“Para mí es un orgullo haberme comprometido a esto y haber cumplido”, bramó exultante el gobernador Daniel Scioli. Fue en el improvisado escenario que montaron sobre el diagonal 74, en las puertas de la comisaría Quinta de la ciudad de La Plata.
El año pasado, el mandatario, a pedido de organismos de Derechos Humanos y la sugerencia de la Justicia, había anunciado que esa dependencia policial, conocida por el horror vivido en la pasada dictadura cívico-militar, se convertiría en un Espacio de la Memoria.
En el acto estuvo presente Leonardo Fossati, nieto restituido, nacido en la maternidad clandestina que funcionaba en ese lugar.
También, estaban los respectivos titulares de Derechos Humanos de la Provincia, Guido Carlotto, y de Nación, Martín Fresnada, el vicegobernador, Gabriel Mariotto, y los intendentes, de Berisso, Enrique Slezak, de Ensenada, Mario Secco, y el local, Pablo Bruera.
Hubo además dos figuras destacadas. Una, Estela de Carlotto, que como Abuela de Plaza de Mayo fue la encargada del discurso más emotivo. También, se permitió un guiño electoral al candidato presidencial. “Todo lo que se haga en Buenos Aires es gracias al Gobernador”, afirmó en alusión a su política de Derechos Humanos. Y aclaró: “este no es un acto electoral, las Abuelas no hacemos política partidaria, pero cuando una gestión es maravillosa como esta las Abuelas tenemos que estar”. Además, remarcó que “este es un año electoral, así que al momento de votar sepamos que esto (por el evento) no debe olvidarse”.
Las palabras de Carlotto sirvieron para descomprimir la incomodidad que se sintió minutos antes. En el inicio del acto, un grupo de víctimas de la inundación del 2 de abril de 2013 en la ciudad, irrumpió con fuertes críticas y reclamos al Gobernador. Pero sus voces quedaron opacadas con el bombo de los festejantes de Scioli y un prudente cerco para evitar que avanzaran.
Quien además estaba, fue la madre de la Presidenta, la platense, Ofelia Wilhelm. La mujer, que durante el evento estuvo reposando en una silla, aceptó la foto con el Gobernador pero no quiso hacer declaraciones políticas.
Contó a Letra P, que allí, en las puertas de la comisaría, acribillaron a balazos a su cuñado, Osvaldo Fernández. El hermano de su marido tenía 25 años y hacía pocos meses se había casado. Ese 30 de enero de 1971 transitaba en su auto por el diagonal 74, junto a su mujer, cuando fue baleado por la policía sin ningún reparo. La versión oficial fue que no había acatado la voz en alto.
Respecto al futuro Espacio de la Memoria, por el momento la promesa de Scioli queda atada a los fondos del lugar, donde funcionaba el centro de tortura.
“Se inauguró el espacio que estaba ocupado por chatarra, motos, cosas abandonadas, lo despejamos”, aseguró el gobernador a este medio.
“La primera etapa es buscar el espacio, luego será desafectar la comisaría. Son etapas, lo antes posible que lo podamos hacer”, aseguró.