Pasaron pocos minutos de las 14 horas del jueves siete de julio y los cerca de 300 asistentes a la primera reunión de la Asamblea Representantes del Colegio Público de Abogados seguían esperando la presencia de los miembros de Gente de Derecho, la agrupación que de la mano de su líder, Jorge Rizzo, conducirá la institución dos años más. La espera culminó a las 15, justo cuando comenzó la tarde de furia del nuevo presidente: en una sesión escandalosa, protagonizó una discusión a los gritos con una ex empleada, invitó a pelear a un opositor y recibió reproches de sus colegas, que lo denuncian por fraude.
En esa jornada el flamante titular del CPACF pidió alterar el orden del día de la sesión para aprobar en primer término un paquete de medidas económicas (presupuesto, balance, aumento de la matrícula, entre otras) y luego la constitución de la nueva mesa directiva de la Asamblea de Representantes. En oportunidades anteriores, la reunión inicial de este cuerpo, que se da después de un período eleccionario, trata primero la renovación de autoridades para después avanzar con el temario acordado previamente, ya con la nueva mesa constituida.
Ante esta maniobra, toda la oposición a Gente de Derecho hirvió de furia, pero no por la modificación del orden del temario sino porque sostienen que Rizzo, en su calidad de presidente y ya habiendo asumido, no puede ejercer el cargo de titular de la Asamblea de Representantes, función que ostentó durante los dos años en que tuvo que delegar la titularidad de la institución de Avenida Corrientes a José Roberto López primero y más tarde a Eduardo Awad.
Bajo esa lógica, los jefes de bloque de las agrupaciones representadas en la Asamblea hablan de “fraude” y planean denunciar a Rizzo. Mientras algunos se inclinan en iniciar acciones por la “fraudulenta” sesión otros avanzarán para pedir la nulidad de la primera reunión de la Asamblea.
Lo que sucedió es que el oficialismo no tenía los votos para aprobar el presupuesto, el balance de la gestión anterior y el nuevo incremento de la matrícula, por eso Rizzo y su gente no bajaban al auditorio y, cuando el número de acreditaciones de asistentes garantizaba un empate, el ex empleado de la Magistratura porteña bajó a la sesión a sabiendas de que su voto sería clave para desempatar cualquier discusión.
Sin embargo, la oposición arguye que sus actos conllevan una incompatibilidad, porque no está permitido ser presidente y asambleísta del CPACF al mismo tiempo. En rigor, el reglamento sostiene eso, pero, haciendo uso de la picardía, Rizzo alteró el orden de los expedientes a tratar para que nunca se constituya la nueva conformación del directorio de la Asamblea y que pase por él la decisión final: que en este caso fue la de desempatar. Lo curioso es que su argumento y su estrategia revisten cierta desprolijidad: ante estos casos el CPACF imita las disposiciones de la Cámara de Diputados de la Nación, por lo que debía presidir el asambleísta de la antigua conducción de mayor edad. Esa persona debía votar a las nuevas autoridades para que estas comiencen con el temario del día. Como eso no sucedió, la oposición reclama anular esa sesión, la cual tilda de “trucha” y “fraudulenta”.
La sesión devino en un cúmulo de griteríos y acusaciones hasta que Rizzo rompió el silencio y se la agarró con una ex empleada del Colegio. “Esa mujer le robó un millón de pesos al Colegio. Se hizo un contrato a medida. Le robó al Colegio Público un millón de pesos y encima viene a hablar acá. Devolvé la plata”, le gritó enfurecido a Gabriela Nasser, ex trabajadora de la Asesoría Jurídica, que fue expulsada de la institución en 2006, apenas Gente de Derecho ingresaba al Colegio. El despido fue sin causa y, rápidamente, se lo calificó como “político”, porque Nasser milita en Cambio Pluralista, la agrupación radical de la cual es jefe de bloque en la Asamblea de Representantes.
Cuando pidió la palabra para explicitar la postura de Cambio Pluralista ante la maniobra del oficialismo del jueves pasado, Rizzo le devolvió con el calificativo de “ladrona”. “Ladrona. Andate”, soltó y luego comenzó a cantar, como si estuviese en la platea de Independiente, club del cual es fanático.
Esa discusión a los gritos puso de pie a la mitad de los presentes, que comenzaron cuestionar al presidente del Colegio, que seguía repitiendo “ladrona” ante cada intervención. En ese momento, un grupo de personas comenzaron a corear: “Rizzo basura, vos sos la dictadura”.
En paralelo, Juan Pablo Zanetta, de Cambio Pluralista, quiso defender a su colega y vio como la seguridad privada del edificio se le vino encima. Minutos antes recibió una invitación a pelear por parte del titular del CPACF. Tuvo que abandonar el recinto. Por la incómoda situación, según pudo saber este medio, Nasser analiza efectuar una demanda por violencia de género.
Zanetta no fue el único intimidado por la fuerzas de seguridad. La oposición contrató a una escribana para que constate las acreditaciones de los asambleístas. No pudo ser: se tuvo que retirar antes de que comience la sesión.
A la hora de votar, la oposición reclamó que se haga de manera nominal pero Rizzo desoyó el pedido y se hizo a mano alzada. Los cruces entre las agrupaciones políticas no reflejaron lo que se acordó el miércoles por la tarde, en la reunión de coordinación en la que se acordó en un esquema para que la asamblea no sea compleja y se haga de manera ágil y rápida.
Esa tarde Juan Sebastián De Stefano, en su calidad de vicepresidente saliente de la Asamblea de Representantes, tenía encaminado un acuerdo con la oposición que le costó horas. A poco de finalizar ese encuentro, Rizzo intervino y desautorizó al hombre de Daniel Angelici, el flamante vicepresidente segundo que le impuso al jefe de bloque de Gente de Derecho, el abogado Ricardo Vázquez, la sombra de Daniel Fábregas, también ligado a “el Tano”. Fue el tema de conversación preferido de los asambleístas durante la espera de 60 minutos hasta que se hizo presente Rizzo, quien ya tiene su primera controversia con el PRO, el aliado que dejó de esconder y le hizo ganar el Colegio una vez más.