BIO. Nació en La Plata hace 45 años. Casado, cuatro hijas. Recibió formación católica: primero con los maristas del Colegio San Luis y después en la Universidad Católica de La Plata, donde se graduó como abogado. Hincha de Boca, puede pararse a un costado de las tensiones futboleras tradicionales entre pinchas y triperos. Es un macrista convencido, pero hay fibras de peronismo en su ADN y en su carrera política. Fue por la intendencia en 2007 y en 2011 –esa vez, en la boleta del Frente Popular de Eduardo Duhalde. Después de un período en la Legislatura –diputado provincial 2009-2013-, la tercera fue la vencida: en 2015 sacó por paliza del municipio al muy deteriorado Pablo Bruera (le ganó 43 a 28). Desde el 10 de diciembre de 2015, gobierna la capital de la provincia de Buenos Aires.
-Usted dijo que poner en marcha la gestión fue como mover un elefante. Y, de hecho, subejecutó en casi un 12% su primer presupuesto. ¿Finalmente empezó a gobernar?
-Lo que no se ejecutó el año pasado es porque se licitó y ahora se están haciendo los trabajos. No es que no se ejecutó. Es que la administración municipal no funcionaba. Aumentamos un 70% las licitaciones públicas. Antes no se hacía nada por licitación. Era todo por cooperativismo, por amigos, por conocidos, por compras sin papeles. Eso costó: poner a funcionar un estado que no funcionaba. Poner a funcionar esa rueda, que estaba enterrada en el barro, fue como mover un elefante.
-No es un problema exclusivo de su gestión. La gobernadora Vidal ejecutó poco más de la mitad del presupuesto de obra pública en 2016. ¿No hubo también una cuota importante de impericia en los gobiernos de Cambiemos?
-Nosotros vinimos a hacer las cosas bien. En la Nación, en la Provincia y en el municipio, no se roba más. Un ejemplo: las obras hidráulicas. La gobernadora asumió y se encontró una deuda millonaria y las obras paradas. Ahora están todas en marcha y con todos los proveedores al día.
“Hay una decisión de la gobernadora, del Presidente y de este intendente de no atar la gobernabilidad a lo mafioso.”
-¿Usted está seguro de que los gobiernos de Cambiemos no van a tener corrupción?
-Absolutamente. Puede haber alguien que se equivoque, pero será denunciado y deberá dar explicaciones en un proceso penal.
-Ya hay más de 50 funcionarios de Cambiemos imputados en investigaciones penales. ¿Eso no afecta el discurso de transparencia con el que la coalición llegó al poder?
-Que el Presidente esté obsesionado con que Estados Unidos mande la información del caso Odebrecht es una gran señal.
-También fue el primero en defender a su amigo Gustavo Arribas, titular de la AFI, cuando fue imputado por transferencias de dinero sospechosas de un financista condenado en el Lava Jato. Y el funcionario sigue en su cargo.
-Si la Justicia lo encuentra culpable de algún hecho, lo separará de ese cargo. Lo mismo ocurrió con el jefe de la Policía de la Ciudad (José Potocar): (el jefe de Gobierno porteño, Horacio) Rodríguez Larreta fue el primero que dijo “que lo investiguen”. Cuando pasa algo, el mismo gobierno lo hace público. Estoy convencido de que vamos por el camino correcto.
-¿Y qué opina de la salida del jefe de la Bonaerense, Pablo Bressi, en medio de cuestionamientos de aliados políticos del PRO, como Elisa Carrió, y en medio del escándalo de la causa de los sobres con dinero de un presunto sistema de recaudación ilegal en las comisarías de La Plata?
-En una ciudad como ésta, donde tuvo lugar este escándalo, que haya decidido dar un paso al costado me parece que tiene una explicación: hay una decisión de la gobernadora, del Presidente y de este intendente de no atar la gobernabilidad a lo mafioso. Los cambios son para bien. Se hacen porque uno entiende que el que viene tiene atributos que el que se va no tenía.
-¿Las designaciones de Bressi y de Potocar fueron errores de Vidal y de Larreta?
-No. Cuando uno arma un equipo de gobierno, cree que no se equivoca porque está convencido de las personas que elige. Pero esas personas, aun siendo buena gente y de mucha confianza, puede pasar que finalmente no tengan la vocación, el compromiso o la responsabilidad necesarios.
-¿A usted le pasó?
-Claro que sí. Porque gobernar no es ir a trabajar cuatro horas. Es un compromiso enorme. No es un premio: es una enorme responsabilidad. Hay que vivir para esto. El funcionario que no lo hace se tiene que dedicar a otra cosa.
“La desunión la marcó la política. Fue un gran error y nos duele. Veníamos de un país de ‘ellos o nosotros’ y la idea no es seguir profundizando esa grieta.”
-¿Cómo están los barrios de La Plata? Las organizaciones sociales denuncian un aumento fuerte de la demanda social.
-Es mentira.
-Ha bajado el consumo de leche a niveles cercanos a 2001 y los supermercados registran caídas mensuales de hasta el 8 por ciento en la venta de alimentos.
-Cuando voy a los barrios veo que hay necesidades como las hubo siempre, pero no veo una necesidad de alimentación. El Estado nacional ha duplicado y hasta triplicado lo que las organizaciones tenían. Nosotros mismos, desde el municipio, les damos mucho más de lo que se les daba. Lo que pasa es que antes las condicionaban con la política y el látigo. Nosotros garantizamos que la asistencia llegue a donde tiene que llegar.
-El mismísimo Jaime Durán Barba dijo que el Presidente mantiene buena imagen a pesar de la política de ajuste que aplicó. Usó esas palabras.
-Nunca dejamos de reconocer que, para salir de donde veníamos, hubo que pagar un costo.
-Un costo que pagan los más vulnerables.
-Pero nunca dijimos que en Argentina hay menos pobreza que en Alemania. Dijimos siempre la verdad. El que tomamos por supuesto que es un camino largo, pero estoy convencido de que es el correcto. Y no lo tomó solamente el Presidente o la gobernadora: lo tomó la gente. La mejor prueba van a ser estas elecciones. Ahí vamos a saber si los argentinos quieren continuar con el cambio y mirar al futuro o quieren volver atrás.
-¿Usted dice que este modelo está tendiendo a mejorar la situación general?
-No tengo la menor duda.
-¿No la ha empeorado?
-No negamos que hubo que pasar un momento crítico por tomar la decisión de cambiar el rumbo. Pero estoy convencido de que en este camino todo va a mejorar. La inflación este año va a ser del 21%, un índice que no tenía este país hace años. Nada es de la noche a la mañana.
-Por eso, la economía no va a rebotar este año. ¿Cómo va a impactar eso en las urnas? ¿Persiste la expectativa de cambio que se impuso en 2015?
-No tengo ninguna duda. Y lo digo por lo que siento y escucho de la gente.
-¿A eso apuesta Cambiemos?
-No solo a eso. Apostamos a reglas de juego claras, a hablar con la verdad, a dar la cara, a hacernos cargo de que ha sido un camino que no ha sido sencillo. Los argentinos hicieron este esfuerzo sabiendo que éste es el camino correcto.
-¿El eslogan pobreza cero fue un error?
-No, porque es el objetivo de Presidente.
-¿Estamos más unidos los argentinos?
-Hay señales de que tenemos que empezar a zanjar las diferencias que marca la política. La desunión la marcó la política. Fue un gran error y nos duele. Veníamos de un país de ‘ellos o nosotros’ y la idea no es seguir profundizando esa grieta. Los argentinos tienen claro por primera vez, más allá de las preferencias y las ideologías, que hay que defenderlas… pero hay que pensar en los pibes que la están pasando mal. ¿Qué saben de política? ¿Qué saben quién está en el Gobierno? Barrios enteros sin infraestructura, que han crecido sin planificación, sin agua, sin cloacas, que no tienen calles y entonces no entra el SAME ni la seguridad. ¿Qué hicimos todos estos años?
“Cuando voy a los barrios veo que hay necesidades como las hubo siempre, pero no veo una necesidad de alimentación.”
-Pero es el Gobierno el que apuesta a ese ‘ellos o nosotros’. Acabo de escuchar a Susana Malcorra decir que en las elecciones la opción es el futuro o el pasado.
-No se puede subestimar a la gente. Todos los números previos a la elección en 2015 decían una cosa y terminó siendo otra. Han subestimado a la gente. Si hay una grieta, no la genera la política, la genera la gente con la voluntad de lo que quiere para su país.
-¿Pero al Gobierno no le conviene volver a plantear ese escenario de polarización?
-Se da naturalmente.
-¿Le preocupan al oficialismo las encuestas que muestran a Cambiemos segundo o incluso tercero en la provincia?
-Yo no creo en las encuestas. No las tomo como válidas porque es subestimar a la gente. La mejor encuesta es escuchar a la gente. Lo invito a que caminemos juntos cualquier barrio que elija y escuche lo que dice la gente. Desde “vamos que se puede”, “hay que seguir”, “no hay que aflojar” o “no hay que volver hacia atrás” hasta “no la estamos pasando bien pero vamos a salir adelante”.
-¿Usted no va a hacer campaña recordando el pasado reciente en La Plata?
-La gente no se olvida. Cuando salieron a poner pasacalles por todos lados, me pasaba que me preguntaban “Julio, ¿puede ser que haya visto un cartel del ex intendente (Pablo Bruera)? ¿Se va a presentar otra vez?”. La gente no es sonsa. No se olvida de la inundación, de los muertos, de la mentira, del tuit… Si vos mentís en un tuit en un tema tan sensible, cuando estábamos perdiendo vecinos de la ciudad, mentís siempre. No es Garro el que hace la grita: la gente no se olvida y dice “para atrás no, sigo para adelante”.
“Nosotros vinimos a hacer las cosas bien. En la Nación, en la Provincia y en el municipio no se roba más.”
-¿Va a poder cerrar una lista de unidad en su distrito y para la elección seccional para cargos provinciales?
-Sí, sin duda. Nosotros hemos conformado un frente con todas las fuerzas que integran Cambiemos y estamos gobernando juntos.
-¿Y cómo le va con eso? Gobernar en coalición es más complejo.
-Cambiemos tuvo la capacidad de unirse en la adversidad. Ése es un valor muy importante.
-Usted pinta un mundo feliz. Alguna complicación habrá.
-No hay complicaciones. Puede ser que un partido piense que le corresponde un concejal más que al otro, pero son discusiones que hay que separar completamente de la gestión.
-¿Se mete personalmente en esa discusión?
-Por supuesto. Soy quien encabeza el gobierno municipal y el Concejo Deliberante es clave.
-La UCR tiene su grieta. Hay un sector que reclama mayor participación.
-En La Plata no pasa eso. La UCR y todos los sectores que la integran se han puesto la camiseta de Cambiemos y de la gestión. Cada partido tendrá hacia adentro sus discusiones y me parece sano, como la puede tener el PRO, pero nunca me metí en la dinámica de otros partidos.
(NOTA DEL REDACTOR: Este lunes, un sector del radicalismo de La Plata anunció que irá con lista propia a las PASO. Sus referentes explican que, con esta decisión, pretenden despegarse de una gestión que los “decepcionó”)
-¿Cómo resuelve Cambiemos el problema de no tener para la provincia candidatos con peso propio y a su principal figura, que es la gobernadora, impedida de competir, en un escenario con posibles contendientes fuertes?
-Hoy la gente no vota más caras lindas. Tampoco apellidos. Vota gestiones, maneras de gobernar, de hacer. Nadie había imaginado que podíamos ganar la provincia de Buenos Aires y 65 municipios. ¿Por qué pasó eso? ¿Por qué muchos barones del conurbano, con sus aparatos y todo su poder, perdieron escandalosamente?
“No hay nada cerrado: 20 días para un cierre de listas son una eternidad.”
-Le iba a preguntar por qué entonces las encuestas cambian tanto con unos nombres o con otros, pero no cree en las encuestas.
-A mí en 2015 ninguna encuesta me daba ganador y terminó 43 a 28. Fue una paliza.
-¿Los intendentes pueden ser candidatos? Se habla del de Pinamar, Martín Yeza, para integrar o encabezar una lista de candidatos a cargos legislativos nacionales.
-Desde lo legal sí, pero no es una decisión unilateral. Tiene que existir la decisión de un equipo que considere plenamente necesario pedirle que abandone una intendencia. Pero no creo que sea una necesidad, porque insisto: la gente no vota caras ni personas.
-¿Pero están definidos los nombres para los principales casilleros?
-Son los que leemos en los diarios, los que escriben ustedes como periodistas. Lo que ustedes saben es lo que yo sé. Pero no hay nada cerrado: 20 días para un cierre de listas son una eternidad.
-¿Por qué el peronismo se encolumna mayoritariamente detrás de Cristina si ha sido tan cuestionada en su estilo de conducción?
-En su paso por la presidencia, tanto ella como Néstor Kirchner han construido un sentido de pertenencia muy fuerte. Y está muy bien que pase. Es genuino que haya gente que acompañe a una expresión política porque comparte una filosofía, un proyecto, la manera de implantarlo en la realidad. Yo creo en las pertenencias. Hay gente que está convencida de que ése es el camino y hay otra gente que está convencida de que es otro. Sería una locura subestimar a una ex presidenta.
“Hoy la gente no vota más caras lindas. Tampoco apellidos. Vota gestiones, maneras de gobernar, de hacer. Nadie había imaginado que podíamos ganar la provincia de Buenos Aires y 65 municipios.”
-Recientemente dijo que el peronismo tiene una oportunidad histórica de renovarse. ¿Lo va a hacer?
-No creo. En nuestra ciudad, por ejemplo, tiene una oportunidad enorme, porque hay buenos peronistas. Muchos pibes, hombres y mujeres jóvenes y no tanto que vienen con una voluntad enorme y nunca han tenido lugar porque siguen los mismos de siempre, los caudillos que pretenden seguir manejando las estructuras del peronismo.
-¿Cambiemos gana en octubre en la provincia de Buenos Aires?
-Es un proceso que hay que atravesar. Vamos a transitar esa competencia. Estoy convencido de que la mayoría de los bonaerenses elegirá seguir por este camino de cambio. No tengo dudas de eso.
-¿Una derrota aborta la expectativa de continuidad de este proyecto más allá de 2019?
-De ninguna manera. Muchas veces el oficialismo perdió elecciones legislativas y dos años después terminó haciendo una elección monumental. De todos modos, en este momento, en el que la gente tiene dos miradas sobre el futuro, es importante que haya un resultado positivo para fortalecer este proceso de cambio hacia un futuro mucho mejor.