El coordinador de la ONU para el Ébola, el doctor inglés David Nabarro, anunció que esta semana visitará ambos países africanos y los otros dos afectados, Guinea y Nigeria, con la intención de movilizar los 7.500 “cascos azules” en Liberia para luchar contra la enfermedad.
Sirleaf deploró que a pesar de los esfuerzos en aumento y la adopción de medidas cada vez más draconianas, hasta ahora no se haya podido “dominar la enfermedad debido a una negación persistente, a prácticas funerarias tradicionales y al no respeto de indicaciones del personal sanitario y de las advertencias del Gobierno”.
La presidenta anunció asimismo la cuarentena del barrio de West Point, periferia de Monrovia, donde unos jóvenes atacaron un centro de aislamiento del que se llevaron objetos potencialmente contaminados y provocaron la fuga de 17 enfermos, hallados más tarde, y de un barrio de Kakata, al sur de la capital.
Desde el inicio de la epidemia en marzo pasado, esta fiebre hemorrágica ha causado 1.229 muertes (casos confirmados, sospechosos o probables), según el último balance de la OMS, el 16 de agosto: 466 en Liberia, 394 en Guinea, 365 en Sierra Leona y cuatro en Nigeria.
Una quinta persona falleció en Nigeria, un médico que atendió al primer enfermo de Ébola en ese país, un pasajero llegado de Liberia, anunció el ministro de Sanidad, Onyebuchi Chukwu.