PLANO CORTO. HÉCTOR FLORES

El péndulo de Toty: de Hebe a Macri

Los mojones en la ruta del ex piquetero que le dicta frases sobre pobres al Presidente, desde las Madres y el subcomandante Marcos hasta los CEOs de Cambiemos a través del puente de su madrina Lilita.

Cuando Mauricio Macri lo mencionó, cinco minutos después de iniciar su discurso, recibió la primera ovación. “Lo tenemos a Toty Flores, que desde el sentido común”, dijo y la platea de Cambiemos comenzó a corear su nombre. “Tiene su hinchada Toty, eh. ¿Qué hay acá? ¿Una subsede de La Juanita? No sé a ustedes, pero a mí lo que más me conmueve de Toty es su sentido común y su generosidad para pensar sin prejuicios y con una visión constructiva hacia adelante”, continuó el Presidente parado sobre el escenario 360° que ya es marca del oficialismo.

 

Desde Azul, en el cierre de campaña, Macri le contó a todo el país que el ex piquetero ya le “enseñó un par de cosas maravillosas”, la principal, “que nadie es pobre sino que está pobre”, una distinción que agrada en la Casa Rosada y también en el empresariado porque alivia frente a un panorama desolador.

 

Fue la última incursión del Presidente en territorio bonaerense antes de las PASO, el martes último, y confirmó el lugar especial que ocupa el hombre que fue líder del Movimiento de Desocupados de La Matanza en el discurso del Gobierno. Con la enseñanza de Toty bajo el brazo, el ingeniero que saltó a la presidencia de Boca en los años en los que la desocupación llegaba a niveles récord explicó que “justamente” hoy Cambiemos está acá para “darle las herramientas” a ese pobre “para que pueda salir de la pobreza”.

 

 

EL PUENTE CON LOS EXCLUIDOS. De 64 años, ex canillita, ex obrero metalúrgico, con una historia y un trabajo territorial que nadie puede acreditar dentro del oficialismo, el segundo precandidato a diputado nacional de Cambiemos en la provincia de Buenos Aires es el rostro social de un gobierno de cuna empresaria.

 

Flores nació en Entre Ríos, pero se mudó al Gran Buenos Aires muy joven y se convirtió en una referencia ineludible para el movimiento de desocupados que se extendió en el conurbano bonaerense durante el segundo mandato de Carlos Menem.

 

 

 

Casi 20 años después, en el último tramo de una campaña electoral decisiva, escoltó al Presidente en más de una oportunidad. Como ya lo había hecho en 2016, estuvo a su lado hace diez días en el discurso de inauguración oficial de la Exposición Rural de Palermo y también en el cierre en el Estadio de Ferro en la Ciudad junto a Horacio Rodríguez Larreta y a la gran responsable de su salto al poder, Elisa Carrió.

 

Fue Lilita la que lo incorporó a la política institucional, lo transformó en diputado nacional de la Coalición Cívica en 2007, lo llevó como su candidato a vicepresidente en 2015 y lo catapultó ahora la lista variopinta con la que Macri y María Eugenia Vidal van a disputar la madre de todas las batallas.

 

El camino de Toty es único. Mientras la mayor parte de la militancia que nutrió los movimientos de desocupados se incorporó a las filas del kirchnerismo a partir de 2003 –o se quedó en el llano-, él se quedó denunciando a las mafias del PJ bonaerense y comenzó a tender puentes con el sector empresario.

 

Temprano se había diferenciado de los grupos piqueteros que aceptaban los planes sociales, en busca de afirmar una radicalidad que rechazaba la “domesticación” desde el Estado. 

 

Gabriel Vommaro, uno de los autores de “Mundo PRO” -el libro que indaga en la génesis del macrismo- lo describió con precisión en un artículo para la revista Crisis como el “prototipo del emprendedor social, dueño de una marca moral”, la cooperativa La Juanita, donde confluyen “la filantropía empresaria, el mundo de las ONGs y el activismo barrial”.

 

Entre los votantes de Cambiemos, hay un mundo de donantes que encuentran en Flores el canal para colaborar con los que menos tienen. Lo hacen con la tranquilidad de que esos fondos irán a cimentar la mansedumbre y no terminaran nutriendo corrientes que -antes o después- tributan al peronismo o a la insurrección.

 

 

 

DE HEBE A MACRI. Aunque su aspecto sencillo y su forma de hablar son las mismas de hace dos décadas, el Toty 2017 es el resultado de un largo recorrido. Llegó a las orillas de Carrió a fines de 2006, unos meses después de recibir en su propio territorio a Macri, que entonces apuntaba a ser jefe de Gobierno. Pero se inclinó por Lilita debido a la afinidad que sintió enseguida por la jefa de la Coalición Cívica.

 

Ya antes Flores se había vinculado con Carlos March –entonces presidente de Poder Ciudadano-, el diseñador Martín Churba, la cocinera Maru Botana y un grupo de empresarios agrarios que más tarde le facilitarían los fondos para comprar el terreno de Laferrere donde hoy se asienta La Juanita.

 

En el intenso intercambio con ese mundo, Toty fue dejando atrás sus inicios en la militancia, reflejados en un libro fundamental editado en 2005 y titulado “Cuando con otros somos nosotros”. Ahí, repasa su formación política y las experiencias que entonces consideraba como referencia ineludible. “Los héroes de la Patagonia Rebelde y la Semana Trágica, la Resistencia Peronista, la vanguardia obrero-estudiantil de la década del 60 que influenciada por el Mayo Francés protagonizara esa auténtica rebelión popular conocida como el Cordobazo, los hermanos que cayeron en la década del ’70 y los 30 mil que desaparecieron por oponerse a la nefasta dictadura militar, nuestras benditas Madres de Plaza de Mayo, el monumento más extraordinario a la dignidad humana que la lucha social del siglo pasado pudiera presentar”, repasa en el texto que escribió como presentación del libro.

 

Toty no hablaba de las Madres sin conocerlas. Tenía una relación estrecha con la Asociación que preside Hebe de Bonafini y años de trabajo en común que se habían iniciado una noche de 1997 en la que la líder de Madres cocinó un locro después de una marcha en repudio a un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1976. Tuvieron coincidencias, un vínculo fraterno y también diferencias que los llevarían –tiempo después- a pararse en veredas opuestas.

 

El dirigente del MTD de La Matanza viajaba entonces al Foro Social Mundial en Porto Alegre, se identificaba con el Movimiento Sin Tierra de Brasil y con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional, que lideraba en Chiapas el subcomandante Marcos. Era otro mundo probablemente o, por lo menos, otro país. 

 

 

 

Hoy, el precandidato de Cambiemos afirma que las ideologías perdieron la relevancia de antes, cuestiona al kirchnerismo por la “utilización” que hizo de los pobres y destaca que a muchos empresarios “les duele la degradación social”. “Nos juntamos con quienes parecíamos irreconciliables”, admite.

 

Desde que Cambiemos llegó al poder, Flores ganó un protagonismo mayor y se encontró en una situación inédita, en la que tiene incidencia sobre los recursos que el Estado destina a los pobres: como asesor del Ministerio de Desarrollo Social, recibe la consulta habitual de Carolina Stanley. Además, este año fundó el Movimiento Social por la República con base en la provincia de Buenos Aires y el objetivo de darle a Cambiemos un espacio para los que están afuera de la política tradicional.

 

La alianza de hierro que Carrió parece haber sellado con el Presidente y la campaña electoral en territorio bonaerense lo ubicaron en el lugar de mayor exposición de su carrera. Y lo convirtieron en el mejor antídoto que puede exhibir el oficialismo ante las críticas que lo definen como un gobierno de los ricos y para los ricos.

 

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