"Esto se desbandó", dijo un miembro del equipo de la gobernadora cuando muchos vecinos de José C Paz y algunos dirigentes se agolparon en las puertas del hospital que estaban a punto de inaugurar junto al anfitrión, Mario Ishii. "Así son los actos peronistas", retrucó su interlocutor, tal vez un poco más experimentado en las caminatas por el interior del conurbano.
Con una sonrisa, que se volvía a dibujar cada vez que un paceño o un "compañero" se acercaba a saludarla, María Eugenia Vidal transitó todo la jornada en José C. Paz demostrando no solo comodidad sino también complacencia con el desarrollo del programa, que incluyó —en un clima festivo— la inauguración de dos hospitales de Emergencias Médicas, el recorrido por cada una de las instalaciones y el discurso de cierre de un acto en el que ella y un puñado de referentes macristas eran los únicos visitantes.
Es que la convocatoria estuvo marcada por la liturgia peronista, no sólo porque fue la excusa perfecta para una nueva foto entre los barones del conurbano que se agruparon de cara al rearmado del espacio, sino porque no faltaron colectivos, banderas, bombos y cánticos que en un momento se alzaron para intentar corregir la definición de «día bonaerense» lanzado por Vidal cuando se refirió a la jornada soleada de este viernes.
Como en una guerra de hinchadas, unas pocas camisetas amarillas se ubicaron frente al palco y alentaron con un "sí, se puede" cuando el intendente Ishii y Eduardo Duhalde advirtieron que acompañarían la gestión de la gobernadora pero sin cambiarse de vereda partidaria.
«No va a hacer declaraciones a la prensa», advirtieron desde el entorno de Vidal antes de que bajara de la camioneta y, fiel a su estilo, cumplió con rigor esa fría premisa.
No tuvo el mismo gesto ante la aparición de Duhalde, su esposa, Hilda "Chiche" González, y el sheriff de Ezeiza, Alejandro Granados, quienes sorprendieron a la delegación entrando por una puerta lateral del hospital. Hubo beso, palmada en la espalda y abrazo para la foto. La misma dinámica se repitió con el resto de la diligencia peronista.
Una vez en el palco, tras las presentaciones, los pedidos de silencio y el reclamo de agua y pañuelos descartables para hacer frente al calor, la palabra de la mandataria bonaerense fue antecedida por la de Ishii y el ex presidente provisional. Ambos no sólo halagaron la gestión provincial sino que aseguraron su respaldo desde su lugar en el justicialismo. Una aclaración que no los distancia de la administración de Cambiemoss, pero tampoco los aleja.
A su turno, Vidal agradeció la invitación y recordó la entrega de siete ambulancias para acompañar la obra del intendente paceño. Instó al trabajo conjunto y saludó a los vecinos ante la cercanía de los festejos navideños.
A tono con cualquier otro acto peronista, la partida del anfitrión y sus invitados especiales fue desordenada. Otra vez los dirigentes y la foto, el abrazo, el vecino y una cartita, el paso rápido para alejarse y el ruido de los bombos de fondo. Una postal a la que Vidal planea amoldarse, en su estrategia por ocupar bastiones peronistas.