Hace tiempo que Guido Lorenzino espera convertirse en el nuevo Defensor del Pueblo de la provincia de Buenos Aires. El ex diputado provincial había pasado de hombre de confianza de Daniel Scioli a operador político de Florencio Randazzo.
Su candidatura fue gestionada ante el Gobierno bonaerense por los intendentes del Grupo Esmeralda en las épocas en que este sector alentaba la vuelta al ruedo del ex ministro del Interior.
El acuerdo era ubicar al peronismo en la Defensoría a cambio de los votos para el presupuesto 2017 y, particularmente, para el capítulo referido al endeudamiento.
Pero la situación cambió a partir de propia jugada de Randazzo, quien pretendió apurar la unidad del peronismo y, a partir de allí, reclamar mayores espacios de poder al Gobierno.
Su “reconciliación” con La Cámpora descalabró los viejos acuerdos y dejó en evidencia la jugada de los Esmeralda.
Los camporistas pidieron entonces la Defensoría y reeditaron la candidatura de Fernanda Raverta, una ex diputada provincial y actual legisladora nacional que había sido tentada para ocupar el puesto en épocas de la pelea entre Scioli y el kirchnerismo.
La puja interna avivó al vidalismo, que entendió este conflicto como una nueva posibilidad de obtener los votos necesarios para aprobar el Presupuesto, teniendo en cuenta que sólo precisa del PJ dos voluntades en el Senado y siete en Diputados.
Aunque el oficialismo reinvindica el acuerdo con los Esmeralda, deja a la orden de esa interna la designación del nombre para la Defensoría.
La balanza, de todos modos, parecía este miércoles inclinarse hacia la candidatura del ex sciolista, aunque esto sería en un escenario de fractura inevitable entre el PJ y el kirchnerismo.