PARAGUAY, ESPECIAL PARA LETRA P. El presidente de Paraguay, Horacio Cartes, apuesta a Santiago Peña como su delfín para la sucesión, mientras que la estructura tradicional del Partido Colorado contrapone a Mario Abdo Benítez. A los fines de estudiar este proceso político que tendrá desenlace el próximo 17 de diciembre, recorrí 3 mil kilómetros de rutas paraguayas sobre una Harley, tal como lo hice hace un año atrás en el medio oeste americano en ocasión del batacazo de Donald Trump.
LA VACA DESATADA. El predominio en el poder del Partido Colorado por más de sesenta años, salvo la excepción del triunfo del obispo Fernando Lugo en 2008, puede llamar a engaño. La política paraguaya no tiene la regla de oro de alternancia partidaria de la política norteamericana, pero la competencia política hacia adentro de esta fuerza política es feroz. Y no sólo hacia el interior. Desde abajo, un famoso animador televisivo perteneciente a la ola internacional de outsiders que entran a la política, hoy gobierna la ciudad de Asunción. “Gané con un 30% de votos colorados, hoy tenía números para ser presidente pero me faltaba apoyo político, por ahí en 2023” me transmite Mario Ferreiro en su casa, mientras exhibe su gran pericia de DJ con vinilos, un hábito extraño para un político que no deja de cultivar en diversos eventos sociales.
BILLETERA MATA GALÁN. El presidente Cartes es uno de los empresarios más ricos de Paraguay. Al igual que Trump con el Partido Republicano, Cartes logró compensar su difusa pertenencia al Partido Colorado con el peso de su billetera. Caída la posibilidad de una enmienda constitucional que lo habilitara para un seguro segundo período, el magnate tabacalero paraguayo optó por ponerle fichas a Santi Peña, un ex miembro de su gabinete que representa la impronta modernizadora de un proyecto político que metió a Paraguay en el GPS de los negocios y las inversiones internacionales. 39 años, formado en Columbia, ex funcionario del FMI. Un producto tan de exportación que hasta no habla guaraní, un esfuerzo que ni intentó realizar en un acto político en el Departamento Cordillera donde sentí el mismo calor de los colectivos y los choripanes de un acto peronista, aunque con Peña y Cartes en el escenario devolviendo frías menciones al desarrollo, la transparencia y la necesidad de archivar el pasado.
DERROTA CARA. La estructura tradicional del Partido Colorado, por ser tradicional, no significa que no responda a los vientos internacionales de cambio y al desafío que representa el electorado joven de un país como Paraguay, donde el 50% de la población no supera los 30 años. Y lo hace de una forma muy convincente, abroquelándose detrás de la candidatura de Mario Abdo Benítez, un candidato que comparte el rango etario con Peña –tiene 46 años-, se educó también en Estados Unidos pero que, a diferencia de aquel, está enraizado en la historia colorada más profunda, al ser hijo de quien fue secretario privado del ex dictador Alfredo Stroessner. Un dato que es aprovechado por sus adversarios, ocultado por el mismo, pero que visiblemente lo instala en el círculo de confianza de la vieja guardia partidaria que representan dirigentes como Juan Carlos “Calé” Galaverna, un senador que aprovechó su tradicional festejo de cumpleaños para envalentonar a Marito, desplegar toda la liturgia colorada y asestar duros golpes en guaraní sobre el delfín oficialista que este cronista apenas logró entender gracias a una palabra repetida varias veces en claro español: “Peñita”.
HIDRO DÓLARES. Así como los jeques árabes duermen arriba de un colchón de petróleo, los paraguayos lo hacen sobre un torrente de energía hidroeléctrica. Los números al respecto son contundentes. La binacional Yacyretá abastece el 15% de la demanda eléctrica argentina, a la par que la otra binacional en sociedad, Itaipú, satisface el 17% de la demanda de energía de una economía casi cuatro veces más grande que la argentina como la de Brasil. A pesar de ello, la sensación es impactante en ambos casos. Itaipú sorprende por el monumental tamaño e inclinación de su represa, pero Yacyretá, siendo visiblemente más pequeña. Igual conmueve por la experiencia de una gran obra de ingeniería tras un viaje desolador entre Encarnación y Ayolas que no parece acabar nunca. No es el caso de Itaipú, que está prácticamente encima de Ciudad del Este, un núcleo urbano donde hoy confluyen inmigrantes de todos los colores y que se desarrolló a instancias de la construcción de esa represa líder mundial.
NARCO DÓLARES. Una aptitud natural única para el cultivo de marihuana, una frontera seca que es más fácil de cruzar que la avenida Santa Fe y cierta equidistancia con los dos grandes mercados de consumo sudamericanos, Buenos Aires y San Pablo, le brindan a Pedro Juan Caballero las condiciones ideales para ser una zona caliente en la zona contigua entre el Departamento Amambay y el Estado de Mato Grosso del Sur. Cándido Figueredo, corresponsal del diario ABC Color en esta ciudad, bien puede dar fe de ello. Al llegar a su casa, percibo la extraña presencia de dos guardias armados hasta los dientes y me doy cuenta rápido de la imprudencia de entrar a la ciudad más peligrosa de Paraguay con la indiscreta compañía de una Harley repleta de cromados, tachas y un casco verde fluo. “Somos proveedores del 100% del consumo de marihuana en Brasil, estamos enviando mucho a Argentina y ahora el nuevo mercado es Chile, pero también somos corredor de la cocaína colombiana, peruana y boliviana que viene del noroeste a través del Gran Chaco” me transmite Cándido, tras mostrarme su puerta ametrallada durante un ataque sufrido el año pasado.
JUGAREMOS EN PRIMERA. Que el prestigioso The Economist se ocupe de ponderar el sostenido proceso de crecimiento económico significa que Paraguay entró en el GPS de los grandes actores internacionales. La columna del semanario británico hasta incluyó una cita audaz del actual precandidato presidencial Santi Peña, ministro de finanzas en aquel momento: “Ya no bailamos al ritmo del tango o la samba, sino de la polka”.
Ese cambio de actitud alcanza especialmente a una nueva guardia de empresarios jóvenes que asoma en diferentes rubros como construcción, shoppings, desarrollos inmobiliarios e industria agroalimentaria. Muchos de ellos tienen tanto educación como rodaje en el exterior y se sienten cómodos moviéndose en un entorno donde concurren empresarios provenientes de Argentina y del sur de Brasil que hasta adquirieron la simpática categoría de “brasiguayos”.
LA FUE MUEVE MONTAÑAS. No es casual que el Papa Francisco haya atraído a más de un millón de personas en la misa que dio en el Parque Ñu Guasu en 2015, ya que Paraguay es el país latinoamericano con mayor cantidad de fieles católicos. Inclusive, hasta llegó a tener un presidente obispo en 2008 que quebró la racha histórica de victorias del Partido Colorado.
Ese rasgo identitario profundo del pueblo paraguayo no sólo alcanza al plano político sino también a ciertos gestos visibles para cualquier visitante. “Fíjese que el presidente Horacio Cartes ya estuvo cinco veces mano a mano con el Papa” me advierte Aldo Trento, un sacerdote italiano a cargo de una fundación para la asistencia de enfermos terminales que visitó Francisco durante aquella visita a Paraguay. Pero ello no sólo comprende la faz política, ya que Trento agrega: “Los enfermos paraguayos tienen una predisposición a tolerar el dolor físico que no vi en ninguna otra parte”. La ruta repleta de ciclistas en peregrinación al santuario de Caacupé también da testimonio de ello. Algunos bien equipados, otros apenas en ojotas, igual realizan esfuerzos de hasta 500 kilómetros con una temperatura ambiente que no baja de los 30 grados y un polvo en el ambiente que desafía al carácter más firme.
(*) Analista y Consultor Político