El fenómeno de dejar un partido para sumarse a otro no es nuevo, pero en el último tramo de la campaña electoral para las presidenciales del 25 de octubre, el “mercado de pases” político está que arde. La deserción de las ex massistas Mónica López y Marcela “la Tigresa” Acuña, y su repentino apoyo al candidato del Frente para la Victoria, Daniel Scioli, es la expresión más visible de un algo cada vez más común.
Hubo casos resonantes que hicieron historia, como el del médico Eduardo Borocotó, que empezó en el justicialismo, pasó por el macrismo y volvió a recaer en el Frente para la Victoria en 2005. Otros casos siguen haciendo historia, como el de la ex militante de montoneros, ex cafierista, ex menemista, ex delarruista, ex Coalición Cívica y actual diputada del PRO, Patricia Bullrich. Pero los pases partidarios están a la orden del día y todo parece indicar que la clase política ya los ha tomado. Similares fueron las experiencias de Diego Kravetz y Gustavo Posse.
Pero en 2015 hubo dos grandes corrientes migratorias partidarias: la primera tuvo que ver con el cierre de listas para las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO), y la segunda, con la inminencia de las unos comicios en los que ganadores y perdedores van consolidando sus lugares en la tabla de posiciones.
Los intendentes justicialistas fueron los primeros en abandonar la aventura “renovadora” de Sergio Massa. Uno de los primeros fue el intendente de Escobar, Sandro Guzmán, quien en marzo anunció que se sumaba al Frente para la Victoria. A él le seguirían varios pesos pesados de la provincia de Buenos Aires.
Mayo fue un mes de grandes pérdidas para las filas del Frente Renovador. El Frente para la Victoria, en cambio, recibió con los brazos abiertos a Juanjo Álvarez, el primer peso pesado que abandonaba a Massa, luego de haberse puesto al frente de la campaña durante las elecciones legislativas de 2013. Humberto Zúccaro, intendente de Pilar, también se pasó al kirchnerismo.
El de Raúl Othacehé fue uno de los cambios más notables, no sólo porque se trató de un “Barón” del conurbano, sino porque había sido una de las incorporaciones más fuertes del Frente Renovador. Le siguieron José Eseverri, intendente de Olavarría; Gabriel Katopodis, intendente de San Martín, Jesús Cariglino y hasta uno de los fundadores del Frente Renovador, Darío Giustozzi. Todos pasaron de “la ancha avenida del medio” a la todavía más ancha vereda kirchnerista.
Recientemente, Eduardo Buzzi, ex precandidato a gobernador de Santa Fe por el frente UNA de Sergio Massa, sorprendió a propios y extraños al concurrir a la presentación del programa económico de Daniel Scioli en el teatro Ópera. Desde el conflicto por la resolución 125 en 2008, el entonces titular de la Federación Agraria quedó enfrentado de forma irreconciliable con el Frente para la Victoria. O eso parecía.
Otro que pegó el salgo en 2008 fue el actual candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires por el Frente Renovador, Felipe Solá. Como diputado, abandonó el bloque del Frente para la Victoria junto a otros seis legisladores. Un año antes, había encabezado la lista de diputados en la boleta de Cristina Fernández de Kirchner, cuando se consagró como presidenta por primera vez.
Faltan menos de 20 días para las elecciones generales del 25 de octubre, y el libro de pases todavía no está cerrado. El principal trabajo de los candidatos opositores ya no es crecer en las encuestas para achicar las distancias con sus competidores, sino contener a la propia tropa.