Se reanudó hoy en los tribunales de comodoro Py el juicio oral y público que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 2, integrado por los jueces Rodrigo Giménez Uriburu, Jorge Alberto Tassara y Jorge Luciano Gorini, por el choque del tren en la estación Once ocurrido el 22 de febrero de 2012.
La audiencia de hoy comenzó cerca de las 11 horas con el testimonio del testigo Carlos María Gandini, bioquímico del laboratorio Rapela contratado por la Clínica Fitz Roy al momento del accidente. Luego de un cuarto intermedio que se extendió por 60 minutos fue el turno del testigo Carlos Fabián Reyes, representante en Argentina de la firma Abott proveedora del instrumento con el cual se realizó el estudio de alcoholemia al motorman. En último término declaró el testigo Mario Pozo, coordinador de la Unidad de Terapia Intensiva de la Clínica Fitz Roy donde estuvo internado Córdoba.
El bioquímico Gandini, que fue el único testigo en declarar tres veces en la instrucción de la causa ante el juez Claudio Bonadío, sostuvo ante el TOF que según su interpretación el resultado de la medición de alcohol en sangre realizado a Córdoba cuyo resultado fue de 13 mg-dl debería interpretarse como igual a cero por estar por debajo de la sensibilidad del aparato con el cual se realizó la medición.
Sin embargo, al término de la declaración de Gandini, cuando fue el turno de declarar ante el tribunal del Dr. Carlos Fabián Reyes este sostuvo que el resultado de 13 mg-dl debe interpretarse como alcohol en sangre ya que el aparato de Abbott no mide alcohol en sangre por debajo del umbral de 13 mg-dl, es decir de cero a 12.99 mg-dl. De tal manera para el representante de la firma Abbott el motorman al momento de tomarle la muestra presentaba signos de alcohol en sangre.
Asimismo, Reyes manifestó que el laboratorio Rapela se apartó del protocolo recomendado por el fabricante (Abbott) al momento de hacer el análisis de alcoholemia.
Según dejó trascender un allegado a los abogados defensores, el “testimonio del Sr. Reyes es muy importante porque pone al descubierto la interpretación capciosa del juez instructor al momento de cerrar la discusión sobre este tema”.
Más allá de esta discusión, hay quienes indican que hubo irregularidades en los procedimientos médicos para saber si Córdoba estaba o no alcoholizado. Por ejemplo, la defensa de Juan Pablo Schiavi planteó oportunamente interrogantes acerca de la informalidad de las muestras. Está probada la ruptura de la cadena de custodia para asegurar el traslado de los exámenes a los laboratorios correspondientes.
Por ese motivo se pidió el juicio al juez de la instrucción de esta causa, Claudio Bonadío. Según consideraron los abogados del ex secretario de Transporte, Bonadío debió pedir expresamente que se protegiera un material clave para conocer el estado de salud de quien conducía el tren chapa 16 al momento del siniestro.
En último término declaró el Dr. Mario Pozo, quien reveló que hubo visitas a Córdoba durante su internación que violaron la orden de incomunicación o que esa orden fue impuesta tardíamente por alguna razón por el juez Bonadío. Asimismo, Pozo manifestó que Córdoba no presentaba lesiones defensivas (lo cual indicaría que el motorman no estaría “alerta” al momento del choque).
En los pasillos de Comodoro Py alguien susurró que las demoras en los análisis tenían similitudes con lo acontecido en el caso del boxeador Rodrigo “la hiena” Barrios. En aquélla oportunidad Barrios huyó luego de haber atropellado a una mujer y se entregó seis horas después, cuando su cuerpo ya no presentaba los supuestos niveles de alcohol o alguna otra sustancia que tendría al momento del accidente.
La extracción de sangre de Córdoba fue a las 14 horas del 22 de febrero de 2012 (el choque se produjo a las 8.32 horas). El médico legista encargado de la tarea fue Pablo Farina, testigo al que en su momento se le hizo mirar la foja 936, donde consta que el sobre en el que se encontraba el resultado del análisis estaba abierto. Farina aclaró ante el TOF que él le entregó el material al policía que cuida al paciente y que a partir de ese instante se desligó del asunto sin saber cómo sigue el proceso y la custodia del sobre con la muestra.
Otro dato relevante que llamó la atención a los jueces del TOF 2 fue el suero que Córdoba recibió por vía endovenosa. Según contestaron los dos médicos que declararon en la audiencia, de ese modo se puede diluir cualquier sustancia.
Más allá de si Córdoba estuvo o no alcoholizado, los atenuantes y las denuncias de irregularidades ponen en duda la veracidad de los resultados. Al menos en los términos de contar con pruebas fehacientes para probar el estado en que se encontraba el motorman cuando se produjo el accidente que le costó la vida a 51 personas.
Por el accidente de Once son juzgadas 29 personas, entre ellas el motorman Marcos Antonio Córdoba, los ex secretarios de Transporte de la Nación Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, el ex interventor de la CNRT Eduardo Sícaro y los directivos del grupo empresario que tenía la concesión del ferrocarril Sarmiento.