“La mayoría de los electores han votado no”, anunció la responsable de la oficina electoral, escocesa, quien aclaró que faltaba aún contar unos pocos votos de las Tierras Altas (Highlands).
Con los votos escrutados de 31 de las 32 circunscripciones, el NO a la independencia de Escocia ganaba con el 55,42% de los votos frente al 44,58% obtenido por los independentistas. Los unionistas habían logrado casi 400.000 votos más (1.914.187 versus 1.539.920).
Se trata de una diferencia superior a la que auguraban la mayoría de los sondeos, un extremo que confirma la tesis de “la mayoría silenciosa” contra la independencia que esgrimían los unionistas frente al fervor de la campaña independentista.
“Ha llegado la hora para nuestro Reino Unido de unirse e ir hacia adelante”, dijo el primer ministro británico David Cameron en un discurso a la nación.
“El debate ha quedado zanjado, por una generación y quizás, como dijo Alex Salmond, por toda una vida”, agregó.
Cameron defendió la decisión de conceder a Escocia la posibilidad del referéndum porque el Partido Nacional Escocés ganó las elecciones de 2011 con mayoría absoluta y la independencia en su programa. “Amo al Reino Unido, pero también a la democracia”, dijo Cameron.
Poco antes, Alex Salmond, jefe del gobierno regional, líder de los independentistas y del SNP, reconoció su derrota.
“Es importante decir que nuestro referéndum fue un proceso pactado y consentido, y Escocia ha decidido por mayoría que en este momento no va a ser un país independiente”, dijo Salmond ante sus simpatizantes en Edimburgo.
El campo del “Sí” lo había encomendado todo a una amplia victoria en Glasgow pero el margen fue de 54,5% a 46,5%. La participación en la capital industrial fue del 75%, nueve puntos menos que la media (84%).
El primer ministro británico también dijo en su página oficial de Twitter: “He hablado con Alistair Darling (jefe de la campaña del NO) y le he felicitado por la buena campaña”.
En total, 4,3 millones de electores mayores de 16 años, incluidos extranjeros residentes en Escocia, se registraron para votar (de una población de 5,3 millones).
El debate sobre poner punto final o no a 307 años de historia común levantó pasiones.
Escocia ha cambiado una decena de veces de estatuto en 1.400 años de turbulenta historia, pero en esta ocasión, el ejercicio democrático ha obligado a una imponente operación logística, con la instalación de 2.600 colegios electorales dispersos por un territorio que representa un tercio del Reino Unido.
El triunfo de la independencia hubiera avivado reivindicaciones similares en regiones europeas como Cataluña, que ha convocado un referéndum para el 9 de noviembre considerado inconstitucional por el gobierno central, Flandes, el País Vasco o el Veneto.
Edimburgo ha sido esta semana la capital de los movimientos separatistas del mundo, y la abundancia de banderas de otros lugares por el casco antiguo era notable, en particular las de los independentistas catalanes.