NEGACIONES OFICIALES

Desaparición de las Malvinas y represión en Educación, temas menores para el Gobierno

A pesar de las imágenes que muestran los golpes policiales contra a un delegado de ATE en el palacio Pizzurno, la Rosada niega todo y habla de "forcejeos". La omisión de las islas, fuera del radar.

El primer día hábil de la Casa Rosada empezó con muy pocos ministros en sus despachos. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, no vuelve hasta el fin de semana. Sus secretarios, con funciones de viceministro, como Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, están en la misma: retomarán sus puestos cuando el ministro coordinador agarre los papeles de su escritorio. Sin embargo, las ausencias no dejaron mudo al Ejecutivo, cuyos voceros siguieron de cerca las noticias iniciales de 2017, sin ocultar el alivio por un comienzo de año sin sobresaltos, especialmente gracias al viento fresco que llegó en la noche del 1 de enero al área metropolitana para aflojar -un poco- el calor que estaba llevando la capacidad de provisión eléctrica al límite de los cortes masivos.

 

En ese panorama político de las primeras horas del año, la ausencia de las Islas Malvinas en el mapa argentino que eligió el ministerio de Desarrollo Social para despedir el 2016 no movió el amperímetro de la preocupación oficial. "Francamente, que no estén en un mapa de salutación de un ministerio no tiene ninguna significación y sólo ridiculiza a los que dicen que vamos a entregar las islas porque no aparece en un mapa de fin de año", relativizó un funcionario que no se tomó vacaciones mientras disfruta la soledad del Patio de las Palmeras y la tranquilidad del ala Norte de la Casa de Gobierno.

 

Aunque admite que el "olvido" de las Malvinas en un mapa del Gobierno siempre fue un dolor de cabeza para cualquier administración, en este caso la fuente consultada minimizó el asunto y vaticinó que las reverberaciones del tema se disiparán con el calor de la tarde.

 

No es la única pelota que sacan afuera los jugadores de segunda línea que quedaron en Balcarce 50. Ante los despidos y la represión policial que ocurrieron este lunes por la mañana en el Ministerio de Educación, el escudo de la indiferencia fue más allá y exhibió el training que galvanizó al discurso oficial desde el verano pasado, cuando los mismos escuderos pusieron el rostro para justificar los miles de despidos con los que el presidente Mauricio Macri estrenó el poder. "De los despedidos de este lunes por la mañana, más de 200 nunca fueron a trabajar y eso lo tenemos muy claro", acusó el vocero ante las preguntas matinales de Letra P, sin amilanarse frente a las imágenes de la represión que inauguró el primer día hábil del año, mientras el titular de la cartera educativa Esteban Bullrich sigue de vacaciones.

 

"¿Represión?", se autopreguntó el funcionario. "Fue sólo un forcejeo menor donde no pasó nada. Lo único que sucede es que no vamos a permitir que tomen un ministerio y eso es lo que querían hacer", volvió a acusar el funcionario luego de reconocer que antes de la Navidad estaban preparados para afrontar una virtual toma del Ministerio de Ciencia y Tecnología, durante el conflicto que protagonizó Lino Barañao con los becarios del CONICET. La evaluación de este lunes niega las elocuentes imágenes que desbordaron las redes, donde se puede advertir con claridad la cantidad de golpes que le propinó un efectivo de la Policía de la Ciudad (ex Federal) a un delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) que había llegado a la cartera para exigir hablar con los mismos funcionarios de Educación que le habían prometido una instancia de diálogo y lo recibieron con dos cordones de seguridad: uno de guardias de seguridad privada y otro con efectivos de la ex Federal que no tuvieron intención alguna de cruzar palabra.

 

La respuesta oficial ofreció un primer pantallazo sobre la disposición de los voceros oficiales para negar, sin sonrojarse, la violencia policial que habría pasado inadvertida si no fuera por las filmaciones que hicieron los trabajadores despedidos con sus celulares. También aportó, con el diario del lunes en la mano, un contexto distinto a la protesta que conmocionó y desgastó al titular de la cartera de Ciencia: el Gobierno no tenía margen alguno para ponerle límites a la protesta de los científicos movilizados antes de fin de año. Tampoco para impedir que Barañao pasara una Navidad en conflicto, algo que finalmente no sucedió.

 

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