Técnicamente, un jubilado es una persona que, cumplidos ciertos requisitos de edad y contribuciones sociales, deja su trabajo formal y percibe un monto de dinero mensual. Sin embargo, sabemos que es mucho más. Aprovechando que hoy se celebra el día del jubilado propongo algunas reflexiones sobre qué es ser jubilado en el 2016.
Hasta hace pocos años, la imagen de la ancianidad era sinónimo de quietud e inactividad. Era un espacio en blanco. Sin embargo, el aumento de la expectativa de vida y los avances científicos nos permiten vivir mucho más que los 60 años en los que la ley nos obliga a retirarnos de la actividad formal. y entonces? Qué hacemos? ¿Cómo enfrentamos el primer lunes en el que no suena el despertador?
En principio, debemos decir que porque uno deje de ir al trabajo todos los días, no cesa en su rol de amigo, de cónyuge, madre o abuelo. Es decir, seguimos siendo seres sociales y la vida en comunidad es fundamental para la salud física y psíquica. Entonces, ya que disponemos de tiempo, por qué no aprovecharlo en los afectos? Incluso, las nuevas tecnologías nos permiten estar más conectados con familiares y amigos que viven en otras partes del mundo.
Por otro lado, una persona de de 60 o 65 años tiene sus capacidades intactas pero con muchos años de experiencia y camino recorrido. Entonces, ¿Por qué no pensar en embarcarse en algún proyecto en esta nueva etapa? Puede ser un nuevo un emprendimiento, una carrera, la práctica de algún deporte o aprender a tocar ese instrumento que siempre nos llamó la atención pero pospusimos por falta de tiempo.
Sin olvidar que el Estado argentino está en deuda con sus jubilados, y que lejos está de garantizar una vejez plena, hay ciertas actitudes que deben salir de cada uno de nosotros porque se refieren a un cambio social, a la manera de entender y vivir la vejez.
En este 20 de septiembre quiero saludar en su día a cada jubilado y jubilada, y proponerles que entiendan esta etapa como un volver a empezar, pero sabiendo que corren con la ventaja de la sabiduría y experiencia que solo nos dan los años. Hagamos efectivo el derecho a ser felices y de lucir las canas con el orgullo de haber vivido y la esperanza de lo que vendrá.