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La gripe más oportuna: se enfermó el secretario de Derechos Humanos

Luego de las dudas del Presidente sobre la cantidad de desaparecidos, el titular del área, Claudio Avruj, guardó un sonoro silencio. “Venía arrastrando un resfrío”, justificaron sus voceros.

Hace siete meses, el secretario de Derechos Humanos de la Nación Claudio Avruj tuvo que atajar el primer penal sobre una interpretación íntima del presidente Mauricio Macri. Fue para reducir los daños públicos que disparó el ex ministro de Cultura de la Ciudad Darío Lopérfido. "No hubo 30 mil desaparecidos, se arregló ese número en una mesa cerrada", dijo el funcionario que designó Horacio Rodríguez Larreta y que hace poco tuvo que renunciar por el impacto de esa declaración.  En esa oportunidad, Avruj tuvo la manguera de bombero en las manos y desvinculó al gobierno de Cambiemos de las palabras de Lopérfido. “Es una opinión personal que no comparte el Gobierno nacional y podría decir que tampoco el Gobierno de la Ciudad", aclaró el secretario de Derechos Humanos y luego cerró para despejar dudas: "30000 es un número emblemático en la cultura argentina".

 

Siete meses después, el propio presidente Mauricio Macri  parafraseó a Lopérfido, pero sin mencionarlo. “No tengo idea” cuántos son, dijo el mandatario, “si 9 mil o 30.000”, remató. Pocas horas después del sincericidio presidencial el secretario Avruj se guardó en el silencio total. “Venía arrastrando un resfrío y hoy canceló su agenda y se fue al médico”, explicaron desde el área de prensa de la secretaría para justificar el silencio rotundo del funcionario.

 

El delicado estado de salud que este miércoles habría dejado a Avruj fuera de juego no coincide con el estado exultante que tuvo el mismo funcionario 48 horas antes, cuando anunció la desclasificación de nuevos archivos provenientes de los Estados Unidos, junto al vicecanciller Carlos Foradori y el embajador Leandro Despouy.

 

Por ahora no se sabe si Avruj coincide o no con la duda presidencial, pero fuentes de la Casa Rosada deslizaron que el secretario “no podía desautorizar al presidente, más allá de que piense o haya dicho”.

 

Quizás en esa explicación radica la súbita gripe de Avruj, aunque la licencia por enfermedad forma parte de las respuestas de manual que suelen esgrimir los funcionarios cuando tienen que afrontar lo inexplicable.

 

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