Mónica López volvió a sus andadas. Alejada de los primeros planos políticos, en los que apenas transitó en el denarvaísmo, regresó con otro intento que expone su bronca y rencor con las autoridades de la provincia de Buenos Aires.
Luego de que la gestión de AUBASA trabajara en contra de las pintadas, la Diputada, quien utilizó el único espacio posible para exponerse, se enfureció y decidió volcar todo el resentimiento en una acción jurídica.
Cuando se anunció que las tarifas cambiaría, presentó un recurso de amparo ante la Justicia provincial para intentar frenar el aumento en las tarifas de peaje en la Autopista La Plata–Buenos Aires. “Los aumentos sucesivos que se han aplicado en los peajes fueron siempre con la misma excusa: obras en la autovía que no se realizaron nunca”.
El enojo por quedarse sin la posibilidad de exponerse en un arteria clave, que une a Capital Federal y a la principal ciudad bonaerense, llegó al extremo cuando sus propios compañeros de Frente Renovador comenzaron a ejercer presión para aislarla y provocó a Alberto Roberti, que salió enardecido en un momento que los temblores se sintieron en el Frente Renovador.
Por su rol ínfimo como legisladora, lejos de mantener un armado territorial con fuerza como los de otros massistas que pueden mostrar gestión como Gustavo Posse, Darío Giustozzi o hasta el polémico Jesús Cariglino, no le quedó otra alternativa que desembolsar para tener en su lugar.
La noticia que hizo circular para recordarles que su fastidio no desaparece como el futuro que intenta alcanzar, aunque las posibilidades se esfuman como las pintadas que la candidateaban.