Aunque todavía no culminó, esta última semana de noviembre ya le quitó la sonrisa a buena parte del elenco de ministros que integran el Gabinete Económico: es que empezó a tambalear la alquimia administrativa que eligió el presidente de la Nación, Mauricio Macri, para desarmar y dividir las carteras de Economía, otrora en manos de Axel Kicillof (Hacienda y Finanzas), Julio Miguel De Vido (Planificación). Las atribuciones de política económica de esa dupla fueron repartidas entre varios de los funcionarios que, sin cumplir un año en la gestión, atraviesan uno de los momentos más críticos y tirantes desde su designación. “Una parte es fuego amigo y la otra son problemas propios”, reconoció un vocero que pasa sus días en el Palacio de Hacienda, mientras reconoce que la ofensiva del Frente Renovador para reformar el Impuesto a las Ganancias, y las críticas del ex ministro Roberto Lavagna contra la política económica de Cambiemos profundizaron los cruces internos en la mesa de seis ministros y las críticas contra el jefe de la cartera de Producción Francisco Cabrera y al titular de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay.
“Alfonso hace rato que se quiere ir, pero ahora también se queja del poco margen de acción que tiene para afrontar esta última etapa del año”, cuenta con preocupación la fuente, sin dejar de admitir que “el corsé” del ex Morgan depende del secretario de Coordinación Económica Mario Quintana, el ex titular de Farmacity que tiene en sus manos el control del hexágono que integran Guillermo Dietrich (Transporte), Jorge Triaca (Trabajo), Rogelio Frigerio (Interior y Obras Públicas) Ricardo Buryaile (Agroindustria), Cabrera (Producción) y Prat Gay. El cruce con el ministro de Hacienda va por dos vías: en primer lugar, Gabinete le recrimina los todavía ascendentes números de la inflación; y, por otra parte, fueron Peña y Quintana los que se encargaron de la redacción del proyecto de Ganancias. No intervino ni Prat Gay ni el titular de la AFIP, Alberto Abad, cuando otrora el propio Ricardo Echegaray era el que se encargaba de hasta el más mínimo detalle. Quintana es el más elogiado por los empresarios, uno de los que aglutina casi al ritmo de Frigerio.
EL EMPRESARIADO, EN DUDA Y PIDIENDO UN SOLO INTERLOCUTOR
Por su lado, Cabrera la pasó mal esta semana en el marco de la 22 Conferencia de la Unión Industrial Argentina (UIA). Lo escucharon con respeto, pero se quejaron de que no hay soluciones para una producción que está cayendo a niveles récord. Hubo una fuerte crítica al ingreso de importados y algunas enemistades manifiestas, como el choque con los laboratorios nacionales (CILFA) por la importación de patentes. “Es cierto que Cristina tenía que salir, había que cambiar, pero el año pasado a esta altura estaba trabajando cuatro turnos, y hoy a las 4 de la tarde estoy solo en la fábrica”, se quejó un industrial del interior en el marco de la esa reunión.
Hoy el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), dio a conocer los datos de la marcha de la economía, que se contrajo 3,7% interanual en septiembre, con una perspectiva negativa en todos los rubros. Una crisis que Macri les atribuye netamente a los equipos económicos.
En los pronósticos de Hacienda, y también en Interior, los consultados reconocen que “si hay repunte en el primer semestre (del 2017), no va a llegar al bolsillo, o va a impactar bastante poco”, dicen desde uno de los balcones que miran a la Casa Rosada. No es lo único que reconocen. También disparan, en nombre del Presidente, que están “muy decepcionados con los empresarios porque no han aportado nada”. La inquina oficial que destilan los escuderos presidenciales apunta especialmente a “los formadores de precios” y “a los empresarios que ajustaron sus precios hasta por las dudas”. El listado incluye a “todos los que habían prometido inversiones y no lo hicieron” y sólo excluye al sector agrario. “En el campo la realidad es otra y esa diferencia será parte del repunte que esperamos para el año que viene, porque la cosecha realmente será record y eso nos va a dar más aire, pero con eso no alcanza”, agregó un vocero de la Casa Rosada que conoce las rispideces del Gabinete Económico, pero las desdramatiza. La maniobra discursiva no alcanza para morigerar el impacto de las críticas de Lavagna que vaticinó un “colapso” para la política económica del gobierno. De hecho hoy el diario Clarín detalló que en una reunión privada con Macri, Lavagna le dijo lo mismo que dijo en público. Sin tener respuesta del presidente.
Lo cierto es que los empresarios, desde principios de año, vienen pidiendo por lo bajo un solo interlocutor en Economía, porque no saben quién es el que viabiliza los pedidos, más allá del buen diálogo que mantienen con casi todos. Tanta es la presión del establishment que en el Gobierno no descartan achicar el actual esquema de ministerios y secretarias. Por caso, se especula con que Industria y Agro se transformen en Agroindustria, y tengan un solo ministro, que no sería ni Cabrera ni Buryaile.
El problema que afronta el Gobierno es que no quiere mover reemplazos de ministros a menos de un año de asumir. Sí tiene en claro Macri que de tener que elegir sacrificar a alguien en Hacienda, ése sería Prat Gay. Para el presidente el ministro en las sombras es el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, quien sostiene la línea que prioriza el Ejecutivo, y quien hasta ahora se ha ocupado más del tema inflacionario.