Política

Juicio Once: el accionar de la Clínica Fitz Roy en el centro de los cuestionamientos

Letra P.- En la audiencia 32° del juicio de Once declararon hoy 3 testigos cuyos relatos volvieron a mostrar datos inconsistentes sobre la historia clínica del motorman. Declaraciones contradictorias entre las médicas que atendieron a Córdoba en la Clínica Fitz Roy y sospechas de encubrimiento.

La primera testigo en declarar hoy ante el TOF 2 fue Miriam Cobos, médica neurocirujana que atendió a Marcos Córdoba en la clínica Fitz Roy. Para cuando ella llegó recordó que “ya estaban otros médicos, estaban el doctor Pozo, la doctora Marinesco y otros dos médicos de guardia que no recuerdo quiénes eran”, dijo Cobos.

 

Las primeras preguntas fueron de los abogados defensores. La cuestionada historia clínica de la Fitz Roy se hizo presente, y le fue exhibida a Cobos a los fines de constatar que los datos que allí figuraban, eran los reales.

 

Lo primero en llamar la atención de algunas defensas fue que la evolución de la doctora Cobos estaba registrada a las 19.53hs. Este horario contrastaba con la declaración de la neurocirujana que dijo que vio al motorman cerca del mediodía. Ante este cuestionamiento la médica se escudó en que siempre realiza las evoluciones sobre el final de la jornada y que cualquier información de relevancia se la informa a los médicos de la terapia intensiva oralmente.

 

Lo cierto es que quedó en evidencia la falta de rigurosidad en los métodos utilizados por la Clínica Fitz Roy para realizar estudios y asentar informes en la historia clínica. Esto motivo que en la audiencia sobrevuelen sospechas de que hubo cierto grado de encubrimiento de la clínica favoreciendo el accionar del gremio La Fraternidad (donde está afiliado el motorman y su padrastro).

 

Cobos examinó a Córdoba por unos treinta minutos y lo transcribió en un informe: “traumatismo encéfalo craneano con dudosa pérdida de conocimiento, severos golpes en la cara y lesiones en los miembros inferiores”, recordó la médica. Luego el tribunal le agregó por lectura que en su informe también había descripto escoriaciones en los brazos.

 

“No lo puedo recordar”, dijo Cobos, “si no los recuerdo es porque no me deben haber llamado la atención, debieron ser menores.” Ante esto el fiscal Fernando Arrigo le preguntó si esas heridas en la cara coincidían con la cinemática del accidente. “Sí coincidían” respondió dando a entender que no hubo una conducta defensiva de Córdoba, algo instintivo en una persona que está atenta al momento de un choque.

 

Por otro lado, la declaración de la testigo también fue cuestionada duramente por todos los abogados defensores y al retirarse el abogado de Juan Pablo Schiavi, Jorge Sandro solicitó un careo entre la Dra. Cobos y la Dra. Marinesco por “las evidentes contradicciones que se presentan entre las dos declaraciones”.

 

Según había declarado Marinesco audiencias atrás, cuando Córdoba llegó a la Clínica Fitz Roy se encontraba “estuporoso” y “logró recobrar la conciencia sobre el accidente un día después”. Eso no coincidió con lo que dijo Cobos al en su declaración cuando explicó que el paciente fue examinado con la Escala de Glasgow (método para determinar la conciencia del paciente), y dio como resultado 15/15. “Sabía todo lo que hacía y lo que le pasaba en ese momento”, recordó la neurocirujana.

 

Flavia Vidal, médica forense, fue la segunda testigo de la jornada. Vidal fue una de las encargadas de realizar el informe médico para el juez de instrucción Claudio Bonadío. Su declaración derivó en los primeros exámenes que se le realizaron a Córdoba.

 

Con el testimonio de Vidal se volvió a introducir la hipótesis de un cuadro de hipotiroidismo que pudiera haber derivado en un “sueño blanco” o “somnolencia”. Durante el interrogatorio las idas y vueltas por los valores de la hormona T4 se tradujeron en las conclusiones del informe mismo. Otros médicos del Cuerpo Médico Forense de la Corte Suprema de Justicia que elaboraron el informe junto a Vidal lo firmaron en disidencia solicitando más estudios para constatar esa afección que fueron denegados por el juez Claudio Bonadio.

 

El informe forense también expuso datos que sobre una alteración hepática y en la sangre del maquinista. Las defensas llamaron la atención sobre esto y preguntaron si podía ser producto del consumo previo de alcohol, aunque esa información no pudo ser afirmada ni negada por la médica forense dijo que es un síntoma característico de la ingesta alcohólica.

 

La última testigo en declarar, Mónica Errani, fue la psicóloga del cuerpo médico forense que entrevistó al maquinista. Su declaración rondó en detalles sobre los diferentes test que realizó. Los mismos concluyeron que Córdoba “no tenia patologías mentales de carácter crónico post ni antes del accidente”.

 

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