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Sin la presencia de la mayor parte de la oposición en el recinto y con varios cambios al dictamen de comisión, el kirchnerismo logró aprobar el proyecto de reforma de la ley de Inteligencia en el Senado. El viernes comenzará a tratarlo en Diputados.
Tal como había anticipado el miércoles el secretario de Inteligencia, Oscar Parrilli, durante su visita al bloque de senadores del Frente para la Victoria, el oficialismo introdujo varios cambios al dictamen de comisión de la semana pasada. Tras las críticas que recibió por parte del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), y del diputado provincial Marcelo Saín, ex interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria, el kirchnerismo decidió hacer modificaciones sustanciales al texto, que fueron explicadas por el jefe de la bancada oficialista, Miguel Ángel Pichetto, al cierre del debate.
Entre las modificaciones más importantes del texto quedó asentada la prohibición específica y sin excepciones para que los agentes de Inteligencia realicen tareas represivas o cumplan funciones policiales. “Tampoco podrán cumplir funciones de investigación criminal, salvo a requerimiento específico y fundado realizado por autoridad judicial competente en el marco de una causa concreta sometida a su jurisdicción”, agrega el proyecto. Así queda desterrada la posibilidad de que los agentes de Inteligencia actúen como “auxiliares” de jueces y fiscales, algo que, según los críticos de la ley, promueve “relaciones promiscuas” entre los dos sectores.
Otro tema fundamental es la reducción del plazo mínimo para la desclasificación de información, de 25 a 15 años – tal como sugería el CELS – y la habilitación a que terceras personas físicas o jurídicas que acrediten interés legítimo puedan peticionar el levantamiento del secreto. A diferencia de lo dicho en el dictamen, que disponía que la Agencia Federal de Inteligencia debía quedar constituida en un plazo de 90 días desde la sanción de la ley, el tiempo se extendió a los 120 días.
Por último, se modificó el principio general de las partidas presupuestarias de los organismos del Sistema de Inteligencia Nacional, pasando de ser “reservados” a “públicos”. “Solo podrán mantener carácter reservado los fondos que sean necesarios para labores de Inteligencia y que su publicidad pueda afectar el normal desarrollo de las mismas”, dice el nuevo texto.
A diferencia del resto de la oposición, una vez que el kirchnerismo consiguió el quórum necesario para comenzar la sesión, el bloque del Peronismo Federal bajó al recinto para participar del debate, que presidió el vicepresidente Amado Boudou, quien por primera vez desde su procesamiento no sufrió los ya clásicos pedidos de renuncia. “Se piensa que con una ley se va a tapar el magnicidio sufrido por todos los argentinos”, disparó la puntana Liliana Negre de Alonso, quien pidió un homenaje para Alberto Nisman al comienzo de la sesión. El oficialismo, a través de las palabras de Pichetto, se sumó a la iniciativa y todo el recinto hizo un minuto de silencio por la muerte del fiscal. El jefe de la bancada oficialista cuestionó a la Justicia por “la lentitud” con la investiga la causa del fallecimiento y manifestó su “solidaridad” con la familia del fiscal. “Por el bien del país, es fundamental conocer lo que pasó”, dijo Pichetto, que también desestimó las acusaciones de Nisman contra la Presidenta en su denuncia por encubrimiento.
“Esta ley cambia todo pero no cambia nada”, criticó Adolfo Rodríguez Saá, el primero opositor en diferenciarse de sus pares y anunciar que participaría del debate, aun para luego votar en contra. En su alocución Pichetto consideró “importante” la presencia del interbloque del Peronismo Federal en el recinto y cuestionó la ausencia del resto. El oficialismo aprobó la iniciativa con 38 votos a favor y 7 en contra.