REFORMAS PRO

Cabildeo de Funes de Rioja para excluir al azúcar del “impuestazo”

El titular de la Cámara Alimenticia Copal, que agrupa a Coca Cola y Ledesma, está reunido en Gobierno para lograr una reducción similar a la de la uva para gaseosas y cañeros.

El lobby furioso del gobierno de Mendoza y los viñateros que terminó dejando en cero el gravamen al vino y los espumantes, agitó las agendas de los otros rubros que aún tienen subas de impuestos en el marco del ante proyecto de reforma impositiva que impulsa el Poder Ejecutivo. Daniel Funes de Rioja, vicepresidente de la Unión Industrial Argentina (UIA) y titular de la Cámara Alimenticia Copal se enteró esta mañana que Mauricio Macri estaba dispuesto a ceder ante Alfredo Cornejo. Fue mientras exponía en el Hotel Alvear en un evento sobre justicia laboral en el ámbito industrial que organizó el textil Teddy Karagozian.

 

Cuando terminó su panel, cerca del mediodía, se fue rápido. A las 14 lo esperaban en Jefatura de Gabinete para charlar un tema impostergable: qué pasará con el gravamen a las bebidas azucaradas. El abogado, de buena llegada a Cambiemos, es una de las espadas para la penetración pública de la reforma laboral. Y fue el elegido por los pesos pesado del rubro para cabildear a contrarreloj un beneficio lo más cercano a lo conseguido por la industria vitivinícola.

 

Copal incluye a muchos grandes del negocio del azúcar, las bebidas y derivados, como Arcor, Coca Cola y Ledesma, los más preocupados por quedarse afuera de las modificaciones. Tanto es así que Coca Cola debió iniciar gestiones privadas cuando Macri estaba de gira en Nueva York. Lo mismo que empezaron a hacer otras marcas nucleadas dentro de la Cámara Argentina de la Industria de Bebidas sin Alcohol (CADIBSA). Pepsi, Danone, Nestlé y la rama aguas de Quilmes ya vienen reuniéndose con dos interlocutores directos: por un lado, el vice jefe de Gabinete, Gustavo Lopetegui; y el hombre de Nicolás Dujovne para los temas complejos, el secretario de política económica, Sebastián Galiani.

 

Pero el encuentro de Funes en Casa Rosada es el último y más efectivo intento. A la industria la afectan dos cuestiones: por un lado, la suba de impuestos a aguas y gaseosas redundará en menos consumo, menos empleo, y menos venta de azúcar desde las empresas a las firmas de bebidas. Pero hay algo más grave que impacta directo en las azucareras de Tucumán. Por medio de un decreto, el Gobierno cambió la ecuación para calcular el precio del bioetanol, bajando un 29% el valor que le cobran las azucareras a las petroleras por el alcohol. Y, en general, el precio del etanol va a la par del valor del azúcar.

 

Casi una tormenta perfecta para las industrias del NOA y de buena parte de las regiones del país, dado que por el lado de las bebidas CADIBSA tiene firmas de bebidas cítricas en el Litoral, azúcar en el NOA, y manzanas y peras en Patagonia.

 

 

 

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