Iglesia católica, con la que hicieron la salvedad de darle “un año más para revisar la situación específica”.
Villegas sobre los CFP: “Durante casi 30 años la Provincia destinó $1000 millones para solventar los gastos de personal sin resultado alguno".
Al dar cuenta de la situación de los 210 CFP que está bajo la órbita de Trabajo, el funcionario vidalista apuntó: “Durante casi 30 años la Provincia destinó $1000 millones para solventar los gastos de personal sin resultado alguno, porque las cifras muestran una clara ausencia del Estado en políticas públicas tendientes a conectar la oferta laboral con las posibilidades de empleo reales de un país como el nuestro”.
Así, señaló que “el 40% de estos centros funcionaban bien, un 20% funcionaban muy mal, un 10% eran absolutamente montados para derivar dinero a la política, con lo cual los hemos desactivado y reasignado esos fondos a otros centros que funcionan bien, y el resto de los centros necesitan una fuerte intervención en varias áreas”.
Al conocerse este proceso de traspaso a principios de año, gremios docentes e integrantes de varios CFP salieron al cruce de este nuevo esquema al alertar un cambio de paradigma al servicio de las grandes empresas emplazadas en las zonas de influencia de cada establecimiento. En marzo pasado, el director del CFP Nº 402 del Delta, David Olijavetsky, denunció a Letra P que, con estos cambios, se "deja afuera a los adultos mayores" y "se apunta a una edad empleable por las empresas", al tiempo que advirtió que "no se forma integralmente al trabajador para desenvolverse como cuentapropista, sino que las demandas del Ministerio de Trabajo son de acuerdo a la proximidad a parques industriales".
“No le enseñamos más peluquería a gente de un pueblo donde son todos pelados”.
En efecto, Villegas señaló que la impronta de los nuevos CFP apunta a “alinear la formación profesional con las áreas dinámicas de la economía en la Argentina para los próximos años. Esto es turismo, construcción, nuevas tecnologías, las áreas que van a generar la posibilidad de empleo real y concreto”. Y remarcó que estos centros estarán ligados al programa “Futuro bonaerense” encorsetado para jóvenes de entre 18 y 30 años.
Al volver a machacar contra el pasado esquema, Villegas arremetió: “En los CFP se les enseñaba retórica, protocolo y ceremonial y cursos de asistente para instituciones educativas para chicos que tal vez habían sido desescolarizados. Es decir, había realmente un dispendio del erario público impresionante”.
De esta manera, puntualizó: “No le enseñamos más peluquería a gente de un pueblo donde son todos pelados”.